5 junio, 2010Respondiendo a informaciones enviadas a él por la FITIM y la UITA, el representante especial de la ONU sobre Empresas y Derechos Humanos, pide la asistencia de la OIT para entender mejor las repercusiones del trabajo precario sobre los derechos humanos.
GINEBRA: El 3 de junio, en un acto paralelo a la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) en Ginebra, organizado por el Subcomité sobre Empresas Multinacionales de la OIT, el representante especial de la ONU sobre Empresas y Derechos Humanos, John Ruggie, discutió las implicaciones que tiene para la OIT su principio de "Protección, Respeto y Remedio", que es un marco destinado a reducir las violaciones de derechos humanos por empresas transnacionales. Dirigiéndose a más de 200 representantes de gobiernos, empleadores y trabajadores, y a miembros del personal de la OIT, Ruggie dijo que la cuestión del trabajo precario había sido planteada en sus consultas con partes interesadas y también en documentos sometidos por organizaciones de trabajadores, refiriéndose a las peticiones presentadas por la FITIM y la UITA. Agregó, sin embargo, que carecía de las aptitudes especiales necesarias para abordar el problema, y pidió a la OIT que le prestara asesoramiento sobre la forma de tratar la cuestión.
Respondiendo a las anotaciones de Ruggie, el portavoz de los empleadores declaró que el empleo precario no era una cuestión de derechos humanos, y que Ruggie no debería considerarlo en su trabajo. Hablando en nombre de los trabajadores, Sam Gurney, de la TUC británica, hizo hincapié en la importancia que tiene para Ruggie incluir en su trabajo la consideración del efecto adverso que tiene el empleo precario sobre los derechos humanos, y le dijo que los sindicatos están dispuestos a ayudarlo en ese trabajo. También explicó que las cadenas de suministro cada vez más complejas y opacas impiden efectivamente que los trabajadores logren remedios, ya que es difícil determinar en qué entidad se debe buscar el remedio.
La FITIM, junto con otras federaciones sindicales internacionales, ha venido instando desde hace un tiempo a la OIT a emprender acciones concretas para abordar las múltiples circunstancias en que a los trabajadores precarios se les niega el derecho efectivo de sindicarse y negociar colectivamente. El empeño que John Ruggie ha manifestado en examinar el empleo precario, en el contexto de la responsabilidad que tienen las empresas transnacionales de respetar los derechos humanos, es un paso adelante. También fortalece la exigencia de que la OIT dedique más atención y recursos a la protección de los derechos de los trabajadores precarios.
Respondiendo a las anotaciones de Ruggie, el portavoz de los empleadores declaró que el empleo precario no era una cuestión de derechos humanos, y que Ruggie no debería considerarlo en su trabajo. Hablando en nombre de los trabajadores, Sam Gurney, de la TUC británica, hizo hincapié en la importancia que tiene para Ruggie incluir en su trabajo la consideración del efecto adverso que tiene el empleo precario sobre los derechos humanos, y le dijo que los sindicatos están dispuestos a ayudarlo en ese trabajo. También explicó que las cadenas de suministro cada vez más complejas y opacas impiden efectivamente que los trabajadores logren remedios, ya que es difícil determinar en qué entidad se debe buscar el remedio.
La FITIM, junto con otras federaciones sindicales internacionales, ha venido instando desde hace un tiempo a la OIT a emprender acciones concretas para abordar las múltiples circunstancias en que a los trabajadores precarios se les niega el derecho efectivo de sindicarse y negociar colectivamente. El empeño que John Ruggie ha manifestado en examinar el empleo precario, en el contexto de la responsabilidad que tienen las empresas transnacionales de respetar los derechos humanos, es un paso adelante. También fortalece la exigencia de que la OIT dedique más atención y recursos a la protección de los derechos de los trabajadores precarios.