26 marzo, 2012Las autoridades kirguisas se han apresurado a adoptar el nuevo Código de Trabajo degradado sin consultar debidamente con los agentes sociales. La FITIM y la ICEM envían una carta de protesta al primer ministro de Kirguistán.
KIRGUISTAN: El Gobierno kirguiso se apresura a adoptar el nuevo Código de Trabajo degradado sin consultar debidamente con los agentes sociales. Esta iniciativa fue objeto de vivas críticas de los sindicatos nacionales, entre ellos los afiliados a la FITIM y a la Federación Internacional de Trabajadores de la Química, Energía, Minas e Industrias Diversas (ICEM), así como de la comunidad sindical internacional. La FITIM y la ICEM enviaron una carta de protesta al primer ministro de Kirguistán.
El 20 de febrero se creó un grupo gubernamental especial con el fin de elaborar un nuevo Código de Trabajo en Kirguistán. Pocas semanas después, el 9 de marzo, el nuevo Código se presentó al público en general. El Gobierno tiene previsto tomar una decisión sobre el nuevo Código el 23 de marzo, a pesar de las leyes que requieren la presentación de esos proyectos de ley para discusión pública durante un mes como mínimo.
El nuevo Código de Trabajo contiene 134 artículos, en tanto que el existente tiene 446. Si se adopta el nuevo Código se debilitará la posición de los trabajadores en las relaciones laborales. En el nuevo Código no hay artículos sobre los derechos y obligaciones de las partes, el concepto y los principios de asociación social, salud y seguridad, ni protección de varios grupos especiales de trabajadores. Tampoco hay garantías para los sindicatos.
En la carta al primer ministro de Kirguistán, la FITIM y la ICEM señalan que el nuevo Código de Trabajo se parece mucho al adoptado en Georgia en 2006. El nuevo Código de Trabajo de Georgia contiene también muy pocas garantías y protecciones. Los sindicatos se opusieron a él y ha sido criticado por la OIT.
"La experiencia en la desregulación de las relaciones trabajo a escala mundial muestra que las tentativas para atraer inversiones extranjera a costa de reducir los derechos laborales y sindicales no conduce nunca a la prosperidad de los países pobres. Esas tentativas únicamente preservan la pobreza y a una mayor indigencia de los trabajadores sin derechos y de la sociedad en su conjunto", dice la carta.