21 abril, 2020La presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores de Chile (CUT), Bárbara Figueroa, recibió el Premio Internacional Arthur Svensson de Derechos Sindicales. Se otorga anualmente a una persona u organización que trabaja para promover los derechos profesionales y fortalecer la organización sindical en el mundo.
Créditos de la foto: CUT Chile
1) Recientemente recibiste el Premio Internacional Arthur Svensson de Derechos Sindicales, en reconocimiento a tu compromiso con la lucha por la justicia social. ¿Cómo fue el proceso desde que te enteraste de la nominación hasta que te dijeron que resultaste ganadora?
El primer reconocimiento es a quienes creyeron en mi postulación, considerando que soy una dirigente sindical sin una trayectoria larga. Tanto en la región como en mi país hay dirigentes con más tiempo en la actividad sindical, quienes tendrían más que merecido un premio como este.
Entonces, el primer reconocimiento es al secretario general adjunto de la Confederación Sindical Internacional (CSI), Víctor Báez, quién consideró importante nominarme para este reconocimiento, por ser una dirigente sindical joven y la primer mujer presidenta de una central sindical de América Latina, particularmente en Chile.
Cuando supe que me votaron de manera unánime, lo entendí como un reconocimiento que trasciende a la persona. Me siento muy orgullosa por el premio, pero también asumo que es un reflejo del trabajo colectivo de la institución CUT y del rol que jugó históricamente. Es también un orgullo llevarle esta alegría a los trabajadores.
Desde que nos notificaron sobre la postulación, hasta que llegó el comunicado oficial del reconocimiento, transcurrió en paralelo la pandemia del COVID-19. Nos enfrentamos a una situación compleja que desafía al mundo de los trabajadores/as. La pandemia nos desafía también como actores sindicales ya que implicará cambios en el mundo del trabajo.
2) El comité del Premio manifestó que desea que el reconocimiento de este año contribuya a una mayor conciencia de la situación en Chile, y sea ayude a fortalecer la lucha de los sindicatos por los derechos de los trabajadores en el país. ¿Crees que efectivamente contribuirá?
Nosotros esperamos que si. Creemos que este reconocimiento tiene un gran valor, que es hacer un pronunciamiento sobre la situación que estamos atravesando en el país. Hoy en día todos los trabajadores del mundo enfrentamos la pandemia, pero especialmente Chile viene de un proceso particular.
Desde el estallido social del 18 de octubre, se pusieron en tensión todos los postulados tradicionales: el modelo de desarrollo que teníamos, la mirada sesgada respecto al rol que tienen que jugar los actores sociales y la mirada despectiva al movimiento sindical. Es decir, todo lo que prima en países como el nuestro, y donde tanto la ofensiva del modelo como la tensión con el gran capital son muy fuertes.
Sin duda, lograr este reconocimiento permite cuestionar todo aquello. Porque no solo está la mirada de los actores del país, sino que existe una mirada crítica internacional respecto a cómo debe ser entendida la relación con el movimiento sindical y de la importancia de darle valor. Nosotros esperamos que eso efectivamente se recoja.
Desafortunadamente, eso no ocurrió hasta ahora. En el marco de la pandemia, el Poder Ejecutivo y el Gobierno dieron una respuesta muy lamentable, porque estuvo muy por fuera del marco del diálogo social y de la respuesta que dieron otros países para enfrentar mejor la crisis.
Entendemos que es un reconocimiento al rol del sindicalismo. En tiempos actuales, donde existe una crisis sanitaria, probablemente sea uno de los grandes temas que se van a instalar en el debate mundial. En ese sentido, esperamos que Chile nos sea ajeno al debate.
3) El Comité también destacó que la CUT, a través de una combinación de movilizaciones masivas y negociaciones, logró aumentar el salario mínimo y reducir la semana laboral, a pesar de la gran resistencia política. ¿Esta clase de victorias te hacen reforzar tu vocación y tu compromiso con los derechos laborales y el sindicalismo?
No cabe duda. Para quienes abrazamos la causa del sindicalismo entendemos que no es un tránsito. Vivimos gran parte de nuestro ciclo vital en el mundo del trabajo. Por lo tanto, este es un compromiso que trasciende con creces un rol de dirigencia.
Este tipo de reconocimientos nos permite priorizar en las agendas nacionales que, el avanzar en más y mejor democracia, vaya de la mano con las relaciones laborales que esperamos que existan en nuestros países.
Si uno quiere sociedades democráticas, de justicia e igualdad, inevitablemente hay que mirar al mundo de trabajo. Unos lo podrán hacer como dirigentes y otros cumpliendo un rol secundario. Pero el compromiso y la mirada respecto a la importancia vital que tienen las relaciones laborales democráticas, es un tema muy relevante. Es parte de nuestros desafíos e implica la propia revisión de nuestras instituciones.
Las instituciones somos cada vez más participativas y más democráticas. Como movimiento sindical tenemos la oportunidad de proyectar, a través de nuestras propias normas, cómo pensamos las sociedades del futuro. Esto en un contexto en Chile donde tenemos todo en contra, donde tenemos autoridades comprometidos con el gran capital. Igualmente, no significa que la sociedad duerma, sino que todo lo contrario: despertó y levantó bandera.
Tenemos una tarea muy significativa de seguir relevando y posicionando en cada espacio la importancia del debate sindical. La redistribución de la riqueza y del poder en las relaciones laborales resultan vitales si queremos construir sociedades de mayor justicia e igualdad. Eso tiene que ser en complemento con todas las demandas de los movimientos que han surgido (como el feminista): tiene que ser a la par.
Para quienes somos sindicalistas creemos que gran parte de la deuda de nuestros países como los nuestros (que no han logrado transitar hacia una democracia plena) pasa precisamente por la mirada peyorativa que han tenido de este punto, de cómo entender las relaciones laborales en el beneficio de una sana y plena democracia.
4) Los responsables de otorgar el premio destacan que eres la única mujer líder de una central sindical en la región. Creen que puedes allanar el camino para nuevas líderes femeninas, en una cultura dominada por hombres, así como también fortalecer el apoyo a los sindicatos entre las mujeres de la región. ¿Te parece que esto es así?
Nosotros esperamos que, efectivamente, premios como este también nos permitan reconocer que en el mundo del trabajo existen desigualdades inter-trabajador. En el fondo es reconocer que hombres y mujeres no estamos en igualdad de condiciones cuando nos incorporamos al mundo de trabajo.
Uno esperaría que parte del debate que hagamos en el movimiento sindical nos permita también visibilizar de mejor forma estas desigualdades inter-trabajador, porque muchas veces son las que marcan un punto de inflexión para construir un sindicalismo más acorde a los tiempos.
Si vemos los datos en Chile, hay muchas mujeres en roles de dirigencia sindical; pero con ello no basta. Necesitamos también que la incorporación de las mujeres al mundo de trabajo y a la dirigencia sindical no sea únicamente un reconocimiento de género. Por sobre todas las cosas, debe ser un reconocimiento a las desigualdades inter-trabajador, el cual tiene que ser parte permanente de nuestra agenda, así como la incorporación de los jóvenes.
El hecho de que un reconocimiento internacional destaque que seamos mujeres a la cabeza de las instituciones, nos tiene que ayudar a repensar nuestras propias estructuras e instituciones. Porque no son los mismos tiempos: los desafíos son distintos, nuestras urgencias son diversas. Creo que esto ayuda, y esperamos que siga contribuyendo este esfuerzo que venimos desarrollando en la CUT.
Por suerte, antes de que llegara una mujer a su presidencia, este era un camino que la CUT ya estaba comenzado a recorrer. De todos modos, siempre va a ser más desafiante, sobretodo cuando la cabeza de la institución está representada por una mujer.
Hoy en día tenemos cuota de género, fuimos la primera central en establecer un 30% de representación de mujeres en todas las estructuras de dirección, incluso antes de la ley de reforma laboral que nos rige y que nos mandata un tercio de representación femenina. Hemos ido dando pasos, pero aún hay largo camino por recorrer.