24 enero, 2010Los trabajadores emprenden la acción para tratar de asegurar los puestos de trabajo, después de haber anunciado GM el cierre de la planta de Opel en Amberes, Bélgica
BÉLGICA: El 21 de enero de 2010, la dirección de Opel en Europa anunció su intención de reducir su producción en la planta situada en el puerto de Amberes.
Para los sindicatos belgas esto es un "disparo en la nuca" de los 2.600 trabajadores empleados en esa planta, y una "bofetada" a los miles de trabajadores de la cadena de suministro en empresas como Johnson Controls, Plastic Omniun, Continental y Belplas.
"La industria, y la del automóvil en particular, no necesita ser tratada con tal arrogancia por la actual dirección de GM. Despojar del derecho de recibir un ingreso a miles de trabajadores en una forma tan repugnante, especialmente después de todos sus esfuerzos y empeños de años por producir una excelente calidad, es sencillamente un crimen", dijo Guido Nelissen, asesor económico de la federación sindical belga ACV-CSC METEA.
Después de haber decidido suprimir paulatinamente la producción del Opel Astra, GM firmó un acuerdo con los sindicatos para reemplazar el Astra por dos modelos deportivos prácticos en la planta de Amberes. La empresa violó brutalmente ese acuerdo escrito. Para los sindicatos de Bélgica, la decisión de GM obedece a consideraciones meramente políticas que carecen enteramente de base económica.
El 23 de septiembre de 2009, todos los sindicatos locales y europeos anunciaron que no aceptarían el cierre de ninguna planta ni los despidos impuestos, y que contaban con una justa distribución de la producción existente.
Una vez que GM suspendió sus negociaciones ya avanzadas con Canadian Magna sobre la absorción de Opel, anunció el despido de 8.300 trabajadores de sus plantas europeas. Además de Bélgica, GM tiene plantas en el Reino Unido, España, Suecia, Alemania, Polonia, Austria y Hungría. Pero los representantes de los trabajadores nunca han tenido oportunidad de ver un verdadero plan para el futuro de Opel Europa. Así, el cierre anunciado de Opel Amberes es considerado como un paso en un plan --oculto- de reestructuración europea de grandes proporciones.
Anteriormente, Saab, la subsidiaria sueca de GM, presentó una solicitud de protección por quiebra. Tras negociaciones fallidas con inversionistas como Koeningsegg y Spyker, el futuro de los 3.400 trabajadores en Trollhättan sigue muy incierto.
Los sindicatos belgas ya han iniciado un bloqueo espontáneo de los estacionamientos de su planta, de forma que ningún vehículo nuevo puede salir de la fábrica. Ese recurso de lucha debería contribuir a aumentar la presión sobre la dirección de la empresa, con el fin de asegurar un futuro industrial para instalaciones altamente productivas. Además se están preparando otras acciones.
Según la llamada "Ley Renault", aprobada por el Parlamento de Bélgica después del cierre de la planta de Renault Vilvoorde en 1997, la dirección de la empresa sólo puede decidir despidos una vez que haya respetado un período de información y consulta, que permita a los representantes de los trabajadores presentar alternativas a los despidos propuestos. Los sindicatos belgas harán pleno uso de esa posibilidad para persuadir a GM de mantener la producción en Amberes.
El jueves, 26 de enero de 2010, se celebrará en las instalaciones de Amberes una reunión de solidaridad, y el viernes, 27 de enero, los sindicatos belgas convocarán en Bruselas una marcha nacional a favor de los puestos de trabajo.
Para los sindicatos belgas esto es un "disparo en la nuca" de los 2.600 trabajadores empleados en esa planta, y una "bofetada" a los miles de trabajadores de la cadena de suministro en empresas como Johnson Controls, Plastic Omniun, Continental y Belplas.
"La industria, y la del automóvil en particular, no necesita ser tratada con tal arrogancia por la actual dirección de GM. Despojar del derecho de recibir un ingreso a miles de trabajadores en una forma tan repugnante, especialmente después de todos sus esfuerzos y empeños de años por producir una excelente calidad, es sencillamente un crimen", dijo Guido Nelissen, asesor económico de la federación sindical belga ACV-CSC METEA.
Después de haber decidido suprimir paulatinamente la producción del Opel Astra, GM firmó un acuerdo con los sindicatos para reemplazar el Astra por dos modelos deportivos prácticos en la planta de Amberes. La empresa violó brutalmente ese acuerdo escrito. Para los sindicatos de Bélgica, la decisión de GM obedece a consideraciones meramente políticas que carecen enteramente de base económica.
El 23 de septiembre de 2009, todos los sindicatos locales y europeos anunciaron que no aceptarían el cierre de ninguna planta ni los despidos impuestos, y que contaban con una justa distribución de la producción existente.
Una vez que GM suspendió sus negociaciones ya avanzadas con Canadian Magna sobre la absorción de Opel, anunció el despido de 8.300 trabajadores de sus plantas europeas. Además de Bélgica, GM tiene plantas en el Reino Unido, España, Suecia, Alemania, Polonia, Austria y Hungría. Pero los representantes de los trabajadores nunca han tenido oportunidad de ver un verdadero plan para el futuro de Opel Europa. Así, el cierre anunciado de Opel Amberes es considerado como un paso en un plan --oculto- de reestructuración europea de grandes proporciones.
Anteriormente, Saab, la subsidiaria sueca de GM, presentó una solicitud de protección por quiebra. Tras negociaciones fallidas con inversionistas como Koeningsegg y Spyker, el futuro de los 3.400 trabajadores en Trollhättan sigue muy incierto.
Los sindicatos belgas ya han iniciado un bloqueo espontáneo de los estacionamientos de su planta, de forma que ningún vehículo nuevo puede salir de la fábrica. Ese recurso de lucha debería contribuir a aumentar la presión sobre la dirección de la empresa, con el fin de asegurar un futuro industrial para instalaciones altamente productivas. Además se están preparando otras acciones.
Según la llamada "Ley Renault", aprobada por el Parlamento de Bélgica después del cierre de la planta de Renault Vilvoorde en 1997, la dirección de la empresa sólo puede decidir despidos una vez que haya respetado un período de información y consulta, que permita a los representantes de los trabajadores presentar alternativas a los despidos propuestos. Los sindicatos belgas harán pleno uso de esa posibilidad para persuadir a GM de mantener la producción en Amberes.
El jueves, 26 de enero de 2010, se celebrará en las instalaciones de Amberes una reunión de solidaridad, y el viernes, 27 de enero, los sindicatos belgas convocarán en Bruselas una marcha nacional a favor de los puestos de trabajo.