13 mayo, 2010

En lo que se refiere a salud y seguridad laborales, la mejor manera de calificar los accidentes es describiéndolos como consecuencia del fracaso de los sistemas que deberían proteger la seguridad de los trabajadores. Esto puede incluir la elección de materiales, herramientas, equipos, y procesos; el diseño de tareas específicas o del proceso de trabajo; el nivel y la capacidad de la supervisión; el ambiente de trabajo, incluyendo el ruido, el polvo, el humo, el calor, el frío y la condición de los pisos, superficies e iluminación; y las características de los trabajadores mismos, incluyendo su experiencia, conocimientos, capacitación, y otros factores humanos.
Cuando falla uno o más de estos sistemas, puede producirse un accidente. ¿Se facilitó una herramienta inapropiada? ¿La tarea estuvo mal diseñada desde el principio? ¿Los supervisores estaban ausentes o negligentes? ¿Era inhóspito el ambiente del lugar de trabajo? ¿Los trabajadores tenían los conocimientos y capacidad para hacer el trabajo sin peligro? Los fallos de sistemas que exponen los trabajadores a situaciones de peligro deben corregirse en su origen, usándose equipos de protección personal solamente cuando no sea posible o práctico eliminar el peligro en el punto de origen.
Con relación a la salud y seguridad en el lugar de trabajo, los sindicatos exigen tres derechos fundamentales: el derecho a tener información sobre los peligros que existen en el trabajo en cuestión; el derecho de participar en la elaboración de sistemas de salud y seguridad; y el derecho de negarse a realizar trabajos peligrosos.
En el caso de los trabajadores subcontratados y contratados por agencias, es mucho más probable que los sistemas señalados no sean adecuados, o que no existan. Es menos probable que los peligros que enfrentan sean corregidos en el punto de origen, y es más probable que, de ser resueltos de algún modo, se recurra a la provisión de equipos de protección personal. Por último, los trabajadores subcontratados y contratados por agencias están en una posición muy débil para poder exigir cualquiera de estos tres derechos fundamentales de salud y seguridad laborales, sin correr el riesgo de despido.
La vulnerabilidad de los trabajadores tercerizados se refleja en las estadísticas de accidentes. El año pasado en Bélgica, los trabajadores contratados por agencias tenían una probabilidad dos veces mayor que los trabajadores permanentes de sufrir un accidente en el lugar de trabajo. La FNTMMSP, organización peruana del sector de la minería, afiliada a la ICEM, informó que en los primeros nueve meses de 2009 habían fallecido 49 mineros, de los cuales 37 trabajaban para empresas subcontratistas. En Turquía, miles de migrantes jóvenes que trabajan en fábricas de confección de bluejeans tienen la probabilidad de enfermarse de silicosis, debido a su exposición a altos niveles de sílice durante el proceso de tratamiento de la mezclilla con cañones de arena. Ya este año han muerto cuarenta y cuatro trabajadores; hasta la fecha, 550 trabajadores han sido diagnosticados con esta enfermedad.
Los sindicatos y el trabajo decente hacen que el trabajo sea más seguro: la inseguridad de la subcontratación laboral y contratación por agencias puede lesionar a los trabajadores, y de hecho así sucede.