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Críticas de la ICEM contra el defensor de la comunidad empresarial de Georgia

10 octubre, 2011

La semana pasada, gracias a la presión internacional, tanto dentro de Georgia como en el extranjero, la policía y las autoridades políticas cambiaron su actitud después de las violentas medidas que se habían tomado el 15 de septiembre en Euroasian Steels, Kutaisi, para romper la huelga. El 29 de septiembre, no sólo se ofreció reintegrar a los 30 trabajadores despedidos, sino que la policía interrogó al administrador de Euroasian en la India, que también se conoce por el nombre de Hercules Steel.

Al día siguiente el director administrativo fue despedido. La policía sigue investigando su conducta en la planta siderúrgica.

Sin embargo, a pesar de este positivo cambio de la política que se aplica en la planta, la ICEM objeta fuertemente los comentarios que hiciera, la semana pasada, el defensor de la comunidad empresarial de Georgia, George Pertaia. El 6 de octubre, Pertaia dijo que el Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos, Mineros y del Sector de la Química de Georgia, organización afiliada a la ICEM, manipuló y provocó la huelga que declararon los trabajadores en septiembre con el fin de “justificar su existencia”.

Solidarnoşç de Polonia y la ICEM se reúnen con los trabajadores de Hercules Steel

Pertaia señaló que los trabajadores de Hercules cuentan con contratos individuales, y no tienen derecho a declarar la huelga. Dijo al respecto: “Si se ha firmado en contrato, y ya has aceptado determinados términos y condiciones, no tienes derecho a rechazar esas condiciones.”

La ICEM quisiera recordarle a Pertaia que existen normas internacionales del trabajo, que incluyen el derecho de sindicalización y de realizar negociaciones colectivas. La Internacional también le señaló que se justifica la huelga porque Euroasian Steels, o Hercules, no cuenta con ninguna estructura salarial, no tiene plan de salud y seguridad, y no paga sobretiempo, y porque los trabajadores se ven obligados a trabajar largas jornadas de trabajo.

La ICEM también invita al Sr Pertaia para que estudie las condiciones de trabajo de 130 trabajadores indios que laboran en Hercules. Viven ocho personas en cada dormitorio en un edificio al lado de la planta, y el director administrativo, Raji Kumar Sureika, retiene sus pasaportes. Sus sueldos son remitidos a la India, y se les paga una cantidad miserable para sobrevivir.

De hecho, se cree que el director administrativo fue despedido, y que está siendo investigado por la policía debido al maltrato que ha dado a los trabajadores indios.

El 18 de septiembre, con acusaciones falsas, la policía detuvo y encarceló a tres dirigentes de la huelga, Emilo Gumberidze, Irakli Iobidze, y Malkhaz Gogiava. Les condenaron a diez días de cárcel. (Ver aquí un artículo anterior de la ICEM.)

El 28 de septiembre, cuando los tres sindicalistas salieron de la cárcel de Kutaisi, llamaron inmediatamente a Tamazi Dolaberidze, Presidente del Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos, Mineros y del Sector de la Química de Georgia para reafirmar su apoyo al sindicato. El 30 de septiembre, el nuevo director administrativo suplente de Hercules llamó personalmente a cada uno de los tres para ofrecerles reintegración a su trabajo. Este cambio de política que se produjo después de haberse aplastado la huelga dio a los trabajadores metalúrgicos de Hercules, tanto de Georgia como de la India, nuevas fuerzas para seguir unidos en la lucha.

Hubo varios aspectos de la campaña de presión, tanto a nivel internacional como de parte de la población civil nacional, que hicieron que el gobierno de Georgia sintiera mucha vergüenza de sus acciones. Hubo presión diplomática de alto nivel, especialmente después de que una delegación internacional que incluía a la ICEM y a máximos dirigentes del sindicato Solidarnoşç de Polonia dieran a conocer el hecho de que en Hercules era muy posible que se trataba peor a los trabajadores indios que a los de Georgia.

La huelga que, el mes pasado, realizaran 200 trabajadores metalúrgicos de Hercules fue aprobada después de que el Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos, Mineros y del Sector de la Química de Georgia lograra apoyo por escrito de una mayoría de los trabajadores de Georgia, y luego de pedir se entablara un diálogo entre el sindicato y la administración de la empresa. Pasaron varias semanas, y no se atendió a dicha solicitud. Así comenzó la huelga, que incluyó huelgas de hambre de cuatro trabajadores frente a la planta.