27 enero, 2016Los dirigentes de sindicatos mundiales que asistieron al Foro Económico Mundial en Davos manifestaron a los líderes políticos y ejecutivos empresariales la necesidad de desarrollar sociedades basadas en la justicia social. También manifestaron su preocupación por el cuidado y bienestar de los trabajadores en las revoluciones industriales y energéticas que ya se han puesto en marcha.
La reunión anual del Foro Económico Mundial (FEM) en Davos es un evento especial y extraordinario. Cada año, en el mes de enero, casi 3.000 líderes políticos, empresarios, y representantes de la sociedad civil arriban en tren, autobús o helicóptero a ese pueblo alpino cubierto de nieve en el este de Suiza para debatir toda la temática del mundo en el espacio de tres días. Estas personalidades se ven rodeadas por cientos de asesores que tratan de vender sus carísimos servicios.
En definitiva, es una reunión de la élite, en medio de un ambiente peculiar. En los pasillos del enorme centro de congresos, te encuentras con reinas, príncipes herederos, ministros, directores generales, actores y quienes sean, todos con su respectivo séquito. Si te atreves, puedes hablar con cualquiera de ellos. Mientras estoy sentado en un café con un alto funcionario de la ONU, en la mesa vecina se hallan el Primer Ministro de Grecia y el Presidente de Ucrania, que están empezando su sesión. El poder y el dinero están siempre presentes y muy próximos.
Los dirigentes de los sindicatos mundiales han venido asistiendo a las sesiones anuales del Foro Económico Mundial desde hace ya más de 20 años. Creo que ha sido acertada la decisión de estar presentes. Si no estuviéramos aquí, nadie les diría a los políticos y ejecutivos que no pueden seguir como siempre, porque hay mucho desempleo y la desigualdad está más arraigada que nunca.
Los sindicatos son la voz de la justicia social en Davos. Hablamos acerca de las preocupaciones de los trabajadores. Esta es la razón por la cual, hace veinte años, Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, quiso nuestra participación.
Davos es un lugar para organizar el pensamiento y afinar argumentos. En esta ocasión, hablé en los debates sobre el futuro de la industria manufacturera, las cadenas de suministro mundiales, y el comercio y la inversión.
Industria 4.0 está avanzando, y es una revolución tanto social como tecnológica. Los cambios en los procesos de fabricación requerirán una gran labor de readiestramiento, junto con políticas activas respecto al mercado laboral para crear nuevos puestos de trabajo.
Tenemos que reforzar la responsabilidad que corresponde a las empresas multinacionales en todas partes de sus cadenas de suministro a nivel mundial. El nuevo informe “Escándalo” de la CSI revela que 50 de las más importantes empresas multinacionales emplean directamente a sólo un 6% de su fuerza de trabajo. El 94%, es decir 116 millones de trabajadores y trabajadoras, laboran para proveedores y subcontratistas, frecuentemente en malas condiciones de trabajo.
Continúa el debate sobre el comercio, ya que después de haberse establecido el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) entre los 12 países de la Cuenca del Pacífico en octubre de 2015, la Unión Europea ha venido realizando negociaciones con los EE.UU. sobre una Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP).
Uno de los mayores problemas del TPP es el mecanismo ISDS de protección de las inversiones, lo que da a las corporaciones multinacionales el derecho de demandar a los estados soberanos y llevarlos a arbitraje tenebroso. En noviembre, gracias a la presión pública, la UE presentó un sistema de tribunales de inversiones, que, según dice, es más transparente y democrático que lo que hasta ahora se conoce.
Sharan Burrow de la CSI fue uno de los copresidentes del FEM, que ofreció un resumen de nuestras ideas sobre el cambio climático y el desarrollo sostenible: necesitamos un cambio profundo en la producción de energía, pero la transformación industrial tiene que incluir una transición justa para los trabajadores/as.
A pesar de todas las conversaciones y debates, en Davos no se determina nuestro futuro. Esto se decide en el terreno, a través de nuestra lucha diaria para sindicalizar a los trabajadores y trabajadoras, desarrollando el poder sindical en todo el mundo, a través de nuestra capacidad de movilización en favor del cambio sostenible, empleos de buena calidad con salarios dignos y el derecho de afiliación a un sindicato.
Jyrki Raina
Secretario General