13 agosto, 2020En Turquía, IndustriALL Global Union ha visto, en todos los sectores manufactureros, una nueva oleada de empleadores que recurren a tácticas prepotentes e ilegales para negar a los trabajadores su derecho a la libertad de asociación.
En las últimas semanas, más de cien trabajadores de la industria metalúrgica fueron despedidos por unirse a un sindicato, y todo esto ocurrió en empresas de las cadenas de suministro de grandes multinacionales.
En este país, la afiliación sindical individual está registrada en el sistema electrónico del Estado, una herramienta en línea que permite a los ciudadanos actualizar su información personal ante el Gobierno. Si un sindicato afilia a una mayoría simple en un lugar de trabajo, entonces puede solicitar al Ministerio de Trabajo una certificación automática como interlocutor para la negociación colectiva. Los empleadores, incluidas las multinacionales, están recurriendo a trucos ilegales y solapados para evitar reconocer a los sindicatos.
La táctica más común es despedir a suficientes miembros del sindicato como para reducir los números por debajo del umbral de reconocimiento. Como se trata de una conducta ilegal, los sindicatos suelen impugnar los despidos en los tribunales. No obstante, aunque estos casos casi siempre dan lugar a un acuerdo a favor de los trabajadores, los procedimientos legales llevan tiempo, y los empleadores esperan que los trabajadores se desanimen y la campaña de sindicalización flaquee.
El caso de MT Reklam se ha venido desarrollando durante siete años. En 2013, un sindicato afiliado a IndustriALL Global Union, Birleşik Metal-İş, organizaba a la mayoría de los trabajadores de esta empresa. Desde entonces, esta ha utilizado todas las tácticas posibles para reprimir al sindicato, e incluso ha recurrido a la intimidación, las amenazas, la violencia y el despido de los sindicalistas. Después de un proceso legal en el que se falló a favor del sindicato, los miembros restantes iniciaron una huelga por su dignidad y derechos fundamentales.
Otro truco utilizado es intimidar a los trabajadores para que abandonen el sindicato o para que compartan sus contraseñas del sistema electrónico del Estado con el empleador. Conseguir esta información le permite a la empresa iniciar sesión en la cuenta de un trabajador y eliminar su afiliación sindical.
Varios afiliados han denunciado una reciente intensificación de estas tácticas.
En la empresa productora de aparatos eléctricos Özer Elektrik, la mayoría de los trabajadores estaban afiliados a Birleşik Metal-İş. No obstante, antes de que este realizara la solicitud ante el Ministerio, la empresa despidió a diez de sus miembros y llamó a las fuerzas de seguridad para dispersar a los sindicalistas. Los dirigentes sindicales fueron detenidos para disuadir a los trabajadores de afiliarse a un sindicato.
En agosto, poco antes de que el sindicato Türk Metal presentara su solicitud de reconocimiento, el fabricante de cables Ünal Kablo despidió a 31 de sus miembros, con lo cual redujo los números por debajo del umbral. Los miembros del sindicato están haciendo un piquete frente a la fábrica.
En agosto, otro afiliado, Özçelik-İş, solicitó la certificación para la negociación colectiva en Sampa Otomotiv y demostró que representaba a la mayoría de los trabajadores. La empresa respondió despidiendo a 71 miembros del sindicato. Cínicamente, Sampa usó la pandemia como excusa al afirmar que había despedido a los trabajadores por no usar máscaras, a pesar de que algunos estaban de licencia por enfermedad y ni siquiera se encontraban en la planta.
Estas acciones violan las normas internacionales del trabajo a las que se adhiere Turquía, así como la Constitución y la legislación laboral de este país.
El secretario general adjunto de IndustriALL, Kemal Özkan, expresó:
“Estos son trucos sucios, solapados y deshonestos, e IndustriALL los condena en los términos más fuertes posibles. Los trabajadores turcos tienen el derecho constitucional y legal de unirse al sindicato de su elección”.
“Es ilegal y despótico que los empleadores les nieguen este derecho, y necesitamos ver medidas más fuertes contra estas empresas. Sus clientes, las grandes multinacionales, deben asumir la responsabilidad como parte de sus obligaciones en la cadena de suministro”.