21 febrero, 2019Las centrales sindicales de Brasil desarrollaron un Día Nacional de Lucha en defensa de la Previsión Social Pública. Además, hicieron una Asamblea Nacional de la Clase Trabajadora en contra del fin de la jubilación, donde aprobaron un nuevo calendario de luchas y movilizaciones en todo el país.
El 20 de febrero constituyó un día de muchas emociones para el pueblo de Brasil. Fue la fecha elegida por el presidente Jair Bolsonaro para entregarle al Congreso Nacional una propuesta de reforma del sistema de pensiones que dificulta el acceso a la jubilación, en especial para los más pobres, y reduce los beneficios y derechos históricos conquistados con años de lucha.
A su vez, miles de trabajadores y trabajadoras desarrollaron manifestaciones contra el fin de sus jubilaciones en todo el país. Una de las más numerosas se llevó a cabo en el centro de São Paulo, donde se estima que participaron más de 10 mil personas.
Allí también se realizó la Asamblea Nacional de la Clase Trabajadora en la cual las centrales sindicales rechazaron los cambios en las reglas y presentaron un plan de acción con nueve puntos para llevar adelante.
Entre ellos, pautaron que:
- Desarrollarán nuevamente otro Día nacional de lucha de todas las centrales,
- Convocarán a las organizaciones sociales a participar y organizar debates para explicar los riesgos de esta nueva reforma,
- Ampliarán la actuación sindical en el espacio institucional del Congreso Nacional,
- Intensificarán la interlocución con los parlamentarios y
- Participarán activamente en las acciones del Día internacional de la Mujer (8 de marzo) y del Día del trabajador (1º de mayo).
Los dirigentes de las centrales explican que Bolsonaro intenta acabar con la estructura del sistema de jubilaciones público, solidario y universal del país. En su lugar, busca efectuar una transición paulatina hacia un “modelo de capitalización individual”, en el que la jubilación de cada trabajador dependerá de lo que haya podido ahorrar a lo largo de su vida laboral.
Los trabajadores consideran que dicha capitalización no debe implementarse para la clase trabajadora, la cual lucha para garantizarse una jubilación digna al final de la vida, vive períodos de desempleo, empleos informales y no tiene la menor condición para ahorrar.
La Propuesta también pauta el fin de la jubilación por tiempo de contribución e implementa la obligatoriedad de edad mínima para 65 años para los hombres y 62 para las mujeres. A su vez, establece que la transición será de 10 a 12 años, menor que la propuesta por el ilegítimo ex presidente Michel Temer, que era de 20 años.
Por su parte, el secretario general de IndustriALL Global Union, Valter Sanches, expresó:
"El gobierno de extrema derecha de Brasil está realmente destruyendo el sistema de provisión social solidario. Está buscando ejemplos frustrados en América Latina, como en Chile, extendiendo el tiempo de trabajo e implantando prestaciones menores que el salario mínimo. IndustriALL apoyará a sus afiliados brasileños a luchar en contra de la profundización de la miseria que representa este proyecto del gobierno”