17 enero, 2019El Sindicato de Trabajadores de Radio y de la Industria Electrónica de Bielorrusia (REP) se estableció en noviembre de 1990, en momentos en que se independizaban los países que habían formado parte de la Unión Soviética.
Sindicato:
Sindicato de Trabajadores de Radio y de la Industria Electrónica de Bielorrusia (REP)
País:
Bielorrusia
Texto:
Alexander Ivanou
Bielorrusia ha tenido tradicionalmente un fuerte sector de radio y electrónica con personal altamente calificado. Hace casi 30 años, muchos de ellos, que en el pasado fueron afiliados al único sindicato que había, optaron por votar a favor de crear su propio sindicato, nuevo e independiente.
Unos 275.000 trabajadores/as se unieron al sindicato, que llegó a ser el mayor sindicato industrial de Bielorrusia. El sindicato también se afilió a lo que entonces era la única central sindical del país, la Federación de Sindicatos de Bielorrusia (FPB).
Cuando el país pasaba de una economía planificada a otra, orientada al mercado, muchas empresas se vieron obligadas a buscar nuevos mercados y a desarrollar nuevas redes de distribución. Se produjo entonces una serie de crisis económicas. Los sueldos se desplomaron, y debido a la falta de pedidos, las fábricas redujeron el número de empleados, lo que llevó también a una reducción de la afiliación sindical.
“Fueron tiempos muy difíciles, sin embargo, junto con otros sindicatos, el REP nunca dejó de luchar por los trabajadores y trabajadoras”,
dice Gennady Fedynich.
A principios de la década de 1990, los sindicatos participaron directamente en protestas masivas. En las plazas en el centro de Minsk, manifestaron miles de personas, diciendo “No al empobrecimiento del pueblo”. Las protestas obligaron al gobierno a reaccionar y ayudaron a estabilizar la situación en la industria, al mismo tiempo que comenzaron a aparecer nuevos sindicatos independientes en Bielorrusia. En 1993, se constituyó el Congreso de Sindicatos Democráticos de Bielorrusia.
Restricciones a la libertad
Con la elección de Lukashenko como Presidente en 1994, muchas instituciones de la sociedad civil fueron sometidas a control estatal cada vez más estricto; las libertades se hicieron aún más limitadas que durante el tiempo de la Unión Soviética. Para los sindicatos se hizo cada vez más difícil escapar del control estatal.
1 En el año 2000, el REP fue una de las organizaciones que entablaron una queja ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre violaciones de los derechos sindicales y laborales en Bielorrusia (desde esa fecha el país ha sido objeto de escrutinio constante de la OIT).
El gobierno respondió rápidamente: en vez de corregir la situación, en 2003, el gobierno de Lukashenko convirtió al director adjunto de la administración presidencial en el nuevo líder de la federación sindical. Usando manipulación y presión administrativa, el recién llegado reemplazó a los dirigentes independientes que más cuestionaban la situación en los sindicatos nacionales afiliados a la FPB.
En señal de protesta, el REP se retiró de la FPB.
La respuesta de las autoridades fue crear un sindicato industrial, completamente bajo el control de las autoridades. A través de la presión tanto de la administración como de los directores de fábrica, este supuesto sindicato se apropió de la mayoría de los sindicatos afiliados al REP. El REP sufrió un grave revés, que le dejó con solamente 630 miembros.
“La labor de sindicalización es sumamente difícil en condiciones como éstas, donde se ejerce tanta presión sobre los trabajadores y trabajadoras, pero sigue siendo el foco principal de atención del REP”,
dice Gennady Fedynich.
“Y a pesar del empeño de las autoridades, nuestro sindicato ha logrado crecer hasta tener 2.500 miembros”.
En 2009, el REP se unió al Congreso de Sindicatos Democráticos de Bielorrusia. Actualmente, el REP es activo en 28 grandes ciudades en todas las provincias del país, así como en la capital, Minsk, y va aumentando su presencia en las plantas de fabricación en todo el país.
Hacia fines de la década de 1990, el presidente Lukashenko emitió un decreto sobre contratos de duración determinada. Poco a poco se fue trasladando a toda la fuerza de trabajo del país a contratos de un año, o como máximo, de cinco años. Una vez vencidos los contratos, las empresas despedían a sus trabajadores/as, dejándolos sin protección social ni indemnización por despido.
El REP se movilizó rápidamente para proteger a los trabajadores/as, estableciendo una serie de centros de asesoría legal donde abogados sindicales ayudaban a los trabajadores/as a proteger sus intereses. Aunque esto hizo que los activistas sindicales fueran blanco de amenazas y abuso de parte de los empleadores, Fedynich dice que al brindar este servicio a todos los trabajadores/as se le dio al REP una buena oportunidad para lograr la afiliación de nuevos miembros.
Bielorrusia no atrae mucha inversión extranjera.
En un intento de aumentar los ingresos del estado, el gobierno introdujo el nefasto Decreto No. 3, que en efecto castigaba a los desempleados, imponiéndoles un alto nivel de impuestos.
Inmediatamente, este decreto fue conocido con el despectivo apodo “Decreto sobre parásitos sociales”, referencia a legislación semejante que había existido en la Unión Soviética.
Por iniciativa del REP, se lanzó una campaña amplia para derogar ese decreto. A principios de 2017, los miembros del sindicato participaron muy activamente en las protestas masivas contra esa injusta legislación. Como de costumbre, las autoridades respondieron con una ola de represión: 36 miembros del REP fueron multados con un total de BYN 8.027 (US$ 4.292) y muchos fueron detenidos. Los miembros del sindicato pasaron un total de 225 días en la cárcel y también les aplicaron una multa adicional de 2.600 BYN (US$ 1.380).
Temiendo nuevas protestas, las autoridades bielorrusas retiraron el Decreto No. 3, sin embargo, algunos meses después, reintrodujeron una versión modificada con un nombre diferente.
El nuevo decreto impuso el mismo principio de castigar a los desempleados por no poder encontrar trabajo en el país. La nueva versión del decreto ha sido objeto de enérgicas críticas tanto dentro como fuera del país, por introducir aspectos de trabajo forzoso, sin embargo el gobierno tiene proyectado ponerlo en vigencia para el 2019.
Es muy probable que el temor a nuevas protestas masivas y el importante papel que realizó el sindicato sean los factores detrás de otro significativo ataque de las autoridades bielorrusas contra el REP.
En horas de la madrugada del 3 de agosto de 2017, se allanaron las oficinas de varias afiliadas de IndustriALL, del REP y del Sindicato Independiente de Mineros, Trabajadores de la Química, Refinerías de Petróleo, Energía, Transporte, Construcción y Otros, así como las casas de sus dirigentes, como parte de una investigación criminal contra Gennady Fedynich e Ihar Komlik, Presidente y Jefe de contabilidad del REP, por presunta evasión fiscal a gran escala.
Ihar Komlik fue detenido y pasó dos meses en la cárcel. La investigación duró un año entero y los investigadores interrogaron a más de 800 miembros del sindicato como testigos.
Según los informes, durante los interrogatorios, los investigadores estuvieron especialmente interesados en informarse sobre el sindicato y sus actividades, y no sobre los dirigentes acusados y sus supuestos delitos.
El juicio se llevó a cabo finalmente en agosto de 2018. Fue seguido de cerca por IndustriALL Global Union a través de observadores de afiliados en la región, así como por los medios de comunicación.
Kemal Özkan, Secretario General Adjunto de IndustriALL, asistió al anuncio del veredicto:
“IndustriALL cree que aunque el caso criminal se presentó contra dos personas, es evidente que se ha dirigido contra el propio sindicato, y, en un sentido más amplio, contra los derechos de los sindicatos independientes.
“IndustriALL y sus afiliados seguirán apoyando al REP, a Gennady Fedynich y a Ihar Komlik en su lucha por defender y promover los derechos de los trabajadores y trabajadoras en Bielorrusia”.
ACTUALIZACIÓN: Desde que se publicó este artículo en la revista de la IndustriALL Global Worker, Gennady fue obligado a cesar como presidente del sindicato, después de ser declarado culpable por el tribunal. El comité del sindicato ha creado ahora un cargo especial de asesor del sindicato para Gennady.
Las autoridades han impuesto condiciones imposibles para Gennady Fedynitch e Ihar Komlik. En realidad, están encarcelados en sus domicilios; hasta la visita de un médico plantea problemas. Su libertad de movimientos está muy restringida; los días laborables sólo se les permite ir al trabajo y regresar, y los fines de semana tienen que permanecer en casa. La policía puede acudir y comprobar su presencia varias veces por noche.
Gennady e Ihar son claramente presos políticos. Pero siguen luchando, con su sindicato contra las injusticias en Bielorrusia.