13 junio, 2019La industria del textil y de la confección es cada vez mayor en Etiopía. Sin embargo, pareciera que la experiencia laboral en el sector reviste poca importancia para algunos empleadores.
Trabajadores y trabajadoras de la confección con más de 30 años de experiencia laboran en condiciones deplorables, con un salario de menos de US$ 45 al mes (900-1300 Birr etíopes), lo que hace muy difícil para ellos ganarse la vida de manera decente.
En una reunión de mujeres realizada en Adama del 6 al 7 de junio, tres mujeres, cada una con más de tres décadas de experiencia laboral, hablaron sobre las terribles condiciones de trabajo en sus fábricas. La reunión fue organizada por la Federación Industrial de Sindicatos de Trabajadores del Textil, Cuero y Vestuario (IFTLGWTU), organización afiliada a IndustriALL Global Union, con el apoyo de FNV Mondiaal. Asistieron 26 participantes, principalmente mujeres.
Mulutesfa Anbachew (42) comenzó a trabajar a los 12 años, desde el primer día en que la fábrica de prendas de vestir Falcon BM abrió sus puertas. Lloraba mientras contaba su historia:
“Después de terminar mis estudios, comencé a trabajar para ayudar a mi familia. A lo largo de los años estuve expuesta a agua potable contaminada y pisos polvorientos. Tampoco dan a la fuerza de trabajo ningún equipo personal o de protección. Ahora tengo asma y he sufrido de insuficiencia renal.
“A pesar de que estas enfermedades están directamente relacionadas con las condiciones inseguras de mi lugar de trabajo, la empresa no ayuda, no hace caso a mis peticiones. A menudo me dicen que si no estoy conforme, puedo renunciar. Las personas con insuficiencia renal usan el baño con frecuencia. Pero en nuestra fábrica hay un solo servicio disponible para 45 trabajadoras, y hay que hacer cola para usarlo. Esto hace que se empeore mi enfermedad”.
Etalemahn Tadesse (53), del departamento de tejido de Yirgalem Textile, sufre de dolor en las rodillas y se queja de que el empleador no le ha proporcionado transporte.
“Mi turno comienza a las 8 de la noche y termina a las 4 de la mañana. Como la administración no ofrece transporte al personal, dormimos en el piso de hormigón de la fábrica porque es peligroso salir antes del amanecer. A pesar de nuestros reclamos, nada ha cambiado.
“En cuanto a los salarios, hay discriminación contra los trabajadores y trabajadoras de mayor edad. No se hace ningún esfuerzo para mejorar sus condiciones de trabajo. El objetivo es frustrarlos, obligarlos a renunciar y evitar pagarles indemnización”.
Elsabeth Mekonen (50), también de Yirgalem, se negó a firmar una nómina salarial que discriminaba contra el personal de mayor edad.
“El taller que realizó IndustriALL en Addis Abeba en 2018 me enseñó a defender los derechos de los trabajadores y trabajadoras. No tengo nada que perder porque mis años de experiencia laboral no cuentan para nada”.
Dirigiéndose a la reunión de mujeres, Paule France Ndessomin, secretario regional de IndustriALL para África Subsahariana, señaló:
“Seguiremos concientizando a las mujeres para que hablen y defiendan los derechos laborales en el lugar de trabajo. Se debe dar prioridad al diálogo social con las partes interesadas clave, incluyendo el gobierno, los empleadores y los sindicatos, para mejorar las condiciones de trabajo de los trabajadores y trabajadoras del textil y de la confección”.