27 febrero, 2017Los sindicatos señalan que las enmiendas propuestas al Código del Trabajo en Bielorrusia limitarán significativamente los derechos de los trabajadores/as, produciendo inestabilidad social en el país. Es posible que en abril de 2017 el parlamento estudie las propuestas del gobierno.
Las enmiendas previstas se basan principalmente en dos Decretos Presidenciales: No 29 "Sobre medidas complementarias para el desarrollo de las relaciones laborales, con el fin de reforzar la disciplina laboral y ejecutiva", y el Nº 5 "Fortalecimiento de los requisitos para los ejecutivos y trabajadores de las organizaciones". La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha criticado enérgicamente ambos decretos por no cumplir con los Convenios de la OIT que habían sido ratificados por Bielorrusia.
El Decreto Presidencial No 29 contradice el Código del Trabajo en su forma actual, al introducir en forma generalizada un sistema de contratos a corto plazo. A consecuencia de esto, se han cambiado las condiciones de trabajo de hasta un 90% de los empleados, quienes se han visto obligados a pasar de contratos permanentes a contratos de un año, frecuentemente sin su consentimiento previo. Según la Constitución de Bielorrusia, un decreto presidencial predomina sobre la legislación nacional. Debido a la falta de protección contra discriminación antisindical, muchos trabajadores/as se han visto obligados a retirarse de los sindicatos independientes.
Posteriormente, gracias a la presión ejercida por los sindicatos y el público, el Decreto No 29 fue modificado y los contratos de empleados de determinadas categorías fueron prolongados por tres o incluso cinco años, aunque su situación legal no cambió.
Por otra parte, las enmiendas propuestas basadas en el Decreto No 5 vuelven a transferir más poder al empleador, quitando derechos a los trabajadores/as.
Nikolay Zimin, del Sindicato Independiente de Mineros, Trabajadores de la Química, Refinerías de Petróleo, Energía, Transporte, Construcción y Otros de Bielorrusia, afirmó: “A consecuencia de este decreto, las relaciones laborales basadas en el convenio se han transformado en una herramienta para hacer cumplir la ley, contrariamente a lo que se señala en el Convenio 29 de la OIT”.
Por otro lado, Alexander Bukhvostov, del Sindicato Libre de Trabajadores Metalúrgicos (SPM), explicó: “A consecuencia de los cambios propuestos al Código del Trabajo, el uso del trabajo forzoso pasará a ser una práctica normal para algunas categorías de trabajadores y trabajadoras”.
Gennady Fedynich, del Sindicato de Trabajadores del Sector de Radio y Electrónica de Bielorrusia, advirtió: “Todas las enmiendas a la legislación laboral no harán más que empeorar la situación de la fuerza de trabajo. Por ejemplo, se ha eliminado todo el capítulo 38 que regula compensación por discapacidad como resultado de trauma en el trabajo. También las vacaciones se van a reducir en un promedio de seis días”.
Svetlana Klochok, del Sindicato de Trabajadores de los Sectores de la Química, Minería y Petróleo de Bielorrusia, acotó: “Lamentablemente, no se permite que los sindicatos tomen iniciativas legislativas. Tenemos que pedírselo a los parlamentarios o contactar al Centro Nacional de Información Legal. Nuestro sindicato ha estudiado el tema, ha hecho un análisis completo de los cambios propuestos, ha involucrado a la comunidad legal y ahora estamos trabajando con los parlamentarios para que puedan influir en este proyecto de ley”.
A pesar de la complejidad de la situación, los sindicatos de Bielorrusia no se rinden. Se ha informado que los afiliados de IndustriALL habían solicitado repetidamente a los organismos legislativos de Bielorrusia que exigieran derogar el Decreto No 29 y que se suspendiera el Decreto No 5.
Kemal Özkan, Secretario General Adjunto de IndustriALL Global Union, agregó: “IndustriALL considera que los propuestos cambios al Código del Trabajo son un asunto de mucha preocupación. En una época de crisis económica en Bielorrusia, nuevas medidas de represión contra los trabajadores y trabajadoras a través de la legislación nacional podrían socavar la estabilidad social en Bielorrusia. En estas circunstancias, en vez de atraer a inversores extranjeros al país, las autoridades corren el riesgo de desanimarles”.