23 enero, 2013Los ciudadanos del mundo desean una atención de salud asequible, pensiones, educación, cuidado de niños y seguridad contra el desempleo. Los sindicatos tienen que ser actores políticos y movilizar para luchar por un modelo económico y social que dé prioridad a los seres humanos.
En una encuesta mundial encargada por la Confederación Sindical Internacional (CSI) el año pasado (http://www.ituc-csi.org/poll-only-one-in-ten-in-g20.html ) los encuestados de diferentes partes del mundo dieron un claro mensaje de lo que desean de sus gobiernos:
- Educación (94%)
- Acceso asequible a la atención de salud (93%)
- Ingresos de jublación decentes (91%)
- Acceso al cuidado de los niños (90%)
- Prestaciones de desempleo (81%)
En un mundo donde el 80 por ciento de la población no tiene seguro de enfermedad ni pensión, y el 40 por ciento vive con menos de 2 USD al día o 730 USD al año, los sindicatos tienen que ser actores políticos y movilizar para luchar por un modelo social y económico justo que dé prioridad a los seres humanos.
Quienes se sientan en el gobierno y en los parlamentos marcan una diferencia, pues determinan las políticas y promulgan leyes. Con las fracasadas políticas neoliberales han aumentado la desigualdad, la pobreza y el desempleo. Son posibles otras políticas basadas en la justicia social, y eso es lo que desean los ciudadanos del mundo. Se trata de una cuestión de voluntad política.
En Brasil, los gobiernos encabezados por los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff en los diez últimos años han sacado de la pobreza absoluta a 20 millones de personas, han creado 12 millones de empleos y han aumentado el poder adquisitivo del salario mínimo en un 50 por ciento.
Obviamente, ante del aumento del desempleo, la prioridad absoluta del movimiento sindical mundial es la creación de empleo (http://www.ituc-csi.org/new-ilo-report-shows-global). Esto requiere urgentes medidas gubernamentales para adoptar políticas centradas en la creación de más y mejores puestos de trabajo. Además, en los países en desarrollo tenemos que actuar ahora especialmente en tres cuestiones principales:
- Aumentar los salarios mínimos
- Asegurar la protección social
- Formalizar la fuerza de trabajo no estructurada
En demasiados países del mundo, los salarios mínimos se encuentran bastante por debajo de los salarios dignos, sin ingresos suficientes para que un trabajador pueda atender sus necesidades básicas. Los gobiernos utilizan los salarios mínimos como un medio para atraer inversión extranjera en industrias con gran densidad de mano de obra.
Un ejemplo extremo de explotación es Bangladesh, país de 150 millones de habitantes donde la mitad viven por debajo de la línea nacional de pobreza. De 3,5 millones de trabajadores del sector del textil y del vestido, de los que menos del 1 por ciento están sindicados, la mayoría trabajan con el salario mínimo nacional de 36 USD mensuales, que es aproximadamente la tercera parte de un salario digno.
En Indonesia, los sindicatos han conseguido importantes beneficios tras una movilización masiva. El año pasado, el Gobierno se vio obligado a subir los salarios mínimos un 40-60 por ciento para llegar por primera veza a más de 200 USD mensuales en las principales zonas industriales. La subcontratación fue limitada por la reglamentación gubernamental a ciertas funciones, con lo que casi 20 millones de trabajadores por contrato se convertirán en permanentes. Un año antes, una larga campaña culminó con una expansión de la atención de salud y la cobertura de las pensiones para todos los ciudadanos en 2015.
Más del 40 por ciento de la fuerza de trabajo del mundo se encuentra en el sector no estructurado. En la economía formal, el trabajo por contrato y por agencia aumenta y con frecuencia sustituye al empleo permanente. La campaña mundial de la IndustriALL STOP al trabajo precario continuará, pues, para promover legislación, convenios colectivos y acuerdos mundiales a fin de limitar el empleo precario. La Carta mundial firmada por Volkswagen sirve de ejemplo innovador para otras redes sindicales de la IndustriALL en empresas multinacionales.
Otro mundo es posible. Pero para eso tenemos que actuar políticamente y movilizar en el mundo entero, no sólo ocupándonos de nuestros miembros sino luchando por una sociedad justa y segura para todos los ciudadanos.