24 febrero, 2016Nada más superar un ataque de los empleadores al derecho de huelga en la OIT, los sindicatos del Reino Unido y de España han tenido que afrontar la lucha. Y también se puede extender otros países.
Durante tres años, el Grupo de los Empleadores ha paralizado la labor de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) alegando que el derecho de huelga no forma parte del derecho internacional, aunque haya sido aceptado universalmente durante decenios por los gobiernos, los trabajadores y los empleadores. Como consecuencia de una campaña sindical mundial, los empleadores dieron finalmente marcha atrás en febrero de 2015.
Pero la lucha no ha terminado. En noviembre, el Gobierno conservador del Reino Unido presentó un proyecto de ley sindical, que debilitaría seriamente el derecho de huelga. Además de restringir los piquetes y las protestas, la ley permitiría el uso de trabajadores de agencia para sustituir al personal permanente durante las huelgas. En los servicios públicos tendrían que votar el 50 por ciento de los miembros, y el 40 por ciento de la totalidad tendrían que hacerlo a favor. Esto equivale a un umbral de aprobación del 80 por ciento.
En febrero, los sindicatos británicos llegaron a millones de personas con una innovadora campaña #heartunions, celebrando la positiva labor de los sindicatos y de sus miembros en los lugares de trabajo y en la sociedad, y rechazando las tentativas del Gobierno para dañarlos.
También en España los sindicatos tuvieron que actuar porque las autoridades utilizaron una antigua ley de la época de la dictadura de Franco para procesar a los trabajadores en huelga. El 16 de febrero, un tribunal español absolvió a los 8 trabajadores de Airbus que afrontaban penas de prisión de ocho años y tres meses de prisión cada uno por haber participado en una huelga pacífica en 2010. Pero la lucha continúa para derogar el artículo 315.3 del Código Penal español y para deshacerse de otros procesos judiciales similares.
Tenemos que permanecer vigilantes, porque los ataques al derecho de huelga podrían extenderse a otros países.
La crisis económica mundial ha servido ya de pretexto a varios gobiernos de derechas para restringir los derechos de los trabajadores y reducir la protección social. En Rumania se produjo el mayor sacrificio masivo de derechos cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) presionó en 2011 al Gobierno para eludir el Parlamento y extender el trabajo precario, abolir la negociación colectiva y restringir el derecho de huelga.
La negociación colectiva también se prohibió en Irlanda, Portugal, España, Grecia y Chipre en los peores años de a crisis. Ahora, los Gobiernos irlandés y español han acordado reconstruir los sistemas de negociación.
Estos ejemplos muestran que los derechos sindicales no son evidentes siquiera en Europa, donde nació el movimiento sindical. Los ataques a los derechos de los trabajadores son definitivamente ideológicos y proceden de gobiernos que escuchan a sus asesores empresariales en vez de a la población. Y con demasiada frecuencia los empresarios prefieren tener trabajadores obedientes que se callen y hagan lo que se les dice, en lugar de entablar negociaciones engorrosas.
La garantía de los derechos sindicales será siempre una contienda sobre los valores y la voluntad política para construir sociedades basadas en la democracia y la justicia social. Y para esa lucha tenemos que seguir organizando y movilizando a los trabajadores a fin de crear fuerza sindical.
Jyrki Raina
Secretario General