14 septiembre, 2022Los trabajadores de todo el mundo se enfrentan a una inflación galopante, interrupciones de las cadenas de suministro y una crisis climática. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de inflación de marzo de 2022 fue más del doble que en marzo de 2021.
Según el Informe Mundial sobre Salarios 2020-2021 de la OIT, la productividad laboral en Asia del Sur aumentó entre 2010 y 2019, pero el crecimiento real del salario mínimo se quedó rezagado. Sri Lanka y Bangladesh han experimentado los mayores descensos en los salarios mínimos reales a nivel mundial. En el informe también se destaca que, en 2019, el salario mínimo en Bangladesh ni siquiera alcanzó la línea de pobreza internacional más baja. Los salarios en la India y Sri Lanka también se acercaron a este umbral.
La experiencia de los sindicatos demuestra que, incluso en los lugares de trabajo donde los trabajadores pueden negociar un acuerdo salarial a largo plazo, en la práctica los empleadores se demoran meses, y a veces años, antes de finalizar el acuerdo. Para entonces, el aumento salarial ya se ha quedado rezagado con respecto a la inflación que suponía neutralizar.
Los afiliados de IndustriALL han trabajado incansablemente para lograr una mejor remuneración para los trabajadores. En Pakistán, tras una campaña sostenida de parte de los trabajadores y afiliados de IndustriALL en la industria de las alfombras, el Gobierno de Punjab anunció un aumento salarial de PKR 2500 (US$ 14) en junio de 2021. Pero la lucha de los trabajadores no terminó allí, ya que, a pesar de la orden del Gobierno, los empleadores se negaron a cumplir. Pasaron seis meses antes de que los empleadores aceptaran aumentar los salarios.
En agosto de 2022, los afiliados pakistaníes en Faisalabad dejaron de trabajar durante más de un mes para exigir un aumento del 16 por ciento en los salarios, dada la alta inflación en el país. La tasa de inflación de Pakistán se disparó al 27,26 % en agosto, a medida que el país se enfrentaba a inundaciones masivas que agravaban el aumento de los precios.
Niaz Khan, secretario general del ILUCIP, expresó:
“Los salarios de los trabajadores no son suficientes para hacer frente al aumento de los precios de los alimentos y el combustible. Los empleadores y los Gobiernos deben reconocer esta situación y tomar medidas firmes para abordar el problema”.
En Sri Lanka, los afiliados han exigido un aumento salarial de LKR 10.000 (US$ 34) para los trabajadores cuyo salario mensual sea inferior a LKR 60.000 (US$ 206), así como un aumento del salario mínimo de LKR 16.000 (US$ 55) a LKR 26.000 (US$ 89) por mes. Sus demandas aún no han sido satisfechas. La inflación alimentaria en el país alcanzó el 93,7 % en agosto. Según la última evaluación del Banco Mundial, Sri Lanka ocupa el quinto lugar entre los diez países con la mayor inflación de los precios de los alimentos a nivel mundial. Los afiliados están organizando programas de comedores comunitarios para hacer frente a la enorme inflación alimentaria.
Los afiliados bangladesíes han reclamado un aumento en el salario mínimo nacional, que se revisó por última vez hace cuatro años y actualmente asciende a BDT 8000 (US$ 84).
En Nepal, la gente ha tomado las calles para protestar por el aumento de los precios de los alimentos y el combustible.
En la India, los trabajadores subcontratados de Singareni Collieries Company Limited, que ganan una fracción del salario de los empleados permanentes, convocaron una huelga indefinida para hacer oír sus reclamos, que incluyen un aumento salarial y la regularización del trabajo.
SQ Zama, secretario general de la Federación Nacional de Mineros de la India, declaró:
“Es una situación muy triste que los salarios de los trabajadores aumenten a un ritmo tan lento mientras las ganancias de la empresa se disparan. Para peor, los trabajadores tienen que luchar enérgicamente hasta para conseguir un modesto aumento salarial”.
La secretaria regional de IndustriALL para Asia del Sur, Apoorva Kaiwar, expresó:
“En representación de los trabajadores, tenemos que luchar para garantizar que estos obtengan la parte que les corresponde de las ganancias. No podemos aceptar que, aunque las ganancias se estén disparando, los salarios de los trabajadores no sean suficientes para mantener un nivel de vida digno”.
Foto: © Marcel Crozet / OIT