21 diciembre, 2015En momentos en que finaliza el año 2015, la familia de IndustriALL Global Union se compromete a continuar su lucha en favor del desarrollo de un mundo en que prime la dignidad humana, el respeto mutuo y la tolerancia; un mundo en el que los terroristas nunca podrán triunfar.
Estoy tratando de abrirme paso a través de la multitud de personas que habitualmente concurre al mercado navideño en el antiguo casco histórico de mi ciudad natal de Annecy en Francia. La gente charla, bebe ponche caliente, y espera el espectáculo de luces que se proyectará sobre el edificio del ayuntamiento. Los tres policías presentes vigilan, pero se mantienen serenos, ya que no ven ningún peligro inminente.
No obstante, el peligro está latente, probablemente, de modo inconsciente en la mente de todos, después de haber pasado apenas un mes tras los ataques terroristas que dejaron un saldo de 130 personas muertas en París, en el mismo país donde vivo.
Sin embargo, la gente ha decidido no permitir que se imponga el pánico: no se quedarán encerrados en sus casas, esperando dentro del hogar el próximo golpe; no van a detener el desarrollo de sus vidas. Replegarse de esa manera significaría conceder a los terroristas lo que buscan.
“Estamos a favor de la libertad, la solidaridad, y la igualdad, en pro de sociedades democráticas. Y nos negamos a que nos desvíen al camino del radicalismo y la xenofobia. No vamos a permitir que nadie nos intimide, ni que nos lleven al odio y a la misantropía”.
Éste fue también el mensaje político del Comité Ejecutivo de IndustriALL Global Union, que se reunió en Phnom Penh, Camboya, del 9 al 10 de diciembre de 2015, con la asistencia de 150 dirigentes sindicales de los cinco continentes del mundo. El Comité aprobó una resolución contra el terrorismo, comprometiéndose a continuar el trabajo sobre la base de nuestros valores sindicales compartidos.
El Comité Ejecutivo aún se siente conmocionado y horrorizado ante los terribles ataques terroristas contra personas inocentes ocurridos en Francia, Turquía, Malí, Nigeria, Túnez, Líbano y Siria, así como aquel avión que se dirigía de Egipto a Rusia. Los ataques no se dirigen solamente contra estos países, sino contra todas las personas amantes de la paz. Constituyen un ataque contra nuestros principios comunes de dignidad humana, respeto mutuo y tolerancia.
Los dirigentes sindicales dijeron que no permitirán que les obliguen a enfrentarse unos a otros por diferencias de nacionalidad, religión, políticas o de otra índole. Por el contrario, las diferentes culturas y religiones enriquecen nuestra sociedad y el mundo. La globalización se ha convertido en un proceso con dos tendencias contradictorias. Por un lado, el mundo se ha integrado en un sistema económico global, pero al mismo tiempo, se le ha despojado de sus derechos a la mayor parte de la población del mundo, que se ha visto socialmente marginada, sufriendo desempleo, trabajo precario y pobreza.
Tenemos que rechazar los intentos de estigmatizar a los refugiados, quienes son víctimas de la violencia política y económica en sus países de origen. En la actualidad, por lo menos 60 millones de personas en todo el mundo están huyendo de la pobreza, del hambre, de la guerra y de la persecución. Ellos necesitan nuestra ayuda.
Sólo se puede eliminar el terrorismo en sociedades que garanticen empleos de buena calidad para todos, con protección social, vivienda adecuada, educación, culturas e igualdad de acceso a la tierra. Nuestra misión a nivel mundial es desarrollar sociedades basadas en la justicia social. La lucha contra el terrorismo nunca ha de ser una excusa para limitar los derechos democráticos o las libertades individuales y colectivas.
Felicitamos una vez más a nuestros compañeros y compañeras de Túnez por haber recibido el Premio Nobel de la Paz 2015. Ellos han demostrado cómo los sindicatos pueden desempeñar un papel clave en el desarrollo de sociedades democráticas y pacíficas. Ésta será una parte esencial de nuestra lucha que continuará en todo el mundo en 2016.
Jyrki Raina
Secretario General