2 junio, 2022La expectativa de Mamisa al irse de su casa en Dar Es Salaam, Tanzania, era dialogar con otros trabajadores jóvenes de Kenia, Ghana, Malawi, Nigeria, Zambia y Zimbabue sobre una Transición Justa. No obstante el departamento de inmigración antisindical de Zimbabue la sometió a un calvario. A otros dos jóvenes trabajadores de Uganda también se les negó la entrada en circunstancias similares.
Mamisa llegó al Aeropuerto Internacional Robert Gabriel Mugabe en Zimbabue desde Nairobi, a las 3 am el 30 de mayo, para asistir a un taller de desarrollo de capacidades sobre el avance de la diligencia debida en la cadena de suministro de transición energética en África Subsahariana.
Cuando un funcionario de inmigración le preguntó qué hacía para ganarse la vida, Mamisa respondió que era sindicalista.
"Esto hizo enfurecer al funcionario. Me llevó a una oficina donde había otros dos funcionarios, y me dijeron ‘no queremos activistas sindicales en nuestro país. Y decidimos quién entra y quién no. Vas a volver a casa’",
relató Mamisa.
“Me dieron un formulario para firmar. Yo me negué y dije que no podía firmar un formulario antes de leerlo. Luego me amenazaron y dijeron que estaba perdiendo el tiempo al solicitar leer el formulario. Si me negaba a firmar, me encerrarían en una estación de policía, y ni siquiera los organizadores de la reunión sabrían dónde estaba. Después de esa amenaza aterradora, firmé el formulario. Les rogué que me explicaran por qué me estaban tratando de esta manera, como si hubiera cometido un crimen. Me siguieron diciendo que no querían activistas sindicales ni organiaciones no gubernamentales en Zimbabue, y que mi nombre no aparecía en la base de datos del Ministerio de Asuntos Exteriores”,
declaró Mamisa, quien estuvo detenida durante cuatro horas antes de abordar el siguiente avión a Nairobi. No había conexión a Internet en el aeropuerto, y los funcionarios zimbabuenses se negaron a explicar por qué estaba siendo deportada.
La sección de la ley que se utilizó para denegar su entrada requiere que un visitante al país "presente pruebas documentales u otras pruebas relacionadas con sus argumentos para entrar o salir de Zimbabue". Mamisa afirma que presentó los documentos necesarios a los funcionarios. Sorprendentemente, a un joven trabajador con el que viajaba al taller se le permitió entrar en el país, mientras que a ella se le prohibió el ingreso. Cuando el compañero preguntó por qué, se le dijo que no hablara con "sospechosos" o que corriera el riesgo de ser "interrogado".
Recién pudo recuperar su pasaporte en Nairobi, después de otras cuatro horas sin comida ni agua. También recibió el formulario. Incluso después de leer el formulario de deportación, Mamisa declaró que no está claro por qué fue deportada, excepto por ser sindicalista.
Joseph Tanyanyiwa, presidente del consejo nacional de IndustriALL Global Union para Zimbabue, expresó:
“Estamos decepcionados por este trato hacia los sindicalistas por parte de los funcionarios de inmigración. Si el Gobierno de Zimbabue dice que está abierto a los negocios, también debería estar abierto a las actividades sindicales”.
“Me parece deplorable que a tres jóvenes sindicalistas se les niegue la entrada en Zimbabwe y sean deportados a sus países de origen, Tanzanía y Uganda, después de haber sido acosados y amenazados con ser detenidos. Se les negaron sus derechos y nunca se les dio la oportunidad de explicar que estaban en el país para asistir a un taller de desarrollo de capacidades para los jóvenes. Los funcionaros ignoraron las cartas de invitación y los documentos que presentaron. Sorprendentemente, también les dijeron que el activismo sindical no está permitido en Zimbabue",
comentó Atle Høie, secretario general de IndustriALL.
El taller, al que asistieron 25 participantes de las oficinas de IndustriALL en Ginebra, Suiza y la oficina regional de África Subsahariana en Johannesburgo, Sudáfrica, la Fundación Friedrich Ebert (FES) en Zimbabue y el Centro de Competencia Sindical para África Subsahariana de la FES. Las discusiones abarcaron los roles que los trabajadores jóvenes pueden desempeñar en la Transición Justa y sus demandas, el futuro de la matriz energética y el desarrollo de un plan de Transición Justa que incluya una agenda de trabajo decente.