19 diciembre, 2019El 3 de diciembre, el tribunal de Shymkent, Kazajistán, rechazó la apelación de Erlan Baltabay, ex presidente del Sindicato Industrial de los Trabajadores del Combustible y la Energía “Trabajo decente”, que fue condenado a siete años de prisión en junio de 2019 por cargos de motivación política que nunca se demostraron.
Anteriormente, en agosto de 2019, Baltabay había sido liberado de prisión luego de recibir el indulto del presidente de la República de Kazajistán tras una campaña sindical masiva a nivel internacional a favor de su liberación.
No obstante, su liberación de la cárcel en agosto no puso fin a los procedimientos judiciales en contra del dirigente sindical. Los derechos de Erlan no se restituyeron, mantuvo el estatus de delincuente condenado y se le prohibió realizar actividades sindicales. La parte restante de su condena de siete años de prisión fue reemplazada con una multa.
Al mismo tiempo, se le acercaron oficiales del Comité Nacional de Seguridad, quienes le ofrecieron dinero para pagar la multa. Sin embargo, Baltabay rechazó la propuesta, al tiempo que insistió en su inocencia y en su derecho a apelar su sentencia inicial.
El 16 de octubre de 2019, las autoridades kazajas lo encarcelaron nuevamente, agregándole una nueva condena de cinco meses por falta de pago de la multa. El tribunal de Shymeknt finalmente rechazó su apelación el 3 de diciembre.
IndustriALL y la CSI denunciaron repetidamente los cargos iniciales y la intimidación y persecuciones relacionadas, así como las medidas de represalia en contra del activismo sindical de Erlan Baltabay y su posición de principios en torno al apoyo a otros dirigentes de la Confederación de Sindicatos Independientes de Kazajistán (KNPRK) condenados mediante diferentes limitaciones de sus libertades.
El secretario general adjunto de IndustriALL, Kemal Özkan, expresó:
“Instamos a las autoridades a retirar todas las acusaciones en contra de Erlan Baltabay. Este caso penal, al igual que los anteriores en contra de los dirigentes de la KNPRK Larisa Kharkova, Amin Eleusinov y Nurbek Kushakpaev, es una marca de vergüenza para la reputación de Kazajistán. Las consideramos violaciones flagrantes de los derechos sindicales y las libertades por parte de Kazajistán y las denunciamos como otro intento de causar temor en los sindicatos independientes y sus dirigentes para evitar que los trabajadores de este país puedan ejercer sus libertades civiles”.