21 enero, 2019Las empresas multinacionales deben terminar con la guerra contra los salarios y proporcionar a los trabajadores/as puestos de trabajo seguros con salarios decentes: así afirma IndustriALL Global Union, en momentos en que un nuevo estudio de Oxfam demuestra que 26 multimillonarios poseen tanto como el 50% más pobre de la población mundial.
El informe Bienestar público o beneficio privado revela que la brecha entre ricos y pobres va aumentando: sin embargo, en el 2018 la fortuna de los multimillonarios incrementó en 2500 millones de dólares diarios.
La publicación del informe de Oxfam coincide con la reunión anual del Foro Económico Mundial que se realiza esta semana en Davos, donde, cada vez que se reúnen, las élites del mundo concluyen en lo mismo: que para crear una sociedad más justa se debe actuar, pero en la práctica no hacen absolutamente nada al respecto.
Los bajos impuestos y las participaciones en el extranjero están haciendo que las empresas y los individuos sean increíblemente ricos, sin embargo es insaciable el deseo de exprimir de la población hasta el último centavo de ganancias. Este mes, miles de trabajadores y trabajadoras de la confección en Bangladesh han estado protestando pidiendo mejores salarios porque ganan sueldos miserables a cambio de fabricar prendas de vestir para marcas globales, cuyos propietarios se hallan entre los principales multimillonarios.
En Shell, una de las mayores empresas del mundo, una misión de investigación reciente de IndustriALL encontró que los trabajadores/as subcontratados en Nigeria viven en condiciones de pobreza y no pueden pagar atención médica básica, a pesar de llevar décadas trabajando en esa enorme empresa de explotación de petróleo y gas.
En muchos países, como Brasil o Hungría, se está socavando o anulando la legislación laboral que protegía a los trabajadores y trabajadoras.
Tal como se ha visto en Zimbabue, Bielorrusia y Argelia, se está atacando a los sindicalistas que luchan por mejores salarios y condiciones de trabajo seguras; muchas veces, estos ataques se realizan con la complicidad del poder judicial.
Industria 4.0 y la transición energética son nuevas amenazas para los trabajadores y trabajadoras, y el modelo actual sólo concentrará las riquezas en manos de una minoría más pequeña. El aumento de la subcontratación, y del trabajo temporal y de agencias, debilita aún más el poder de negociación de los trabajadores/as.
No va a cambiar nada, a menos que los gobiernos hagan frente a las empresas multinacionales, protegiendo a los trabajadores/as, y escuchando a los sindicatos.
Después de la primera revolución industrial, los sindicatos lucharon y lograron salarios más altos, condiciones de trabajo más seguras y prestaciones sociales. Ahora que la Cuarta Revolución Industrial se acelera, debilitando los derechos y reduciendo los salarios reales, los sindicatos deben prepararse para realizar negociaciones en favor de un mundo laboral justo.