7 diciembre, 2019Brian Kohler informa sobre el quinto día de la conferencia COP25.
Al medida que la primera semana de la COP25 se acercaba a su fin, todas las Partes se encontraban bajo presión para elaborar los informes finales antes del comienzo de los debates a nivel político de la semana siguiente.
El día de hoy, la presidenta de la COP realizó una sesión informativa de actualización para las partes observadoras. Nuestro colega chileno aprovechó la oportunidad para recordarle las violaciones de los derechos humanos en Chile y cuestionó la legitimidad de su cargo directivo en la COP. La presidenta dio una respuesta superficial acerca del respeto de Chile por los derechos humanos, pero también por el estado de derecho, como si los manifestantes fueran delincuentes. De hecho, la mayoría de sus respuestas a otras preguntas tampoco fueron muy informativas.
Los debates continuaron en torno a diversas áreas, incluido el Artículo 6. Según mis últimos datos, aún hay varios asuntos delicados que quedan por resolver. Las reglas de los “resultados de mitigación de transferencia internacional”, lo que significa el intercambio de emisiones —o el “mercado de carbono”— deben respetar los derechos humanos y laborales. Una señal positiva es que actualmente varios países coinciden en que el principio del respeto por los derechos humanos es una característica esencial de cualquier mecanismo de mercado.
En la entrada del blog de ayer, intenté explicar la compleja estructura de los debates de la COP25. El peligro inherente a esta complejidad es que puede ser difícil detectar el progreso general bajo las múltiples capas de debates aparentemente ajetreados.
Las razones de esta situación no son difíciles de entender: en un ejercicio multilateral, la necesidad de buscar un consenso en una conferencia donde las corrientes de trabajo y los subcomités parecen multiplicarse toma mucho tiempo.
Lamentablemente, nos queda poco tiempo para lograr avances respecto al problema del cambio climático.
Hoy llegó Greta Thunberg, la joven activista por el clima, y esta noche se realizará una marcha de protesta por la acción climática.
El viernes de la primera semana es un buen momento para reflexionar acerca de la integración o intersección de diferentes fuerzas. Sabiendo que IndustriALL Global Union ha trabajado mucho sobre el cambio climático, la Transición Justa, la política industrial sostenible, la Industria 4.0 y el futuro del trabajo, recibí muchas preguntas acerca de la relación entre estos temas. En realidad, en cierto modo, están vinculados de forma bastante estrecha.
El mundo del trabajo del futuro definitivamente será transformado por la necesidad de “descarbonizar” la economía, pero los cambios están siendo impulsados, de forma simultánea, por la gama de tecnologías avanzadas y disruptivas que se introducen rápidamente en nuestros lugares de trabajo. En efecto, estos agentes de cambio, así como otros tales como la evolución demográfica y el cambio del entorno político, no se pueden separar completamente. Si bien el cambio tecnológico será fundamental para resolver el cambio climático, sobre todo en el sector energético, nuevamente se están ignorando los posibles impactos sociales. Los sindicatos son los principales responsables de insistir en este punto.
La descarbonización de la industria, junto con la digitalización, el “internet de las cosas”, la inteligencia artificial, los robots semiautónomos avanzados, la impresión 3D, la nanotecnología, la biotecnología —técnicas que, entre otras, se identifican a menudo bajo la Cuarta Revolución Industrial o la Industria 4.0— traerán más productividad. De esto no cabe la menor duda, ya que si estas tecnologías no prometieran una mayor productividad no habría razón para adoptarlas. Todo ello equivale a menos horas de trabajo para producir los mismos bienes o servicios, lo que podría generar un aumento del tiempo de ocio, más oportunidades para la autorrealización y la creatividad, mejor acceso al mundo laboral para las mujeres y los grupos de trabajadores tradicionalmente marginados, y un trabajo más saludable, seguro y enriquecedor.
Entonces, ¿por qué los trabajadores, en su lugar, están experimentando, a nivel global, empleos peores y más precarios, trabajos por pequeños encargos, contratos por cero horas, peores condiciones de trabajo, reducción del salario real, pedidos de aumentar la edad de jubilación, jornadas laborales extensas, vacaciones cortas y resistencia frente a exigencias tan básicas como la licencia por maternidad y paternidad? ¿Por qué los sindicatos están siendo atacados de forma incesante? ¿Por qué estamos creando una cultura de vigilancia, una cultura de miedo y odio, en lugar de un sentido de comunidad y una cultura de la felicidad?
Es porque mientras la única motivación que impulse a las empresas a adoptar estas tecnologías sea la de reducir los costos y aumentar las ganancias, todos sufriremos en beneficio de las pocas personas que dominan las tecnologías. La introducción de nuevas tecnologías disruptivas debe tener como eje a las personas y no a las ganancias, así como guiarse por políticas industriales sostenibles —políticas públicas para el interés público— creadas mediante un diálogo social real y significativo. Para atravesar esos cambios necesitamos la garantía de una verdadera Transición Justa, que no deje a nadie atrás.
El cambio está por venir. Si no estamos en la mesa para dirigir conjuntamente estos cambios, estaremos en el menú.