2 diciembre, 2018Brian Kohler, director de sostenibilidad de IndustriALL Global Union, informa desde una perspectiva sindical respecto al desarrollo de la cumbre sobre el cambio climático que se está realizando en Katowice, Polonia, del 2 al 14 de diciembre.
15 de diciembre de 2018
La 24ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, ha finalizado. Esta Conferencia, generalmente llamada la COP24, fue calificada por sus organizadores como un éxito, en tanto los detractores han tildado sus resultados como un fracaso.
¿Qué es lo que sucedió realmente?
Se suponía que esta COP debía establecer normas claras para la implementación del Acuerdo de París de 2015, que hasta ahora ha sido en gran parte un proyecto político y de esperanza para el futuro. Para que pudiera entrar en vigor en realidad, hubo que acordar una serie de reglas. Estas reglas debían abarcar muchos temas diferentes, desde la contabilidad y la verificación de los aportes de los países hasta la reducción de los gases de efecto invernadero, la financiación, la transferencia de tecnología, medidas de adaptación y respuestas a las catástrofes, y muchas otras cuestiones.
¿Qué tienen de bueno las reglas de Katowice?
Lo mejor que tienen es el hecho de que existen. Había una posibilidad real de que no fuera así. Desde que se estableciera el Acuerdo de París de 2015, se ha debilitado la disposición mundial para abordar el cambio climático.
Además, por fin se ha logrado aceptación mayoritaria del concepto de proporcionar una Transición Justa para los trabajadores/as afectados, sus familias y las comunidades que dependen de ellos. Muchos países se han adherido a la "Declaración de Silesia sobre Solidaridad y Transición Justa", elaborada por el movimiento sindical y promovida por la Presidencia polaca de la COP. Este concepto ya forma parte sólida del vocabulario común de las conversaciones sobre el clima, lo cual constituye un gran paso adelante.
¿Qué es lo que no es tan positivo en cuanto a las reglas de Katowice?
Lo peor es que simplemente no son suficientemente ambiciosas. A pesar de que los científicos más destacados del mundo han advertido que debemos tomar medidas drásticas en el plazo de unos 12 años, lo mejor que pudo ofrecer la COP24 fue decir que acogía con satisfacción la publicación del último informe científico. Tenga en cuenta los términos que se usaron: la conferencia no acogía con satisfacción el contenido del informe ni sus conclusiones. Tales diferencias en la redacción pueden parecer insignificantes, pero tienen consecuencias políticas reales.
También persisten problemas sin resolver en cuanto a la contabilidad para la reducción de emisiones y otros temas.
Sin embargo, se puede esperar que con reglamentos acordados, se cuente por lo menos con una base para la acción que pueda fortalecerse más adelante.
¿Qué debemos hacer?
Debemos comunicarnos unos con otros y con los responsables de la toma de decisiones a nivel local, regional, nacional y mundial. Debemos solidarizarnos con aquellos grupos que tengan ideas afines, en particular los que centran su atención en los derechos humanos de los pueblos marginados.
Debemos comprender que es el miedo, y no la ignorancia, que hace que a mucha gente le cueste aceptar la urgencia del cambio climático. El statu quo económico mundial no sólo ha puesto el planeta en peligro en lo que se refiere al medioambiente, sino que también lo ha perjudicado en lo social al proporcionar riquezas a una mínima parte, cada vez más pequeña, de la humanidad. El llamado mercado libre no puede ofrecer un futuro sostenible. Sólo lo pueden hacer políticas estatales que se aplican en el interés público. El cambio climático no se resolverá sin abordar la desigualdad, y no se resolverá sin políticas industriales sostenibles y programas de Transición Justa.
Las tecnologías contribuirán para controlar y adaptarse al cambio climático, pero debemos ser escépticos con respecto a las tecnologías que prometen una "solución" rápida y barata, al mismo tiempo que parecen violar reglas conocidas de la física y la química. Las tecnologías que nos salvarán son las que existen ahora. Incluso si hoy se inventara una nueva tecnología con un poder casi mágico, es casi seguro que tenemos un plazo demasiado corto para poder implementarla.
En resumen, nuestra tarea es sencilla: debemos comportarnos como sindicalistas. Incluso con la Declaración de Silesia, ningún gobierno nos otorgará una Transición Justa a menos que la exijamos. La dimensión social de la sostenibilidad es nuestra para defender. Debemos organizarnos a nosotros mismos y a los demás, y luchar por un futuro convincente.
8 de diciembre de 2018
Hoy asistí a la reunión para estudiar estrategias sindicales, que se realizó en un lugar aparte de la COP24. Lógicamente, el debate se centró en la cuestión de una Transición Justa: lo que esta Transición significa para los sindicatos y cómo lograrla en la práctica. Los sindicalistas presentes entendieron muy bien y de manera realista el concepto de la Transición Justa. No fue siempre así en años anteriores cuando yo todavía estaba tratando de lograr aceptación mayoritaria de este concepto dentro del movimiento sindical.
Sin embargo, hay algunos problemas con la forma en que se plantea el concepto de la Transición Justa. Lamentablemente, algunos sindicalistas suelen decir las palabras Transición Justa con tono de disculpa o de manera defensiva. Tenemos que hablar positivamente sobre la Transición Justa. Una transición hacia un futuro sostenible es un mensaje positivo, que abarca todo lo que creemos como sindicalistas y cuestiona la narrativa habitual de la economía global capitalista de casino.
Debemos definir un futuro positivo para los trabajadores/as de hoy y de mañana. ¡Nadie va a luchar por un futuro deprimente o sombrío! Una Transición Justa tiene que sonar bien para nuestros miembros; y si no suena bien, significa que no es realmente Justa.
Incluso hay una razón más existencial para luchar por una Transición Justa.
En este momento, enfrentamos el crecimiento de una ideología política neofascista en todo el mundo, impulsada por una fuerte narrativa de derecha que se repite una y otra vez en los dóciles medios de comunicación. Esto lo promueve una clase multimillonaria sin interés por la colectividad, que ha descubierto nuevas herramientas para manipular a las personas. Pero creo que una parte del problema es que nos ha faltado una narrativa convincente propia para contrarrestar esa formulación derechista.
¿Y si el futuro que planteamos es social, económica y ambientalmente sostenible? ¿Y si la Transición Justa es el puente que nos puede llevar a ese futuro? ¿Por qué los beneficios de las nuevas tecnologías han de quedar en las manos de un puñado de multimillonarios en vez de beneficiar a nosotros? ¿Por qué han de cargar solamente a nosotros los costos de estas transformaciones?
Compañeros, compañeras, camaradas y colegas: Hoy quisiera aprovechar la oportunidad para preguntarles lo siguiente: ¿Seguimos creyendo en la creación de un mundo mejor? ¿Lo que propone el movimiento sindical es un futuro sostenible, en el que todos podamos compartir los beneficios?
¿Y si seguimos convencidos de que podríamos cambiar el mundo?
Nota: Este es el último blog hasta que la conferencia finalice el 14 de diciembre, cuando publicaremos un resumen de lo sucedido.
7 de diciembre de 2018
Sigue habiendo cierta resistencia, o al menos poco entusiasmo, por parte de algunos países, en cuanto a aceptar el mensaje de la ciencia climatológica, comprendiendo cuán urgente se ha vuelto la situación. No hay ninguna duda sobre los resultados de la más reciente evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático. Hoy se volvió a revisar los puntos clave, que es claramente beneficioso limitar el calentamiento global a un máximo de 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, y que es técnica y económicamente alcanzable, pero requerirá un enorme esfuerzo tanto físico como técnico, y sobre todo, político.
Hubo muchos debates paralelos en salas de reuniones y en los pasillos. Para dar una idea de algunos de ellos, se incluyeron: las afirmaciones de los defensores de la biomasa, o energía nuclear, como una solución; cuestiones financieras; transferencia de la tecnología; y las reglas para informar sobre las emisiones, incluyendo los plazos y la transparencia.
Muchos consideran que parece que todavía no se toman realmente en serio las cuestiones de derechos humanos: las mujeres, los pueblos indígenas y la posibilidad de que se produzca un número cada vez mayor de refugiados climáticos.
Las conversaciones continúan: todavía quedan muchos problemas pendientes por resolver. Sucede frecuentemente que el final de la primera semana de una COP se caracterice por mensajes contradictorios.
6 de diciembre de 2018
Esta mañana, presidí el comité sindical que se reúne diariamente. Las conversaciones se refirieron especialmente a la necesidad de dejar en claro que un programa exitoso de Transición Justa tiene que incluir políticas destinadas a resolver problemas de equidad, y también deben incorporar sólidos programas de protección social. Habrá diferentes desafíos en cuanto al desarrollo de una Transición Justa en diferentes países, dependiendo de sus circunstancias nacionales.
Por la tarde hablé en un evento paralelo sobre la captura de carbono. Estas son las tecnologías que permitirían que el dióxido de carbono sea capturado en el punto de emisión y almacenado, secuestrado o utilizado para otros fines. El acrónimo habitual es CAC para Captura y Almacenamiento de Carbono, aunque se entiende que el secuestro o la reutilización son parte del concepto, no sólo el almacenamiento.
CAC es un grupo de tecnologías en las que IndustriALL y sus organizaciones antecesoras depositaron mucha esperanza, presionando para lograrlas, ya que proporcionarían la transición con el mínimo de complicaciones posible para los mineros del carbón y los trabajadores/as del sector de la energía, al "ecologizar" su trabajo actual. De esta manera, los problemas respecto a brechas de habilidades y el desplazamiento regional podrían ser de gravedad mucho menor y fáciles de abordar. Lamentablemente, a pesar de nuestras peticiones, no se ha invertido lo suficiente como para actualizar estas tecnologías. Es cierto que actualmente están en funcionamiento algunas plantas piloto, pero para poder cambiar fundamentalmente la situación, habría que hacer un enorme esfuerzo a nivel mundial para construir plantas e industrias con capacidad CAC, y sólo tenemos unos doce años para hacerlo.
Sin embargo, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, científicos climatológicos de todo el mundo, incluyen la CAC en sus propuestas para mantener el calentamiento global en un nivel seguro. Sus modelos se basan en la exitosa implementación de CAC. Es imprescindible para nosotros que estas tecnologías funcionen adecuadamente, y que funcionen rápidamente. Este fue el mensaje que comuniqué en nombre de los trabajadores y trabajadoras.
En cuanto al progreso de la COP en general, las negociaciones continuaron sin nuevos avances significativos que informar.
5 de diciembre de 2018
Se han presentado nuevos informes científicos ante el Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico y Técnico (SBSTA). Los datos que contienen estos informes son a la vez convincentes y aterradores. Las consecuencias serán realmente catastróficas si se permite que las temperaturas medias mundiales aumenten en más de 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
Las fórmulas científicas más fiables ahora estiman que quedan aproximadamente 12 años para que el mundo realice los cambios necesarios para evitarlo.
Sin embargo, la revisión de la Implementación y Ambición pre-2020 demuestra que los compromisos actuales de los gobiernos son inadecuados para mantener el calentamiento global a menos de 2 grados centígrados, ni mucho menos a 1,5.
Lo positivo es que la ciencia nos dice que el objetivo de 1,5 grados es tanto técnica como económicamente posible. El problema es si es políticamente posible, en vista de que los gobiernos de varios países han adoptado políticas nacionalistas y egoístas, negando los consejos científicos.
La COP24 ha reanudado algunos debates que son típicos de todas las COP. Por ejemplo: debates sobre las reglas para registrar e informar sobre las emisiones a nivel nacional; finanzas; y transferencia de tecnología. Para que se produzcan las Normas de Katowice, debe haber acuerdo en todos estos asuntos. Hasta el momento, parece persistir un estado de ánimo general de optimismo cauteloso.
Sin embargo, lo más importante, se está logrando el compromiso de tener una Transición Justa. Si bien la mayoría de los sindicalistas han celebrado y acogido con agrado este avance, sigue un escepticismo justificable entre algunos, que tiene su origen en el incumplimiento de promesas que habían hecho algunos gobiernos a sus sindicatos nacionales, cuando cambios económicos devastaban determinados sectores o regiones. Sin embargo, el hecho de que en el pasado no se haya logrado una Transición Justa en algunas regiones no es razón para rendirse. En vez de esto, la exigencia de una Transición Justa debe convertirse en una causa para creer y luchar: vamos a insistir en que la Transición Justa es un requisito indispensable para alcanzar las metas. Se aproxima una transición. ¿Será justa, o injusta? Si un número suficiente de gobiernos se adhiere a la Declaración de Silesia, un compromiso con la Transición Justa que surge de la COP de Katowice será un paso histórico hacia adelante, pero incluso así, se ofrecerá y se hará cumplir sólo con el empeño de los sindicatos y sus aliados.
4 de diciembre de 2018
Edición de la Declaración de Silesia
Justamente al inaugurar la COP24, el Presidente de la COP presentó la “Declaración de Silesia sobre Solidaridad y Transición Justa”. De hecho, este fue un momento histórico: la culminación de muchos años de trabajo para lograr que la comunidad internacional reconozca que la transformación hacia un futuro con seguridad climática no debe realizarse a costa de los trabajadores/as, sus familias y las comunidades que dependen de ellos.
Hasta fines del día de hoy, la lista de las Partes que respaldan la Declaración incluía: Albania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Canadá, la República Checa, Dinamarca, Estonia, Eswatini, la Comisión Europea, Fiji, Finlandia, Francia, Gabón, Alemania, Grecia, la Santa Sede. , Honduras, Islandia, Indonesia, Japón, Corea, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Macedonia, Madagascar, Montenegro, Namibia, Nauru, Nepal, los Países Bajos, Nueva Zelanda, Nigeria, Noruega, Palestina, Perú, Polonia, San Marino. Serbia, la República Eslovaca, Eslovenia, España, Suecia, Suiza, Tailandia, Togo, el Reino Unido y Uruguay.
Nuestra tarea para los próximos días es absolutamente clara: lograr que el máximo número de países que todavía no hayan respaldado la Declaración lo hagan.
¡De hecho se trata de la COP para una Transición Justa!
3 de diciembre de 2018
La COP24 ya se ha convertido en la “COP para una Transición Justa”
Hoy, en la inauguración oficial de la COP, Frank Bainimarama, el presidente saliente de la COP y Primer Ministro de Fiji, dirigiéndose a la asamblea, dijo que la decisión que tenemos que tomar es terriblemente sencilla: actuar o convertirnos en la generación que traicionó a la humanidad, y pidió a la Conferencia que apoye el lema polaco de una Transición Justa para todos.
Andrzej Duda, presidente de Polonia, pidió establecer una serie de Normas de Katowice para la implementación del Acuerdo de París 2015. Con ese fin, Polonia presentaría la "Declaración de Silesia" sobre Solidaridad y Transición Justa.
Por su parte, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, afirmó: “Estamos en un gran problema, el cambio climático nos está dejando atrás y debemos ponernos al día”. Luego pidió una transición justa para los trabajadores/as y las comunidades, por vía de una transformación que ofrezca oportunidades y no solamente costos. Para dar énfasis a sus planteamientos, prometió convocar una Cumbre sobre el clima en septiembre de 2019 en Nueva York (independiente del proceso de la CMNUCC).
Kristalina Georgieva, directora general del Banco Mundial, señaló que bajo su liderazgo, se aseguraría de que se duplicara el financiamiento para la mitigación del cambio climático, la resistencia y la adaptación y que ella ayudaría a movilizar fondos adicionales del sector privado. Todas las decisiones del Banco Mundial se estudiarían utilizando una "lente climática", y se utilizaría un "precio sombra del carbono" en sus cálculos.
Finalmente, el presidente de la Conferencia de las Partes, Michał Kurtyka, solicitó repetidamente "una Transición Justa y profunda". Pidió que la Conferencia muestre al mundo su visión y esperanza. Presentó la "Declaración de Silesia sobre Solidaridad y Transición Justa" e instó a todos los gobiernos a adoptar esta declaración.
Si adoptan la declaración de Silesia, al preparar e implementar sus compromisos climáticos, planes de adaptación y estrategias industriales, los países se comprometen a tomar en serio el impacto del cambio climático y de las políticas climáticas en los trabajadores/as, sus familias y las comunidades que dependen de ellos. También hace que los trabajadores/as y sus sindicatos participen en la toma de decisiones cuando se hacen estos planes. Varios gobiernos ya han prometido su apoyo.
Esto es realmente de importancia histórica. En 2015, los sindicatos lograron que en el Acuerdo de París se reconociera la Transición Justa, pero la Declaración de Silesia hace que la Transición Justa sea la pieza clave de sus normas de implementación.
El objetivo de la Declaración no es sólo contar con una Declaración, sino alentar acción a nivel internacional, nacional, regional y local. Esto implica exigir políticas estatales de interés público a través de políticas industriales sostenibles y sólidos sistemas de protección social.
Ya existen o se están creando fondos y programas para una Transición Justa en países de España a Sudáfrica, de Canadá a Australia. La 24ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP24) ahora se conocerá como la "COP para una Transición Justa".
Es extraordinariamente grato ver la Transición Justa convertida en una política mundial establecida. Esperemos que la implementación de estas medidas no llegue demasiado tarde.
2 de diciembre de 2018
Las primeras reuniones plenarias de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se realizaron el 2 de diciembre de 2018 en Katowice, Polonia.
Con la elección del Sr. Michał Kurtyka, Secretario de Estado del Ministerio de Energía de Polonia, como Presidente de la COP24, comenzaron los debates anuales sobre cómo responde el mundo al desafío del cambio climático global. Por otra parte, teniendo en cuenta que Katowice es un importante centro de producción industrial y de acero y carbón, la elección de esta ciudad para la realización de esta cumbre internacional constituye una significativa señal de que la Presidencia de Polonia considera que no debe olvidarse el impacto que tendrán las medidas para reducir el cambio climático en los trabajadores/as y en las comunidades.
La sesión plenaria de inauguración fue de tipo formal, refiriéndose a las decisiones administrativas necesarias para que la COP y sus órganos subsidiarios comiencen su trabajo. En la sesión plenaria de apertura faltaron declaraciones con visión del futuro en cuanto a los objetivos o intenciones. Quizás se sepa más al respecto en las ceremonias de apertura formal, el lunes.
La COP24 tiene la tarea de planificar la implementación del Acuerdo de París; se cree que la cuestión de una Transición Justa jugará un papel importante en los debates de la COP24.
Esta conferencia se inaugura en momentos en que se han publicado advertencias urgentes de revelaciones científicas recientes que indican que la trayectoria del cambio climático es peor de lo que se había calculado anteriormente. La mejor información científica que tenemos actualmente estima que sólo nos quedan unos 12 años si el mundo pretende limitar el calentamiento mundial promedio a menos de 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. Hay que precisar que aun este nivel de calentamiento global acarreará muchas consecuencias graves, pero es un nivel que se cree que se puede manejar.
Es clara y urgente la necesidad de actuar. Lo positivo es que, si los países del mundo dan prioridad a la implementación de las medidas, se podrán hacer los cambios necesarios, tanto tecnológicos como económicos. También es socialmente posible: pero solamente si los trabajadores y trabajadoras afectados por estas transformaciones están completamente protegidos. IndustriALL y otras organizaciones sindicales mundiales no pueden permitir que no se tome en cuenta la dimensión social de estos cambios. Con un plazo tan urgente, el mundo necesita el apoyo de todos sus ciudadanos, y eso solo puede suceder si los trabajadores/as afectados, sus familias y las comunidades que dependen de ellos se mantienen intactos. Este es el significado de una Transición Justa. Durante toda esta COP, vamos a hacer hincapié en ese punto con firmeza y repetidamente.