22 abril, 2010Como relato de testigo presencial de las protestas masivas en Kirguistán, el Representante Regional de la FITIM para los países de la CEI informa de los acontecimientos de los días 7 y 8 de abril y ofrece una visión general de lo que está ocurriendo en el país, en el que prosiguen los disturbios políticos.
KIRGUISTAN: Continúan los disturbios políticos en Kirguistán, después de que las protestas masivas de una población frustrada encabezada por líderes políticos de la oposición provocaran un cambio de gobierno el 7 de abril de 2010.
En un país donde el 20 por ciento de la población trabaja en otras naciones para huir de la pobreza absoluta, los grandes aumentos recientes de los precios de la electricidad desencadenaron violentas protestas en las que hubo al menos 80 muertos, y una multitud airada derrocó al corrupto gobierno del clan Bakiyev.
Los disturbios, acompañados de saqueos y robos, han arruinado la pequeña infraestructura comercial de un país en el que las pequeñas actividades económicas eran la principal fuente de ingresos fiscales y garantizaban muchos empleos en el comercio y los servicios.
Aunque la ayuda humanitaria está llegando al país, el nuevo Gobierno provisional tiene pocas posibilidades de sobrevivir sin ayuda financiera externa, lo cual es casi imposible mientras el país siga al borde de la guerra civil. La situación se complica todavía más por los intereses geopolíticos de Rusia y Estados Unidos. Kirguistán se encuentra cerca de Afganistán y acoge una base militar estadounidense.
Se dio la circunstancia de que el Representante Regional para los países de la CEI de la Federación Internacional de Trabajadores de las Industrias Metalúrgicas (FITIM), Vadim Borisov, llegaba a Kirguistán en el momento de sumirse el país en el caos, el 7 de abril de 2010.
Como relato de testigo presencial e informe básico publicado en el sitio web de la FITIM, Borisov describe el sonido de los disparos, la caída de cuerpos muertos y heridos, los acontecimientos políticos que se desarrollaron en Kirguistán y el contexto polìtico y geopolítico más amplio de la situación.
"Por una concurrencia de circunstancias, llegué a Kirguistán a primera hora de la mañana del 7 de abril, cuando comenzaban las protestas masivas en Bishkek que culminaron con el derrocamiento. En el avión iba conmigo un activista de la oposición, Temir Sariyev, que fue detenido en el aeropuerto", informa Borisov.
"De repente se hicieron patentes nuevos sonidos: los sonidos de la consternación, el peligro y la muerte. Después de pasar un día en la afligida Bishkek, aprendí a distinguir el ruido estruendoso de automóviles que explotaban, el chasquido de los rifles de francotiradores y el silbido de los cartuchos de gases lacrimógenos", escribe Borisov.
El informe completo en inglés y en ruso puede verse en el sitio web de la FITIM, aquí.
En un país donde el 20 por ciento de la población trabaja en otras naciones para huir de la pobreza absoluta, los grandes aumentos recientes de los precios de la electricidad desencadenaron violentas protestas en las que hubo al menos 80 muertos, y una multitud airada derrocó al corrupto gobierno del clan Bakiyev.
Los disturbios, acompañados de saqueos y robos, han arruinado la pequeña infraestructura comercial de un país en el que las pequeñas actividades económicas eran la principal fuente de ingresos fiscales y garantizaban muchos empleos en el comercio y los servicios.
Aunque la ayuda humanitaria está llegando al país, el nuevo Gobierno provisional tiene pocas posibilidades de sobrevivir sin ayuda financiera externa, lo cual es casi imposible mientras el país siga al borde de la guerra civil. La situación se complica todavía más por los intereses geopolíticos de Rusia y Estados Unidos. Kirguistán se encuentra cerca de Afganistán y acoge una base militar estadounidense.
Se dio la circunstancia de que el Representante Regional para los países de la CEI de la Federación Internacional de Trabajadores de las Industrias Metalúrgicas (FITIM), Vadim Borisov, llegaba a Kirguistán en el momento de sumirse el país en el caos, el 7 de abril de 2010.
Como relato de testigo presencial e informe básico publicado en el sitio web de la FITIM, Borisov describe el sonido de los disparos, la caída de cuerpos muertos y heridos, los acontecimientos políticos que se desarrollaron en Kirguistán y el contexto polìtico y geopolítico más amplio de la situación.
"Por una concurrencia de circunstancias, llegué a Kirguistán a primera hora de la mañana del 7 de abril, cuando comenzaban las protestas masivas en Bishkek que culminaron con el derrocamiento. En el avión iba conmigo un activista de la oposición, Temir Sariyev, que fue detenido en el aeropuerto", informa Borisov.
"De repente se hicieron patentes nuevos sonidos: los sonidos de la consternación, el peligro y la muerte. Después de pasar un día en la afligida Bishkek, aprendí a distinguir el ruido estruendoso de automóviles que explotaban, el chasquido de los rifles de francotiradores y el silbido de los cartuchos de gases lacrimógenos", escribe Borisov.
El informe completo en inglés y en ruso puede verse en el sitio web de la FITIM, aquí.