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Trabajadores logran acuerdo sobre clausura de Lafarge

10 octubre, 2011

El 29 de septiembre, Lafarge y el Comité Central de la empresa en Francia llegaron a un acuerdo sobre la planta de cemento de Frangey, en la provincial de L’Yonne, Borgoña. Con este acuerdo, donde transaron las dos partes, se puso fin a una huelga de hambre que realizaban 12 trabajadores frente a las oficinas de Lafarge en las afueras de París, desde hacía diez días, junto con el alcalde de Lézinnes, ciudad más cercana a la planta.

El 19 de septiembre, el alcalde Jean-Claude Galaud se unió a la protesta de los trabajadores, incorporándose a la huelga de hambre. Tanto los trabajadores como los miembros de la comunidad estaban luchando para que Lafarge suspendiera la decisión, dada a conocer en el mes de mayo, de clausurar por completo la planta de cemento donde laboran 74 trabajadores. En el diálogo social del 29 de septiembre, mientras seguía la huelga de hambre frente a la sede de Lafarge en Saint-Cloud, los trabajadores de Frangey presentaron, por vía del Comité de Empresa, tres propuestas a la administración del grupo.

En los días anteriores, los sindicatos franceses CFDT y CGT también hicieron un paro en 14 plantas de cemento de Lafarge, manifestando su apoyo a los 74 trabajadores de Frangey.

La propuesta que se acordó incluía extender la vida útil de la planta de noviembre de 2011 al 31 de marzo de 2012, para luego conservarla como una planta de pulverización, con una nómina de 40 empleados de los cuales 35 serán trabajadores, más otros cinco que les falta pocos años para jubilar.

Después de esto, Lafarge tratará de vender la planta de pulverización a otra empresa para que continúe la producción. A los trabajadores que serán despedidos el próximo año se les ofrecerá indemnización y puestos en otras plantas de Lafarge en Francia.

Cuando los trabajadores que habían participado en la huelga de hambre volvieron en autobús a Lézinnes en la madrugada del 30 de septiembre, los recibieron como héroes. Los compañeros de trabajo y habitantes de la ciudad los saludaron con abrazos y besos de celebración. Los huelguistas habían perdido, como término medio, entre siete y diez kilos, pero sus protestas diarias captaron la atención de los políticos franceses y de muchos ciudadanos.

El alcalde Galaud calificó esa terrible experiencia como una lucha difícil, pero que había sido un triunfo el haber podido conservar en cierto nivel el trabajo industrial en la planta de Frangey. Galaud señaló al respecto: “Esta huelga creó fuertes lazos entre los huelguistas. Me hice de 12 amigos, y fue una lección increíble sobre la vida.”

Laurent Carrilero, dirigente del sindicato CFDT, dijo que gracias a las protestas en todas partes de Francia, como también por la huelga de hambre, se pudo lograr compensación considerable para los trabajadores que serán despedidos el próximo año. Se pueden ver aquí un artículo anterior de la ICEM sobre esta lucha.