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Subcontratación laboral y contratación por agencias … y el estrés

13 mayo, 2010

La precariedad de los puestos de trabajo y de las condiciones laborales decentes crea mucho estrés, especialmente en personas que luchan por mantener a una familia. En la década de 1930, los investigadores médicos encontraron que el estrés en sí podía tener consecuencias físicas. Posteriormente, se ha seguido trabajando para comprender mejor la respuesta al estrés.

En términos rigurosamente científicos, se define el estrés como "cualquier estímulo, o grupo de estímulos, que provoca una respuesta fisiológica o psicológica." En lo que se refiere al trabajo, una definición más práctica del estrés podría ser “condiciones que sobrepasan la capacidad normal de una persona para hacer frente a las situaciones.” En el contexto de la salud laboral, nos interesa en forma especial las consecuencias estresantes que tienen las condiciones del lugar de trabajo para los trabajadores.

¿Cuáles son las consecuencias del estrés excesivo para la salud (al decir salud, nos referimos a todos los aspectos del bienestar físico, mental y social)?

Generalmente se cree que los síntomas de estrés tienen su origen en la “respuesta de lucha o huída”. En la historia de nuestra evolución, los seres humanos se adaptaron, preparándose para luchar, perseguir o huir ante las amenazas. El cuerpo reacciona instintivamente de determinada manera, diseñada para prepararse ante un intento repentino, total, y a corto plazo, para sobrevivir.

Inicialmente, aumenta la sensibilidad y la presión sanguínea, se acelera el corazón, aumenta la respiración y el flujo de sangre a los músculos, se ponen tensos los músculos, y el sistema digestivo se detiene. Puede que cambie la temperatura del cuerpo, provocando sudor. Durante nuestra evolución en el pasado, estas respuestas te preparaban mental y físicamente para responder a una amenaza que se iba a resolver, para bien o para mal, dentro de unos pocos minutos.

El problema en la actualidad es que pareciera que nuestros cuerpos no son capaces de distinguir entre la “amenaza” que presenta un oso en una caverna, un patrón que usa tácticas de intimidación, o el temor constante de perder el trabajo. La respuesta de lucha o huída, si es constante, o se repite con excesiva frecuencia, produce daño crónico, o a largo plazo. Esto puede incluir hipertensión y enfermedades cardiovasculares, úlceras, colitis, trastornos del sistema de inmunidad, dolores de cabeza y cambios psicológicos.

Para mayor complicación, las personas responden al estrés crónico de diferentes maneras y con síntomas diferentes. Al enfrentar los mismos factores estresantes en el lugar de trabajo, es posible que Juanita tenga trastornos del sistema digestivo, mientras a Juan le sube la presión sanguínea. Esta variabilidad de los síntomas ha hecho muy difícil lograr que los síntomas de estrés sean reconocidos como enfermedad laboral legítima.

Todos los trabajadores y trabajadoras experimentan algún grado de estrés profesional, sin embargo aquellos que laboran bajo sistemas de Subcontratación Laboral y Contratación por Agencias sufren de un nivel de estrés mucho más intenso, debido a que carecen de la más mínima seguridad en sus puestos de trabajo, muchas veces trabajando por un sueldo más bajo, y en condiciones peores que aquellos trabajadores con deberes equivalentes en puestos permanentes. Se debe considerar que el estrés ocupacional se suma a todos los demás factores de estrés que causa cada aspecto de la vida de una persona.

Para controlar el estrés en el lugar de trabajo, se debería aplicar la misma jerarquía de sistemas de control que se usan para controlar cualquier otro peligro. En lo posible, se debe controlar el peligro en el punto de origen, o si esto no fuera posible, se debería controlar el peligro antes de alcanzar al trabajador (en la vía de exposición), y, como último recurso, controlar el peligro en el lugar donde se halla el trabajador.

Los trabajadores subcontratados y contratados por agencias tienen menos posibilidades de pedir estos sistemas de control. Puede que se les recargue con mucho trabajo, es posible que el lugar de trabajo no sea satisfactorio, que se produzca acoso o intimidación, trabajo de turnos, incertidumbre acerca de la función que les corresponde, falta de capacitación, expectativas no realistas, falta de aporte o control del trabajo, malos sistemas ergonómicos, un alto grado de escrutinio o supervisión, y, desde luego, precariedad de los puestos de trabajo. El estrés laboral puede afectar de manera sinérgica el estrés fuera del trabajo, capaz de intensificar, y ser intensificado por los problemas familiares, financieros, de sueño y fatiga, y una sensación de impotencia y bajo concepto de sí mismo.

A diferencia de los trabajadores a tiempo completo, que muchas veces experimentan un nivel de lealtad hacia su empresa y su trabajo, es posible que los trabajadores subcontratados y contratados por agencias no se sientan tan comprometidos. A largo plazo, esto aumenta el peligro de agotamiento. El rendimiento en el trabajo llegará a ser simplemente hacer el mínimo necesario para lograr pasar el día, y esto puede afectar la vida personal, a medida que el trabajador agotado descuida su propia salud, sus relaciones personales y su familia.

El estrés no es una condición insignificante que se pueda tratar simplemente con un esfuerzo de voluntad. Es un problema grave, causa comprobada de una amplia gama de enfermedades.

En este caso, el control del peligro en el punto de origen significaría transformar los puestos de trabajo subcontratados y contratados por agencias en trabajos firmes y decentes.

La subcontratación laboral y contratación por agencias enferma a los trabajadores.