19 junio, 2011
El 8 de marzo, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, la Confederación Sindical Internacional (CSI) publicó un informe que analizaba las dimensiones de género de la tendencia patronal, cada vez más acentuada, de subcontratación laboral, contratación por agencias, y otros tipos de trabajo precario. Llamado “Vivir con inseguridad económica”, el informe analiza las tendencias de empleo a nivel mundial, incluyendo la crisis económica mundial, y concluye que la crisis ha tenido para la mujer consecuencias de gran alcance, pocas veces reconocidas. Esto se ha intensificado debido a la sobrerrepresentación de la mujer en empleos precarios.
No hay cifras internacionales sobre el número de mujeres que se hallan en condiciones de trabajo precario, sin embargo el informe señala varios estudios que demuestran a sobrerrepresentación de la mujer en el empleo precario. En los países industrializados, donde en 2009 la tasa de empleo de la mujer era de 53,1% contra el 68,4% en el caso de los hombres, era más probable que las mujeres tuvieran trabajo a tiempo parcial. En el Japón, las mujeres constituyen dos tercios de todos los trabajadores no regulares, y un 80% de la fuerza de trabajo femenino se halla en puestos de trabajo temporales. En algunos países en vías de desarrollo, el empleo de las mujeres es predominantemente en el sector fabril, orientado hacia la exportación, caracterizado por bajos sueldos, inseguridad y negación de derechos sindicales.
Según este informe, las mujeres trabajan cada vez más en cargos del sector público que han sido externalizados, por ejemplo como encargadas de limpieza y cuidadoras, donde se les niega acceso a la protección social y perciben sueldos más bajos que las trabajadoras permanentes en puestos equivalentes. Los puestos de trabajo en el sector de cuidado son sumamente precarios y mal pagados. Muchos trabajadores y trabajadoras del sector cuentan con contratos que garantizan determinado número de horas, y trabajan según sean solicitadas. Los trabajadores/as del sector de la limpieza sufrieron debido a los recortes ocasionados por la crisis, como en el caso de Bélgica, donde muchos contratos fueron reducidos de una vez al día a una vez a la semana, incidiendo negativamente en la fuerza de trabajo, que es predominantemente de mujeres, con trabajo precario.
Según la CSI, las mujeres sufren de un “déficit salarial doble”, primero por discriminación por género, y segundo a consecuencia de remuneración más baja que reciben los trabajadores/as precarios. En Corea, por ejemplo, un 70% de las trabajadoras mujeres se encuentran en condiciones de trabajo precario, ganando solamente un 43% de los sueldos de los trabajadores regulares hombres.
La sobrerrepresentación de la mujer en el trabajo precario se ha convertido en un factor clave que contribuye a la brecha salarial que existe a nivel mundial entre hombres y mujeres. Según el informe, “Lejos de compensar los puestos de trabajo precarios con sueldos más altos, la inseguridad laboral tiende, en verdad, a ir de la mano con baja remuneración.”
La CSI ha identificado como prioridad la importancia de sacar a las mujeres de los puestos de trabajo precarios e informales, de las siguientes maneras:
1. Cambiar el enfoque de las políticas en favor de la creación de puestos de calidad, incluyendo asegurar que la relación laboral tenga una base legal segura.
2. Aplicar políticas de igualdad de género, lo cual incluye invertir en los servicios públicos y tomar medidas para promover el empleo de la mujer en todos los sectores.
3. Proveer acceso universal a la seguridad social por medio de la aplicación de una plataforma de protección social para todos, independientemente de su situación laboral.
4. Responder al desafío de sindicalizar a los trabajadores que tengan formas inseguras de trabajo, eliminando los obstáculos legales y ampliando las estrategias de negociación colectiva.
El informe completo sobre este asunto está a disposición aquí.