6 febrero, 2012
Se demora dos horas y media viajando a alta velocidad por las caóticas carreteras egipcias desde la Ciudad 6 de Octubre, zona industrial de El Cairo, hasta llegar a El-Mahalla el-Kubra, en el norte del país, gran ciudad industrial y agrícola en el medio del delta del Nilo. Esta región es conocida por su industria textil dominante y es el lugar de la sede de la mayor empresa textil del sector público de Egipto, el Misr Spinning and Weaving Company.
El-Mahalla el-Kubra también es famosa por la lucha laboral y política. El 6 de abril de 2008, hubo manifestaciones masivas de protesta en esa ciudad contra los resultados de la elección del Presidente Hosni Mubarak. La ciudadanía señaló que hubo fraude electoral y exigió mejores salarios. Las fuerzas de seguridad recibieron órdenes de reprimir a los disidentes.
El movimiento que había convocado las manifestaciones del 25 de enero se llamó el movimiento “6 de abril”, referencia a las luchas anteriores en Mahallah. La semana pasada, el 3 de febrero, se realizó en esa ciudad otro evento sindical importante, el primer Congreso del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Electricidad y Energía.
El sindicato cuenta con 50.000 miembros afiliados, tanto especializados como sin calificaciones y técnicos, y su Congreso se realizó después de todo un año de lucha para establecer un sindicato independiente y democrático en todo el país. ¡Y por cierto que es democrático!
Se llamó a votación cada dos o tres minutos. Los asistentes gritaron las propuestas, contrapropuestas y modificaciones, y el Congreso parecía estar constantemente al borde del caos. La sala, que se habría llenado con solamente la mitad del número de participantes, estaba atestada con más de 200 delegados. Habían viajado incluso desde Alejandría hasta Asuán, y se dice que hubo representantes de las autoridades públicas de energía eléctrica de todas las gobernaciones de Egipto.
Tanto de la tribuna como del público asistente se oían los gritos: "¡Vivan los trabajadores del sector eléctrico! ¡Viva su lucha!". El Congreso era apasionado y enérgico, pero también se notó su buen humor y eficacia. Se debatió y se aprobó una constitución y sus estatutos.
Se fijaron las cuotas en tres libras egipcias al mes, enviándose un 10% de los ingresos a la sede del sindicato, y el 90% restante debe de permanecer en manos de las estructuras sindicales locales. Todos los miembros tendrán acceso a los servicios del sindicato, sin ningún tipo de discriminación. Hubo un largo debate sobre el control obrero de futuros proyectos o inversiones importantes del sindicato, y no se han de pagar sueldos ni beneficios especiales a los miembros del comité ejecutivo del sindicato. Todos los delegados en el Congreso tendrían el derecho de acceso pleno a las cuentas del sindicato, en cualquier momento.
Jim Catterson, Contacto de la ICEM para la región del Medio Oriente y África del Norte, asistió a una parte del Congreso y pronunció un discurso durante el evento. Encontró que había sido extraordinario el entusiasmo y el debate del Congreso: realmente se trató del inicio de una nueva organización. El sindicato confirmó su afiliación a la Federación de Sindicatos Independientes de Egipto (EFITU) que también había realizado su primer Congreso sólo una semana antes, en Cairo.