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Derrocan a Mubarek; el pueblo de Egipto en espera de libertad

14 marzo, 2011

El 11 de febrero, se cumplieron los 18 días de revolución masiva del pueblo egipcio, que concluyó con el derrocamiento de Hosni Mubarek como dictador de Egipto. Ese día, por la tarde, Omar Suleiman, recién inventado como Vicepresidente, a quien el pueblo había rechazado también, dio una breve declaración en la televisión nacional, en la cual señaló que Mubarek había renunciado como presidente, y que el poder se ha trasladado al Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, cuerpo superior, formado por generales de Egipto. .

En momentos de redactar este artículo, todavía no había más que especulación sobre los pasos iniciales que podrían dar los militares para amortiguar los 30 años de gobierno represivo, violaciones de los derechos humanos, y reducción de la igualdad social. El domingo, 13 de febrero, un decreto militar restringió las libertades sindicales.

Sin embargo, hay una cosa incuestionable: los acontecimientos extraordinarios de las dos semanas pasadas deben representar un momento decisivo para Egipto para embarcarse en una vía de democracia participativa.

La partida de Mubarek se produjo el 11 de febrero, después de la mayor manifestación que se ha visto en la Plaza Al-Tahrir de Cairo. En las ciudades de Alejandría, Aswan, Suez, Port Said, Asyut, y El Kharga se dieron enormes protestas a medida que los egipcios iban acatando las llamadas para salir en masa a la calle para rescatar su país.

Los días 16 y 17 se van a conocer como los días en que los trabajadores clausuraron fábricas y empresas, deteniendo la actividad económica del país. El movimiento de los trabajadores fue enorme, y quizá el ejemplo más importante de ello fuera el llamado a una “Revolución del pueblo para el pueblo” que hiciera el sindicato de trabajadores del hierro y siderúrgicos de Helwan, que cuenta con 4.000 miembros, en la Coking Coal and Basic Chemical Co. Los dirigentes sindicales exhortaron a los trabajadores a unirse a la movilización del 11 de febrero en la Plaza Al-Tahrir, e hicieron un llamado para crear un movimiento sindical independiente.

El nuevo sindicato de trabajadores del hierro y siderúrgicos señaló que la revolución significaba el fin de la corrupción del gobierno, e hizo un llamado a favor de aumentos salariales y contratos permanentes para empleados temporales. A mediados de la semana pasada, decenas de miles de otros trabajadores egipcios de empresas del estado, y en los sectores del tejido, productos químicos, transporte, servicios de correo, y otros, suspendieron sus labores, a consecuencia de lo cual se produjo la partida de Mubarek este fin de semana.

En Helwan, suspendieron sus labores 6.000 trabajadores de la seda y textiles de la Misr Helwan Spinning and Weaving Co., pararon su trabajo, al igual que 400 trabajadores de la Misr National Steel Co. en Suez. Protestaron unos 2.000 trabajadores de Sigma Pharmaceutical en Quesna. Además, miles de trabajadores de la Egyptian Petroleum Trading Service Co. (Petrotrade) se unieron a las manifestaciones nacionales en seis sucursales de la compañía, incluso en el Ministerio de Petróleo en Nasr City.

La semana pasada, en la ciudad industrial de Kafr al-Dawwar, miles de trabajadores del textil realizaron manifestaciones públicas, y por la tarde del 8 de febrero, y durante todo el día siguiente, 6.000 empleados de la Suez Canal Authority ocuparon los lugares de trabajo en Suez, Port Said, e Ismailia.

Esta ola cada vez mayor de militancia de la clase obrera no fue inesperada. En los últimos seis años, se han registrado casi 3.000 huelgas y protestas de los trabajadores en las cuales participaron dos millones de trabajadores asalariados que han sido estafados por las tendencias corruptas del régimen egipcio.

Globalmente, la semana pasada se realizó una infinidad de manifestaciones en ciudades y países de todo el mundo, exigiendo justicia para el pueblo egipcio, a fin de terminar con el régimen de Mubarek. El 8 de febrero, la Confederación Sindical Internacional (CSI) realizó un día de protesta en diferentes ciudades, incluyendo Ginebra.

Varios funcionarios de la ICEM se unieron a una delegación de la federación sindical internacional UNI y otras FSI para protestar ante la embajada de Egipto en la sede europea de la ONU. Allí, los sindicalistas encabezados por Leroy Trotman del Sindicato de Trabajadores de Barbados, Vicepresidente (Trabajadores) del Consejo de Administración de la OIT presentaron al Consejero de la embajada, Yasser Hassan, una carta de la CSI y de las cuatro FSI basadas en Ginebra. .

Esa carta señalaba, en parte: “Expresamos nuestra solidaridad con nuestros hermanos y hermanas egipcios en esta difícil situación. Le instamos a recordarle al gobierno egipcio que debe satisfacer sus obligaciones según el derecho internacional, respetando los derechos sindicales y libertades fundamentales como la libertad de expresión.”

Por muy importante que fuera la renuncia de Mubarek, es sólo el comienzo de la lucha. El domingo, 13 de febrero, el Consejo Supremo de las fuerzas armadas promulgó un edicto que prohibe todas las reuniones sindicales, las huelgas, y que manda a todos los trabajadores egipcios a volver al trabajo. En Egipto, en los próximos meses y semanas, el mundo será testigo de cómo la lucha por la democracia es inseparable de la lucha para el poder de los trabajadores y la lucha a favor de los derechos laborales.