23 enero, 2012
El 22 de enero, después de una prolongada sesión de negociación que se extendió por 15 horas, se llegó a un acuerdo entre Maritsa East Mines (BEH-EAD), empresa del estado de Bulgaria, y dos organizaciones afiliadas de la ICEM. Con dicho convenio se dio fin a la huelga de siete días de los mineros de carbón de la provincia de Stara Zagora, conflicto en el cual intervino la ICEM la semana pasada.
Esta huelga, que fue iniciada a las 8 de la tarde del día 15 de enero, fue conducida en forma conjunta y cooperativa por la Federación de Sindicatos Mineros Independientes (KNSB/CITUB) y la Federación de Mineros de Podkrepa, y finalmente concluyó con el triunfo de sus trabajadores. Con el convenio logrado, se alcanzó el pago de una parte de una prima que se había prometido a los 7.000 mineros en julio del año pasado, y, lo más importante de todo, se logró hacer un llamado para mejorar las condiciones de trabajo, aumentar la inversión en las tres minas a cielo abierto, y se alcanzó una promesa de no pensar en privatizar las operaciones.
Por otra parte, el convenio establece algunas directrices para mejorar aspectos de salud y seguridad en este complejo minero, el mayor de Bulgaria, cuestión clave que planteó la ICEM en su intervención. Los sindicatos lograron la promesa de que la empresa estatal señalada dedicará BGN 20 millones (€10,2 millones) para este asunto.
Las negociaciones finales se realizaron por la noche del 21 al 22 de enero, en Radnevo, en el centro sur de Bulgaria, donde están basadas las operaciones Maritsa de minería y producción de energía eléctrica.
En la carta que la ICEM dirigiera al Primer Ministro Boyco Borissov y al Ministro de Economía, Energía y Turismo, Traicho Traikov, que se puede ver aquí en inglés, Manfred Warda, Secretario General de la ICEM, señaló lo siguiente: “Si bien las cuestiones de remuneración forman parte del conflicto, estamos firmemente convencidos de que los problemas de salud y seguridad, la falta de equipos adecuados, y el hecho de que la administración se niegue a participar en el diálogo social tal como se exige en las cartas sociales de Europa, constituyen razones suficientes para que los mineros se nieguen a trabajar.”
Aunque el Gerente General de Maritsa East Mines, Evgeni Stoykov, había intentado calificar esta huelga como ilegal, el 20 de enero, BEH-EAD retiró esa solicitud que había presentado ante los tribunales de Bulgaria. Además, ese mismo día, la empresa nacional de energía eléctrica (NEK), suspendió la exportación de energía eléctrica a Turquía, Grecia, Serbia y Macedonia, con el fin de poder responder a las necesidades nacionales al respecto. En 2011, NEK exportó a esos países 10.5 billones de KWH.
Esa suspensión llenó de júbilo a los mineros huelguistas, y el 21 de enero varios cientos de ellos realizaron una manifestación frente a la sede de la empresa. Esto confirió urgencia a las negociaciones del fin de semana, a raíz de lo cual se logró un convenio que satisfacía los requerimientos de ambos sindicatos para poner fin a la huelga.
Las minas de Maritsa East Mines, los mayores depósitos de carbón lignito de Bulgaria, proveen un 90% del carbón para el sector de energía eléctrica de ese país, suministrando carbón para cuatro centrales de electricidad térmica, tres de las cuales son propiedad del estado, de BEH-EAD, y una que es propiedad de ContourGlobal de EE.UU.
Un asunto clave en este conflicto fue la revocación de un convenio que se había firmado el 12 de julio de 2011, que incluía una prima especial por haber sobrepasado los niveles de producción de 2011. Se sobrepasó el nivel fijado de 27 millones de toneladas, de modo que aquellos mineros, que habían trabajado durante turnos de 12 horas, produjeron, en total, 33 millones de toneladas, con ingresos para la empresa de BGN 500 millones (€255 millones).
Aunque los mineros no percibieron en su totalidad la prima de BGN 1.000 (€509) que habían solicitado para cada trabajador, esta negativa fue compensada con el anuncio de la administración que retiraba sus planes de reducción de la nómina, con lo cual se evitó la eliminación de 450 puestos de trabajo, o sea, un 6% de la fuerza de trabajo. Reducciones de esta naturaleza habrían perjudicado las condiciones de seguridad en las minas. Los sindicatos también lograron que la empresa se comprometiera en el mejoramiento de la constante escasez de equipos, repuestos y aparatos de supervisión y control, lo cual también incidía en la seguridad laboral.
Los mineros de Maritsa East reciben, como promedio mensual, un sueldo de BGN 1,500 (€767).