23 enero, 2020Hace un año, el desastre de la mina Brumadinho cobró la vida de 272 personas. Analizamos el impacto humano de una tragedia evitable causada por la avaricia y la negligencia corporativa.
“Como madre, muero un poco todos los días. Todavía estoy atrapada en el barro de esa represa”.
El 25 de enero de 2019, a las 12:28 p. m., Andresa Rodrigues perdió a su único hijo después de que estallara la represa de relaves Valego Corrego do Feijão en Brumadinho, Brasil. Para ella, se trató de un asesinato: las leyes deben ser más estrictas para evitar que esto vuelva a suceder.
Apenas unos meses después de encontrar el cuerpo de su hijo, Andresa compartió su dolor y su determinación de asegurarse de que ninguna otra madre tenga que vivir lo que vivió el año pasado.
“Mi hijo que Bruno era increíble, él era mi luz”.
“Busqué a mi luz durante 105 días”.
“Él fue asesinado el 25 de enero, encontrado el 5 de mayo y enterrado el 6 de mayo”, expresó.
Bruno Rocha Rodrigues se graduó en 2018 en ingeniería de producción. Hizo una pasantía en Vale antes de ser contratado como técnico de procesamiento. Vivía con su madre en Mário Campos, una ciudad cercana a Brumadinho. El día de la tragedia, Andresa llamó a su hijo, pero no tuvo respuesta. La última vez que lo vio fue en la mañana del 25 de enero, cuando él se fue a trabajar.
Bruno estaba muy contento de trabajar para la empresa, amaba su trabajo y lo defendía.
“En 2018 visité su lugar de trabajo, le pregunté si tenía miedo de trabajar allí y me dijo que no. No sospechaba que hubiera ningún peligro”.
Los relaves de la minería después del colapso de la represa en Brumadinho
Vale es una empresa privada que cotiza en bolsa, con sede en Brasil y presencia en alrededor de 30 países de todo el mundo. Es la mayor productora mundial de mineral de hierro, elemento que sus clientes convierten en acero y que conforma una parte esencial de las cadenas de suministro de la industria metalúrgica.
Represas de relaves: el impacto de la mala gestión
Los relaves son el material sólido sumado a la escorrentía y los desechos de agua que quedan después de que los metales y minerales recuperables se obtienen del mineral extraído. Las características físicas y químicas de los relaves varían, pero son altamente tóxicos y, si se liberan al medioambiente, pueden tener efectos devastadores en el agua, la fauna y la flora.
Los relaves se almacenan más comúnmente en las instalaciones de superficie, lo que puede representar una preocupación importante en las operaciones mineras debido al monitoreo y el mantenimiento necesarios para mantenerlos de forma segura. Es por ello que deben ser gestionados y asegurados de manera regular.
Vale integra el Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM), representado por el CEO. El ICMM estableció directrices para prevenir la falla de las instalaciones de almacenamiento de relaves, que se publicaron luego del colapso de la represa Fundão en Mariana en 2015.
Las directrices del ICMM reconocen que las empresas tienen un papel importante que desempeñar en la creación de una industria minera y metalúrgica más segura y sostenible. Los miembros del ICMM se han comprometido a trabajar juntos, junto con los gobiernos y las comunidades locales, para mejorar la calidad de vida más allá del abastecimiento de minerales y metales que sostienen la vida moderna.
“La membresía se debe ganar. Unirse al ICMM implica atravesar un riguroso proceso de admisión”, reza la declaración sobre los requisitos de admisión publicada en el sitio web del ICMM.
Vale no cumplió con las normas de la gestión de represas de relaves establecidas por el ICMM. Este trágico accidente podría haberse evitado si se hubieran implementado las medidas necesarias.
Según Andresa, esta tragedia claramente podría haberse evitado. Una vez que estalló la represa, la escorrentía tardó entre tres y cuatro minutos en llegar al lugar donde trabajaba su hijo, pero como no había ninguna alarma para notificarles sobre el colapso, no tenían idea de lo que se avecinaba.
“Fueron enterrados vivos. Las personas que trabajaban allí eran jóvenes y físicamente capaces de moverse rápido, pero no había alarmas en su lugar de trabajo. De haber habido una alarma, las 272 personas habrían tenido tiempo de escapar, pero fueron enterradas vivas”.
Al día de hoy, la situación aún no se ha resuelto: 272 personas murieron y todavía quedan 11 cuerpos por encontrar. Los 83 trabajadores que sobrevivieron al accidente aún no han recibido indemnización alguna. Y Vale se niega a hablar con el sindicato que representa a los trabajadores subcontratados.
El desastre de la represa de Brumadinho podría haberse evitado. La gran cantidad de muertos y el daño a las comunidades aledañas y al medioambiente fueron extremos. La investigación de Vale sobre las causas del desastre no se llevó a cabo correctamente. Si Vale hubiera actuado con responsabilidad, podría haberse impedido la tragedia.
“Todavía hay sobrevivientes que están trabajando para sacar los cuerpos del barro y el efecto psicológico de esto es muy duro. Es por ello que es un delito que se cometió y se sigue cometiendo. La forma en que la empresa está tratando a los sobrevivientes y las familias es inhumana”,
afirmó Andresa.
Muchas familias se han reunido regularmente desde que estalló la represa, trabajando junto con las comunidades, los sobrevivientes, los bomberos, la policía y los ministros locales para encontrar los cuerpos restantes y asegurarse de que Vale asuma la responsabilidad por lo sucedido.
“La primera parte de nuestra batalla es que no se debe dejar un solo cuerpo debajo del barro. Esta es nuestra primera lucha. La segunda es que Vale sea castigada por este crimen de matar a nuestros seres queridos. Deben pedir perdón. Mataron a 272 personas y nos siguen matando todos los días. Cada día, estas familias mueren un poco más”.
“Queremos un monumento con los nombres de nuestros seres queridos. Queremos que Vale sea condenada por este acto criminal, las personas que cometieron este crimen deben ir a la cárcel. También debe haber una indemnización económica, porque nuestros seres queridos murieron debido a la avaricia de la empresa, que puso el dinero antes que la vida. Se debe lograr justicia real en este caso porque nadie más debería morir a costa de la explotación minera”,
declaró Andresa.