Read this article in:
Español
30 julio, 2018La firma de un tratado comercial entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) puede ocurrir en setiembre. Los trabajadores del bloque sudamericano temen las consecuencias para su industria nacional
El canciller argentino, Jorge Faurie, dijo en una rueda de prensa en Bruselas que la firma del tratado comercial entre la Unión Europea y el Mercosur (integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) podría ocurrir en setiembre durante el próximo encuentro en Montevideo, Uruguay. Los trabajadores sudamericanos critican que las negociaciones se hicieron a espaldas de la población y sus consecuencias afectarán directamente a la industria nacional y el empleo.
“Esta negociación del Acuerdo Comercial Mercosur-UE puede tener consecuencias devastadoras para la industria nacional especialmente de Argentina y Brasil. Lo poco que se sabe, porque no hubo ninguna transparencia, es que el acuerdo va a ofrecer mayor acceso a los productos agropecuarios y agroindustriales en la UE, a cambio de una apertura de los mercados para otros productos manufacturados como los automóviles.”
explicó el secretario general de IndustriALL Global Union, Valter Sanches.
El cierre de las negociaciones del acuerdo es uno de los principales objetivos trazados por el gobierno del presidente argentino, Mauricio Macri, para 2018. Macri apuesta al libre comercio para beneficiar a los inversores extranjeros, sin tomar en cuenta las consecuencias para los trabajadores.
A comienzos del año, las centrales sindicales argentinas CGT y las dos CTA emitieron un comunicado en conjunto donde rechazaron el acuerdo por considerar que era una “sentencia de muerte para la industria nacional”. Alertaron a la población sobre el impacto negativo que el acuerdo tendrá para la producción nacional en general, y para ciertas ramas de producción estratégicas. Por ejemplo, señalaron la tecnología, el sistema marítimo y fluvial, obras públicas, compras del Estado, laboratorios medicinales, industria automotriz y economías regionales.
A su vez, las centrales sindicales de Brasil CUT y Força Sindical se pronunciaron por separado contra el tratado. Principalmente explicaron que el gobierno ilegítimo de Michel Temer acelera las negociaciones de un acuerdo que traerá consecuencias por décadas, porque quiere firmarlo antes de las elecciones de octubre. Aseguraron que puede acabar con la industria nacional y destruir millones de empleos, porque incentiva una invasión de productos importados en el mercado que generará la caída de inversiones en la industria y el cierre de miles de fábricas.
Muchas multinacionales europeas tienen filiales en Brasil debido a políticas de gobiernos anteriores que exigen la producción de contenido nacional y regional. Con la apertura comercial, las multinacionales podrían cerrar sus unidades en el Mercosur y traer los productos terminados directamente de Europa donde hay una escala y un promedio de la capacidad ociosa de producción mas altos.
Finalmente, los trabajadores de los países de América del Sur consideran que el acuerdo se está negociando sin transparencia, sin debate con la sociedad y sin la participación de los trabajadores. Reclaman acceso a los detalles del acuerdo para fomentar el diálogo social, garantizar mínimamente el respeto a los derechos de los trabajadores y la preservación de la industria nacional.
“Si dependiera de los gobiernos de Brasil y de Argentina este acuerdo ya habría sido aprobado el año pasado en la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Buenos Aires.
Las negociaciones de libre comercio que ocurren de forma oscura, en ausencia de los pueblos, sólo le sirven a las corporaciones transnacionales financieramente. Para nosotros lo más importante es defender la participación de los trabajadores, de las organizaciones sindicales y de la sociedad civil en las negociaciones, oyendo a todas las partes” concluyó Sanches.