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30 junio, 2020Los sindicatos de la industria uruguaya afiliados a IndustriALL desarrollaron un debate sobre el trabajo en tiempos de pandemia, junto a la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Reforzaron la necesidad de luchar por un ingreso básico universal.
Las organizaciones sindicales que integran el proyecto “industria integrada” desarrollaron un seminario web en el marco del Acuerdo de cooperación celebrado entre la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Instituto Cuesta Duarte.
El secretario general de la central sindical uruguaya PIT-CNT y de la Unión Nacional de Trabajadores del Metal y Ramas Afines (UNTMRA, afiliada a IndustriALL), Marcelo Abdala, señaló la importancia del diálogo social frente a la crisis del Covid-19:
“Le pedimos al gobierno un diálogo social para resolver la emergencia social. También desarrollamos alianzas con el movimiento social donde subrayamos la necesidad de un ingreso básico de emergencia para los sectores que cayeron en la pobreza por la pandemia. A su vez, desarrollamos acciones el 1ro de mayo y el 4 de junio, para tratar de que en determinado punto se haga posible ese ingreso.”
Abdala también explicó que se encuentran en medio de una negociación tripartita en los consejos de salarios, y que en dicho ámbito comenzaron a aparecer propuestas de protección de los empleos. De forma tripartita lograron que el tiempo del seguro/subsidio de desempleo se pudiera prorrogar para mantener los vínculos laborales de los trabajadores con las empresas. “Esto no hubiese sido posible sin la acción del movimiento sindical” recalcó.
Por su parte, el especialista de la OIT para el Cono Sur de América Latina, Andrés Marinakis y el oficial senior de información laboral de la OIT para el Cono Sur, Jacobo Velasco realizaron una presentación sobre un documento que realizaron junto a la CEPAL. Brindaron un panorama de lo que está sucediendo en los diversos países de la región y en el mercado de trabajo durante la pandemia.
Dijeron que ambos organismos de la ONU estiman que será una crisis muy profunda con consecuencias importantes a nivel de indicadores socio-económicos y socio-laborales, como la pobreza y la desocupación. Específicamente mencionaron que la pandemia de la COVID-19 generó fuertes efectos negativos en el mercado de trabajo. Por ejemplo:
- La reducción de horas, despidos y caída de salarios en el trabajo formal
- La caída del empleo por el distanciamiento social y menos acceso a compensaciones de ingreso en el trabajo informal
- Las mujeres trabajadores son más vulnerables a los efectos por su mayor participación en el sector informal
- Los sectores intensivos en mano de obra (como el comercio, turismo, manufactura) fueron altamente afectados
- Las micro y medianas empresas tienen alto riesgo de quebrar
- A nivel regional el nivel de impacto de la desocupación va a ser extremadamente profundo: se espera un aumento de la tasa de desocupación de al menos 11,5%.
Por todo ello, explicaron que el mensaje principal es priorizar las políticas de seguridad y salud en el trabajo para que la reactivación productiva y del empleo sea segura y saludable. Dijeron que va a requerir de muchos recursos presupuestales para asegurar el cumplimiento de esas políticas y de la participación tripartita para que se implementen esas políticas.
“La crisis ha abierto la posibilidad de generar innovaciones duraderas en la institucionalidad laboral y de protección social que deben ser aprovechadas para el futuro. Esto incluye la posibilidad que en el corto plazo la población pueda acceder a un ingreso básico para poder enfrentar la crisis como parte de un piso de protección social.
En América Latina se empieza a desarrollar esta idea de que el desempleo no se concentre en un grupo de trabajadores que cargue con todo el peso de la crisis, sino que el estado brinde una compensación para que esos ingresos no se pierdan por el ingreso parcial” concluyó Marinakis.