15 julio, 2021 Los afiliados de IndustriALL Global Union en Sudáfrica condenan la violencia y los disturbios que se han desatado en el país.
En los últimos días, Sudáfrica se ha visto sumida en lo que comenzó como una serie de manifestaciones tras el encarcelamiento de su expresidente, Jacob Zuma, por cargos de desacato. Zuma fue citado para comparecer ante una comisión judicial de investigación sobre la captura del Estado y boicoteó algunas de las sesiones.
Sin embargo, en medio de la pobreza generalizada, agravada por la pandemia y la reciente retirada de una subvención por COVID-19, las manifestaciones, principalmente en las provincias de Gauteng y KwaZulu-Natal, se transformaron en motines por alimentos y en un malestar general.
Esto desató saqueos de centros comerciales, almacenes, depósitos industriales y de alimentos, tiendas de ropa y zapaterías, mueblerías, entre otros. Algunas fábricas y centros comerciales, incluida una fábrica de ropa en la provincia de KwaZulu-Natal, fueron incendiados en medio del caos.
Según los informes, 117 personas murieron y varias resultaron heridas. Algunos de los agitadores han sido arrestados. El gobierno afirma que está tomando medidas para frenar la violencia mediante el despliegue militar en los puntos críticos para ayudar a la policía.
Andre Kriel, secretario general del Sindicato Sudafricano de Trabajadores de la Industria Textil y de la Confección (SACTWU), declaró:
“Hemos trabajado arduamente, junto con el gobierno nacional y los empleadores, para preservar y crear empleos en las industriales locales, y no podemos aceptar que la sostenibilidad de nuestros esfuerzos a futuro esté siendo socavada por una actividad criminal tan horrible y descarada”.
“Por ejemplo, en Isithebe, una nueva fábrica de ropa, Kingspark Manufacturers, que se creó en septiembre del año pasado, ha sido completamente destruida. Saquearon la maquinaria y las materias primas, y no queda nada. En el proceso, 600 personas han perdido sus empleos, muy necesarios para el sustento de 3000 familiares en la parte más pobre del país”.
William Mabapa, secretario general interino del Sindicato Nacional de Mineros, expresó:
“A raíz de esta situación, muchos trabajadores perderán sus puestos de trabajo. Numerosas familias se quedarán sin medios para ganarse la vida, ya que muchas tiendas y camiones quedaron completamente quemados y destruidos. El saqueo de estos negocios destruye la fuente de ingresos y la sostenibilidad de las familias de la clase trabajadora. Si bien apoyamos la aplicación efectiva de la ley, debe evitarse las muertes innecesarias que puedan resultar de tales intervenciones”.
Phakamile Hlubi-Majola, portavoz del Sindicato Nacional de Trabajadores Metalúrgicos de Sudáfrica, añadió:
“Estamos profundamente preocupados por los actos criminales y los disturbios, pero creemos que el levantamiento fue inevitable después de dos décadas de capitalismo neoliberal, que provocó la crisis de desigualdad, pobreza y desempleo. La clase trabajadora y los pobres han estado bajo presión durante mucho tiempo. Necesitamos reformas y políticas económicas que beneficien a la clase obrera”.
Sudáfrica es uno de los países más desiguales del mundo: tiene una gran inequidad salarial y los pobres sufren de un acceso limitado a la educación y la atención médica. Casi la mitad de la población adulta, en su mayoría mujeres, vive en la pobreza. Con la pérdida de empleos causada por los confinamientos por la COVID-19, los niveles de escasez están aumentando.
La federación sindical COSATU presentó ayer un Paquete de ayuda en caso de desastre en Nedlac, el consejo tripartito de relaciones laborales de Sudáfrica. La federación reconoce que se perderán cientos de miles de puestos de trabajo y que esto representa un “desastre nacional”.
COSATU pide una serie de medidas inmediatas, que incluyen paquetes de alimentos, la restauración de la subvención por COVID-19 y un estímulo económico para ayudar a las empresas a recuperarse. La federación también reclama medidas a largo plazo para transformar la economía.
Paule France Ndessomin, la secretaria regional de IndustriALL para África Subsahariana, declaró:
“Durante muchos años, Sudáfrica ha desarrollado mecanismos de diálogo social para hacer frente a los problemas sociales y económicos. Estos deberían usarse para disipar las tensiones actuales, mientras que el gobierno tiene la responsabilidad de hacer cumplir la ley y proteger los derechos humanos y de los trabajadores”.
Foto: voluntarios de la comunidad limpian después de los disturbios, por Athi Geleba