24 abril, 2020Con el apoyo de sindicatos poderosos, grandes multinacionales e importantes acuerdos de negociación sectoriales, la industria química ha reaccionado consecuentemente a la pandemia de COVID-19.
Particularmente en Europa y en las grandes empresas multinacionales se han tomado importantes medidas sociales para proteger el empleo.
En Alemania, el IG BCE ha llegado a un acuerdo para todo el sector químico con la confederación de empleadores BAVC llamado “Acuerdo ante la crisis”, que se extiende hasta finales de este año. El acuerdo posibilita aumentos salariales para los trabajadores de tiempo reducido. El IG BCE dice que el trabajo de tiempo reducido pronto se convertirá en un lugar común en el sector en Alemania, que emplea a aproximadamente 1,1 millones de personas. El sindicato está organizando seminarios web de información para sus representantes del comité de empresa.
En Brasil, la mayoría de las fábricas de plástico y algunas fábricas de productos químicos están cerradas, mientras que las farmacéuticas están desarrollando tratamientos. Los trabajadores enviados a casa por el virus son remunerados en parte por el Estado y en parte por la empresa, según indique la legislación estatal y la fortaleza sindical en la fábrica. Al menos la mitad de los salarios están cubiertos por el Estado.
El 17 de abril, Fequimfar firmó un convenio colectivo para todo el sector en el Estado de San Pablo, que abarca 150.000 trabajadores de productos químicos, plásticos y fertilizantes. El acuerdo significa que los trabajadores no perderán salarios debido a la reducción en las horas de trabajo. El CNQ-CUT ha negociado un acuerdo de referencia con BASF que sirve como un excelente ejemplo para el sector en Brasil.
El secretario general adjunto de la IndustriALL, Kemal Özkan, expresó:
“La industria química sustenta la economía global, y nuestros sindicatos del sector químico afiliados están respondiendo a esta crisis con firmeza y madurez. Vemos fuertes acuerdos nacionales, muchos de ellos específicos de la crisis, con empresas nacionales y mundiales, y una flexibilidad de producción para fabricar equipos importantes para la lucha contra la pandemia”.
Muchas empresas de productos químicos han cambiado su producción para hacer desinfectantes, y la materia prima para estos, con el fin de que sean utilizados en la lucha contra la pandemia. Entre otras, BASF, Dow Chemical, Ineos, Shell, DSM y Mol.
Solvay, empresa asociada de GFA, ha lanzado un fondo de solidaridad para brindar apoyo adicional, tanto financiero como no financiero, a cualquier empleado y dependiente que pueda experimentar dificultades debido al impacto de la pandemia del coronavirus.
Muchas de las principales empresas del sector han anunciado que garantizarán la licencia por enfermedad paga y la remuneración salarial íntegra durante tres meses en caso de despidos temporales. Entre estas, Solvay, Yara y Unilever.
En los EE. UU., el USW negoció un protocolo de coronavirus COVID-19 con BASF que puede servir de modelo para el resto de la industria química estadounidense para mantener las instalaciones en funcionamiento y a los trabajadores seguros.
En Austria, se ha establecido una norma nacional sobre el empleo de tiempo reducido para evitar la pérdida de puestos de trabajo. Se aplica a todos los sectores por un período de tres meses, pero puede prorrogarse. Los comités de empresa y los sindicatos han garantizado los derechos de participación, y las propuestas deben estar en acuerdo.
En Bélgica e Italia, afiliados de IndustriALL han estado en conflicto por la categorización de todo el sector químico como servicios esenciales, lo que ha significado que los trabajadores que fabrican productos como cinta adhesiva no son enviados a casa para cumplir con el aislamiento. Los sindicatos italianos del sector químico han firmado acuerdos con las organizaciones de empleadores de productos químicos sobre la gestión conjunta para atravesar la crisis.
En Japón todas las fábricas del sector están siguiendo medidas similares para prevenir la propagación de la infección, incluidos controles de temperatura de todos los que entran al país.
En el Reino Unido, sindicatos como Unite se unieron con el organismo empleador de la Asociación de Industrias Químicas para enviar un mensaje conjunto al gobierno de que están “uniendo sus esfuerzos para hacer todo lo posible para poner fin a la pandemia del coronavirus y mitigar el impacto social y económico”.
En Hungría, el afiliado de IndustriALL en el sector químico, VDSz, está luchando contra una extensión unilateral de la “Ley de la esclavitud” del gobierno de Orban, anunciada el Viernes Santo para restringir aún más las oportunidades de reacción. Otorga a los empleadores poder unilateral para ordenar a los trabajadores un período de referencia de 24 meses, en virtud del cual se suspenden las medidas del convenio colectivo. El gobierno consultó a los empleadores, pero no a los sindicatos en la elaboración de esta medida.
En Noruega, el gobierno está interviniendo para cubrir la mayoría de los costos de los trabajadores que no pueden trabajar debido a la pandemia.
En Suecia la mayoría de la industria ha continuado la producción.
En Finlandia, el sector químico ha sido nominado como un servicio esencial y los sindicatos están de acuerdo con ello.
En Uruguay, se ha utilizado el sistema tripartito de negociación para establecer medidas para los trabajadores afectados en el sector, incluido un fondo social, y medidas para trabajar desde los hogares.
En Colombia y Perú los trabajadores del sector sufren la grave falta de protección social legal.