31 enero, 2018Kimberly-Clark, empresa con sede en EE.UU. que se dedica a la fabricación de productos sanitarios, dio a conocer, el 23 de enero, en forma unilateral, el recorte masivo de 5.000 a 5.500 puestos de trabajo. Este recorte del 12% de la fuerza de trabajo a nivel mundial resultará principalmente por el cierre de 10 de las 91 plantas de Kimberly-Clark. No se ha informado cuáles serán esas 10 fábricas.
Los recortes previstos constituyen un golpe terrible para mucha gente, además de los 5.000 que van a perder sus fuentes de trabajo. Se dice que, por cada puesto de trabajo en una fábrica de papel, se crean otros cinco trabajos indirectos; por lo tanto, el potencial daño económico de este plan puede afectar a decenas de miles de familias.
A pesar de la gran densidad sindical de la fuerza de trabajo de Kimberly-Clark a nivel mundial, y una relación formal con el movimiento sindical internacional, no hubo consulta previa con los representantes de los trabajadores/as antes de que se tomara y se diera a conocer esta decisión.
Dos sindicatos mundiales, IndustriALL y UNI, cuentan con sindicatos nacionales afiliados que representan a los trabajadores/as de Kimberly-Clark en todo el mundo. Cuando existe presión comercial que hace necesario reducir los costos, los sindicatos siempre pueden contribuir para encontrar soluciones y modos eficientes de producción que permiten economizar fondos. La reducción masiva de puestos de trabajo perjudica a los trabajadores/as, sus comunidades y la marca Kimberly-Clark.
Los sindicatos de Kimberly-Clark reiteran la urgente necesidad de consultar seriamente con sus interlocutores, que son fundamentales para el éxito de las operaciones. Los dos sindicatos mundiales y sus afiliados piden a Kimberly-Clark que detenga el proceso de reestructuración para que se lleve a cabo esta consulta.
Además de este principio general, según la legislación laboral de varios países afectados, Kimberly-Clark no estaría reconociendo sus obligaciones contractuales y legislativas ni los requisitos que exigen consultación.
Casi un 25% de la población mundial usa productos de Kimberly-Clark, como los pañales Huggies y los pañuelos Kleenex. Kimberly-Clark y sus competidores se ven afectados por los minoristas que bajan los precios y por el hecho de que los consumidores compran cada vez más en Amazon. Los beneficios de la empresa bajaron levemente, sin embargo, las ganancias de las operaciones de Kimberly-Clark en 2017 fueron de unos US$ 3.300 millones.
Según los informes, el Director General de Kimberly-Clark, Thomas J. Falk, percibió más de US$ 13 millones en 2017. El costo de la reestructuración masiva prevista se cubrirá en parte por los ahorros que se han acumulado gracias a los recortes de impuestos corporativos dictaminados por Donald Trump.
La reestructuración tiene como fin lograr que la empresa acumule ahorros de más de medio billón de dólares para el año 2021. Existe un proyecto de reinversión significativa para algunas fábricas. Sin embargo, se cree que esa reinversión se centrará en mejorar la capacidad de producción digital, lo que también puede ser mala noticia para la fuerza de trabajo.