28 enero, 2016Desde hace ya varias semanas, Lee Youngjoo se ha encerrado en las oficinas del sindicato en Seúl. Si saliera, teme que la detengan y la encarcelen, al igual que su colega Han Sang-gyun, Presidente de la Confederación Coreana de Sindicatos (KCTU).
En cambio, ella come, duerme y vive allí mientras su familia debe viajar a las oficinas para verla. Así nos ha informado Monika Kemperle, Secretaria General Adjunta de IndustriALL Global Union, quien se reunió con Youngjoo en las oficinas de la KCTU la semana pasada. También sus compañeros sindicalistas están atrincherados junto a ella en las oficinas del sindicato.
Durante la visita de solidaridad a Corea del Sur, Kemperle también visitó a Han Sang-gyun en prisión. Sang-gyun es acusado de organizar manifestaciones ilegales, con ocho cargos bajo el Código Penal y la Ley sobre reuniones y manifestaciones.
Sang-gyun pasó a ser víctima de la represión después de que miles de personas salieron a las calles de Seúl el 14 de noviembre para protestar contra la reforma laboral propuesta que haría más fácil para las empresas despedir a los trabajadores.
Después de la manifestación, Sang-gyun se refugió en el templo Jogye hasta que finalmente se entregó a la policía el 10 de diciembre.
“Han sigue siendo fuerte”, dijo Kemperle, que contó cómo, diez minutos después de haber comenzado su reunión, se empezó a tocar música fuerte por medio de un altavoz, por lo que fue casi imposible conversar. “No nos dejaron solos en ningún momento, y toda nuestra conversación fue escrita y grabada”.
La KCTU rechaza enérgicamente las acusaciones contra Sang-gyun:
“La policía, junto con la fiscalía, intentaron difamar a la KCTU, llamándola ‘turba de revoltosos’. Tales intentos maliciosos no van a triunfar y la KCTU continuará su lucha contra el gobierno para proteger el derecho fundamental de vida de los 20 millones de trabajadores y trabajadoras del país”.
Ante la concentración del 14 de noviembre, la reacción de la policía fue allanar las oficinas de la KCTU, y también las del Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos de Corea (KMWU), donde incautaron computadoras y otros documentos.
Después de que el gobierno intensificara la represión, por lo menos 16 sindicalistas han sido detenidos y llevados a prisión y más de 400 han sido investigados por la policía de Corea del Sur. Se ha informado que la policía ha estado investigando a más de 1.000 sindicalistas.
Este mes, en otro fenómeno negativo, un tribunal de Corea dictaminó que era ilegal que un sindicato de profesores afiliado a la KCTU defendiera a los trabajadores despedidos. Esta decisión del tribunal criminaliza un papel fundamental de los sindicatos.
Estando en Corea, Monika Kemperle se dirigió a una manifestación de 5.000 personas en Seúl, organizada por la KCTU y otros sindicatos, el sábado 23 de enero.
Kemperle señaló lo siguiente: “No van a tener éxito las desesperadas maniobras que aplican las autoridades para silenciar a los trabajadores. Los valientes sindicalistas de Corea del Sur se niegan a rendirse bajo la persecución política. El gobierno de Corea del Sur debe escuchar a su pueblo y detener la represión de las libertades democráticas”.