2 febrero, 2017Se están aplicando severas medidas de represión contra los trabajadores/as de la confección de Bangladesh por exigir mejoramiento de sus miserables sueldos y por las peligrosas condiciones de trabajo en que se ven obligados a laborar. Debido a esta situación represiva se cuestiona si se están aplicando las condiciones que se exigen al país para beneficiarse con las preferencias comerciales bajo el régimen SGP de la UE – así lo dijeron Valter Sanches, Secretario General de IndustriALL, Philip Jennings, Secretario General de UNI Global Union, y Sharan Burrow, Secretaria General de la Confederación Sindical Internacional.
Hace casi cuatro años, en abril de 2013, el mundo se horrorizó al ver cómo se derrumbó el edificio de Rana Plaza, matando a más de 1.100 trabajadores/as de la confección, y dejando lesionados a muchos más.
Esta tragedia debió haber sido un momento de cambio para la industria de la confección en Bangladesh, pero es un asunto de gran preocupación que el gobierno ha hecho muy poco para garantizar el respeto al estado de derecho, incluyendo legislación laboral nacional y las normas internacionales del trabajo.
El sector de la confección de prendas de vestir produce más del 80% de las exportaciones de Bangladesh. Desde 2013, no ha habido ningún aumento del salario mínimo de US$ 67 al mes; los salarios en la industria de la confección figuran entre los más bajos del mundo. Mientras tanto, aumenta vertiginosamente el costo de la vivienda, de los productos básicos y de la atención médica.
Ahora Bangladesh ha dado un alarmante paso atrás. En diciembre, cuando los trabajadores y trabajadoras se declararon en huelga para exigir salarios más altos, por lo menos once dirigentes sindicales y defensores de los derechos laborales fueron detenidos en virtud de la Ley de Poderes Especiales de 1974, ley de emergencia para tiempos de guerra que autoriza la detención de una persona, sin cargo, por un período de hasta seis meses.
Los empleadores respondieron a la huelga cerrando 59 fábricas y presentando cargos contra cientos de trabajadores/as. Unos 1.500 trabajadores/as fueron despedidos. Muchos de ellos han sido puestos en lista negra, impidiéndoles conseguir otros trabajos en el sector.
Hablando en Davos en enero, la Primera Ministra Sheikh Hasina trató de convencer al mundo que Bangladesh está “fuertemente comprometido a dar cumplimiento a las exigencias requeridas con respecto a la industria de confección de prendas de vestir”.
A la vez, su gobierno y los poderosos dueños de fábricas de prendas de vestir del país están utilizando la huelga sobre salarios como pretexto para reprimir aún más al movimiento de los trabajadores/as.
En Bangladesh, sigue siendo extremadamente difícil para los trabajadores/as ejercer sus derechos laborales fundamentales. Para muchos trabajadores/as de la confección, es casi imposible organizar y crear sindicatos sin recibir represalias. El Registrador de Sindicatos rechaza arbitrariamente las solicitudes de registro de las federaciones sindicales más activas e independientes. Predomina un ambiente severo de violencia antisindical, junto con impunidad casi total para los autores de esta represión.
En la práctica, ya se ha sepultado el Pacto de Sostenibilidad, acordado entre Bangladesh y la UE para mejorar los derechos laborales en el sector de la confección. Está claro que el gobierno no tiene ninguna intención de cumplir con los términos de ese Pacto, y está violando la condicionalidad laboral del SGP “Todo menos armas” de la UE.
Sin embargo, a pesar del incumplimiento evidente por parte de Bangladesh de sus obligaciones internacionales, la Comisión Europea no está tomando medidas suficientes para exigir que el gobierno rinda cuentas al respecto. El diálogo en si no basta.
La UE debe iniciar inmediatamente una investigación en el marco del SGP. Sólo la posible pérdida de acceso a los mercados demostrará al gobierno de Bangladesh que Europa toma en serio los derechos de los trabajadores/as.
Los trabajadores/as de la confección en Bangladesh tienen el derecho inequívoco a organizarse en sindicatos. Hasta que el gobierno deje de reprimir a los sindicatos, dando garantías para crear un ambiente propicio en el que los trabajadores/as puedan gozar de libertad para afiliarse a los sindicatos y exigir mejores salarios y condiciones de trabajo, Bangladesh no debe beneficiarse de privilegios comerciales especiales que se reservan sólo para aquellos países que respeten debidamente los derechos laborales fundamentales.