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2 julio, 2020Los trabajadores que reparten comida mediante aplicaciones desarrollaron una huelga nacional en Brasil el 1 de julio con el apoyo del movimiento sindical internacional. El objetivo de la medida de acción fue exigir condiciones mínimas de trabajo y luchar contra la precarización laboral.
Créditos de la foto: CUT Brasil
Es la primera vez que los trabajadores de aplicaciones de comida organizan una huelga nacional en Brasil. La pandemia fue el desencadenante principal, ya que condujo al confinamiento de la población y resultó en que los deliverys se volvieran aún más esenciales para posibilitar el acceso a los alimentos.
Durante toda la jornada se escucharon bocinas de motocicletas, hubo diversas marchas y se organizaron eventos públicos por las calles de las principales capitales del país. Los repartidores de aplicaciones efectuaron un homenaje a los compañeros que fallecieron por la Covid-19 y recibieron donaciones de alimentos no perecederos para quienes tuvieron reducciones de ingresos.
El director técnico del Departamento Intersindical de Estatística y Estudios Socioeconómicos de Brasil (DIEESE), Fausto Augusto Junior, dijo en entrevista con el medio Rede Brasil Atual que los consumidores también jugaron un rol protagónico. Los usuarios brindaron malas reseñas a las aplicaciones de entrega y hubo una reducción de los pedidos, con lo que mostraron su apoyo a la huelga. Además, los hashtags #BrequeDosApps y #GreveDosApps fueron tendencia en Twitter y reflejaron el respaldo a la medida de acción.
La huelga nacional también contó con el apoyo de las centrales sindicales y de la Confederación Sindical de las Américas (CSA). Si bien la convocatoria inició en Brasil, se adhirieron trabajadores y usuarios de Argentina, Australia, Chile, China Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México e Inglaterra. En Argentina por ejemplo, desarrollaron movilizaciones donde reclamaron un ingreso acorde a la canasta familiar y la declaración de insalubridad de la actividad ante la pandemia de la covid-19.
A través de la medida de acción, los trabajadores de Brasil reclamaron el acceso a equipos de protección personal para mayor seguridad frente a la COVID-19, asistencia médica, la interrupción inmediata de bloqueos y desconexiones sin justificación, una tarifa mínima de R$2 por kilómetro recorrido, un subsidio de merienda, un taller y ayuda de reparación de neumáticos, medidas de protección contra robos y accidentes, así como el pago adecuado por los kilómetros recorridos.
Los trabajadores vieron cómo su trabajo aumentó con la pandemia, al mismo tiempo que los riesgos para su salud y seguridad. El problema principal es que los repartidores dicen no ser tratados como empleados, sino como socios o pequeñas empresas. De este modo, les impiden el acceso a ciertos derechos, beneficios, garantías o a la negociación colectiva.
Denunciaron que las aplicaciones de entrega los explotan sin asumir ninguna responsabilidad, ya que no disponen de un contrato de trabajo firmado. Con esta iniciativa buscan demostrar que realmente existe una relación entre el jefe y empleados, y exigir que las empresas no continúen enriqueciéndose a expensas de trabajadores con empleos precarios. Los repartidores advirtieron que si las plataformas no satisfacen sus demandas, harán otra huelga general el 11 de julio.
Por su parte, el secretario regional de IndustriALL Global Union, Marino Vani, expresó:
“Felicitamos a los trabajadores por su lucha. Como sociedad y clase trabajadora no podemos aceptar que pasen hambre quienes distribuyen la comida, mientras que aquellos que controlan el mercado se enriquecen: Hay que regular el mercado de trabajo. Todos/as juntos/as tendremos que enfrentar la explotación que supone el empleo en las plataformas.”