13 febrero, 2019Centenares de miles de personas participaron en una manifestación organizada por las federaciones sindicales en Roma (Italia) el 9 de febrero para protestar por las políticas de austeridad del Gobierno.
La plaza de San Giovanni de Roma estaba abarrotada de trabajadores, pensionistas y sus familias procedentes de toda Italia, muchos portando banderas y pancartas sindicales. Un gran número de ellos llegaron a Roma en 12 trenes, unos 1.300 autobuses y dos barcos. Se agruparon para demostrar su unidad y reiterar los valores expresados en una plataforma unitaria denominada Piattaforma.
Esa plataforma es una serie de propuestas sindicales comunes en las que se pide que el Gobierno haga cambios en las actuales políticas e inicie un conjunto de debates serios y respetuosos sobre el futuro del país.
“Los sindicatos CGIL, CISL y UIL continúan afirmando firmemente la necesidad de que el país se desarrolle con el refuerzo de políticas expansivas, y convinieron en que es preciso superar las políticas de austeridad que, tanto en Italia como en Europa, han llevado a una profunda desigualdad, han aumentado la pobreza y el crecimiento del desempleo, en particular entre los jóvenes y las mujeres", reza el documento.
Los afiliados italianos a la IndustriALL Global Union están pagando el precio de la falta de voluntad política del Gobierno para adoptar medidas económicas y políticas destinadas a impulsar la economía.
Hasta ahora, el Gobierno no ha planificado medidas para incrementar la inversión pública y privada en la industria en Italia, lo que ciertamente no estimulará el crecimiento del empleo. Al revés, algunas de las leyes promulgadas por el Gobierno tendrán el efecto contrario. Por ejemplo, en el sector de la energía, los sindicatos están combatiendo actualmente una reciente ley que impide a las empresas la búsqueda y la explotación de nuevos yacimientos de petróleo y gas. La legislación puede provocar la pérdida de más de 15.000 empleos, y hacer que Italia dependa energéticamente de otros países.
Las demandas de los sindicatos se centran en el desarrollo, el crecimiento y el empleo mediante la inversión pública, que a su vez atraiga a la inversión privada y fomente una nueva estructura de producción. El Estado tiene que poner en marcha una reforma fiscal, suprimiendo cargas excesivas de salarios y pensiones, y luchar contra la evasión de impuestos, a fin de crear un sistema más justo, dicen los sindicatos.
Otras demandas son el desarrollo de una red de seguridad social, teniendo en cuenta las necesidades de que las empresas acaben de reestructurarse o hallen la manera de salir de la crisis de los mercados; la modificación del sistema de la seguridad social y el bienestar mediante el refuerzo de las pensiones, políticas sociales, la lucha contra la pobreza y una mejor atención de salud.
Es necesario mejorar y reformar el sistema de formación profesional y establecer programas de reciclaje de los trabajadores. Por último, los sindicatos han pedido al Gobierno que invierta en la administración pública, que, como vínculo entre los ciudadanos, las empresas y los servicios, es una herramienta fundamental para acompañar las políticas de crecimiento y desarrollo del país.
Según el Instituto Nacional de Estadística italiano, Istat, la tasa de desempleo en Italia alcanzó la cifra sin precedentes de 10,6 por ciento en 2018, la tercera más alta en Europa, después de Grecia, y España. Si bien ha habido una disminución del 0,7 por ciento desde 2017, todavía está lejos del 6,1 por ciento del paro en 2007. Los trabajadores de la joven generación son los que más sufren del desempleo juvenil, alcanzando el 32,1 por ciento de media en 2018.
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