10 junio, 2016Los sindicatos sostienen en sus hombros la gran responsabilidad de defender a los trabajadores ante los abusos de las empresas, que se están aprovechando de la legislación antisindical.
Perfil
Federaciones sindicales : Türk-Iş, DİSK, HAK-Iş
País: Turquía
Texto: Walton Pantland
En efecto, cuando el fabricante de automóviles Renault suspendió las elecciones sindicales, despidiendo a trabajadores de su planta de Bursa, Turquía, en febrero de 2016, Birleşik Metal-İş, organización afiliada a IndustriALL, entró en acción. El sindicato suspendió la producción y organizó una manifestación de protesta pacífica para defender a sus miembros. En respuesta, la empresa llamó a la policía, que utilizó violencia en un intento de destruir el sindicato.
A pesar de que Renault ha firmado un Acuerdo Marco Global con IndustriALL, la administración local de la empresa parecía decidida a impedir, a todo costo, la sindicación en la planta.
En Turquía se produce frecuentemente este nivel de confrontación, caracterizado por empleadores que son muy aficionados a recurrir a la violencia, intimidación, despidos ilegales
y otras tácticas corruptas. Sin embargo, los sindicatos no aceptan esta atmósfera de violencia; la reciente controversia en Renault demuestra el contexto conflictivo y a veces violento de las relaciones laborales en este país.
Los sindicatos en Turquía se enfrentan a una lucha ardua en un ambiente cada vez más difícil. Después de un período de fortaleza y militancia cada vez mayor en la década de 1970, un golpe militar en 1980 trajo consigo una inhumana represión contra los sindicatos. Como parte
del programa político de ese régimen militar, la Confederación de Sindicatos Progresistas (DISK) y sus afiliados fueron prohibidos, y los miembros de los comités ejecutivos detenidos. Esta prohibición duró hasta 1992.
El gobierno militar también promulgó una legislación laboral diseñada para combatir intentos de sindicación. En 2012, se promulgó la Ley sobre Sindicatos y Convenios Colectivos para reemplazar las antiguas leyes de la dictadura, pero todavía falta mucho para cumplir con las normas de la OIT.
A consecuencia de esta represión y de la lenta democratización, se ha reducido a un 3% la densidad sindical en el sector privado, y los trabajadores turcos corren graves riesgos de explotación y abuso.
Turquía necesita sindicatos fuertes
El homicidio industrial de 301 mineros del carbón en Soma en 2014 es el testimonio
más convincente de la necesidad de contar con sindicatos fuertes en Turquía. La mina de Soma era una trampa mortal, y el accidente era completamente prevenible: se produjo sólo porque se unieron trágicamente la codicia, la incompetencia y la corrupción. La mina era propiedad del gobierno, pero administrada
por una empresa privada, una situación de semiprivatización que dio prioridad a las ganancias, descuidando la seguridad de los trabajadores, en tanto el gobierno hacía vista gorda ante los abusos.
Por si fuera poco, después de la muerte y la destrucción de este grave accidente, la empresa despidió a 2.800 mineros, informándoles
al respecto por mensaje de texto. Nuestro sindicato afiliado Maden-İş se vio obligado a enfrentar una ardua lucha para lograr justicia.
Sin embargo, la tragedia de Soma es sólo
parte del problema: desde el año 2000 han muerto 1.500 personas en las minas de
Turquía. Los sindicatos tuvieron que presionar fuertemente para lograr que el gobierno ratificara el Convenio 176 de la OIT sobre seguridad
en las minas. para que este Convenio funcione eficazmente, los sindicatos tienen que disponer de libertad para realizar sus funciones sin obstáculo, y los trabajadores deberían tener la posibilidad de informar sobre problemas de seguridad y rechazar trabajos peligrosos.
Turquía es uno de los principales países productores de textiles del mundo. En este sector dominan los pequeños proveedores
y no existe buena regulación. La mayoría de los trabajadores/as textiles gana el salario mínimo de 1.647 liras (US$ 570) por mes, que es muy inferior a un salario digno en Turquía. Muchos trabajadores no están registrados, son vulnerables a la explotación y no perciben siquiera el salario mínimo legal. Es frecuente el uso del trabajo infantil.
Turquía tiene una larga tradición de producción de cuero y textiles de alta calidad, y muchas marcas de lujo, como Hugo Boss, Mulberry, Benetton, Ermenegildo Zegna y Prada, se proveen de fábricas basadas en Turquía.
Sin embargo, las marcas de lujo también hacen vista gorda a la explotación laboral porque con el abuso se reducen los costos de producción: los trabajadores y trabajadoras que fabrican prendas de vestir para Hugo Boss en Izmir percibían sueldos muy inferiores a un salario digno y fueron despedidos por afiliarse al sindicato Teksif.
Sucedió lo mismo en el caso de los trabajadores/as que fabrican carteras de
lujo para Mulberry, las cuales se venden a precios que alcanzan hasta mil dólares. Estos trabajadores/as también fueron despedidos, por afiliarse al sindicato Deriteks. Para apoyarles, IndustriALL lanzó una campaña internacional contra esa marca, lo que obligó al proveedor turco a reconocer al sindicato.
Conflicto regional y explotación de los refugiados
Turquía enfrenta una grave crisis humanitaria, y a consecuencia de la guerra civil en Siria, más de dos millones de refugiados han llegado al país. En Turquía trabajan aproximadamente 400.000 refugiados, que también se convierten en trabajadores vulnerables a consecuencia de la explotación, principalmente en la agricultura, construcción y el sector textil.
Gracias a la presión ejercida por los sindicatos y la sociedad civil, se ha modificado la legislación laboral de Turquía, permitiendo de este modo que algunos refugiados puedan trabajar legalmente. Además, debido a los acuerdos marco globales que se han establecido entre IndustriALL y las grandes empresas de prendas de vestir Inditex y H&M, se puede presionar a los proveedores para que traten de manera justa a los refugiados.
La guerra civil en Siria ha afectado a Turquía, que ha intervenido fuertemente en favor de los rebeldes. Daesh, el movimiento del Estado Islámico, ha aprovechado las divisiones en Turquía, lanzando una serie de ataques con bombas en el país, especialmente contra las fuerzas seculares, democráticas y progresistas.
Alarmadas por el constante aumento de la violencia en el país, las confederaciones sindicales turcas DISK y KESK organizaron en la capital turca, Ankara, el 10 de octubre de 2015, una manifestación “Por la Paz, la Democracia y el Trabajo”.
Dos bombas explotaron en la manifestación, matando a 103 personas, entre las víctimas muchos de nuestros compañeros sindicalistas. Este atentado constituyó el mayor ataque terrorista en la historia moderna de Turquía.
EN TURQUÍA, INDUSTRIALL CUENTA
CON 19 SINDICATOS AFILIADOS, QUE REPRESENTAN A LOS TRABAJADORES/AS DE LAS TRES FEDERACIONES DEL SECTOR PRIVADO, LA TÜRK-IŞ, DİSK Y HAK-IŞ.
En la negociación colectiva se presentan requisitos imposibles de cumplir
En la Ley sobre sindicatos y convenios colectivos se presentan requisitos para la certificación de la negociación colectiva. Un sindicato que quiera firmar un convenio colectivo a nivel del lugar de trabajo debe contar con la afiliación de por lo menos el 1% de todos los trabajadores de ese sector industrial.
Además, también se exige alcanzar umbrales del 50% a nivel del lugar de trabajo, y, en el caso de empresas con más de un lugar de trabajo, se exige un 40%.
De acuerdo con la legislación, los empleadores pueden fácilmente presentar una denuncia en el tribunal local alegando que el sindicato en cuestión no tiene una mayoría suficiente como para ser interlocutor en las negociaciones. Los empresarios turcos suelen frecuentemente eliminar la presencia sindical en el lugar de trabajo, o al menos obstaculizan el proceso de negociación colectiva.
Los casos judiciales demoran años en resolverse, impidiendo el libre y eficiente funcionamiento de los sindicatos, y minando también la naturaleza misma de los derechos sindicales fundamentales, incluidos los derechos de negociación colectiva.
ESTÁ EN PELIGRO LA LIBERTAD DE ASOCIACIÓN SINDICAL
A pesar de que Turquía ha ratificado los convenios de la oIT sobre libertad sindical y protección del derecho de sindicación, continúa la presión contra los derechos sindicales fundamentales.
La Constitución de Turquía establece claramente que “los empleados tienen derecho a formar sindicatos sin necesidad de obtener permiso oficial al respecto, y también poseen el derecho a afiliarse a un sindicato y libertad para desafiliarse, con el fin de salvaguardar y desarrollar sus derechos económicos y sociales y los intereses de sus asociados en sus relaciones laborales. no se debe obligar a nadie a afiliarse o a desafiliarse de un sindicato”.
De acuerdo con el código penal, se puede castigar a las empresas por violación de la libertad laboral y sindical o por negar los derechos sindicales. Sin embargo, la situación real es muy diferente.
Según un estudio realizado en 2015 por Labor Studies Community, 4.362 trabajadores/as fueron despedidos
por haber defendido sus derechos, y los sindicatos llevaron a cabo 1.116 acciones de protesta. Según el informe, 2.258 trabajadores fueron despedidos sólo por afiliarse a un sindicato, y 2.104 fueron despedidos por haber participado en acciones de protesta.
El derecho de huelga: sólo en el papel
La legislación laboral de Turquía permite postergar por 60 días huelgas legales y cierres patronales si estas acciones se consideraran “perjudiciales para la salud pública o la seguridad nacional”.
La ley también señala que “si no se alcanza un acuerdo antes de la fecha de vencimiento del período de suspensión, la Junta Superior de Arbitraje resolverá la disputa si así lo solicita cualquiera de las partes dentro de seis días laborales. De lo contrario, se invalida la competencia del sindicato de los trabajadores”.
En realidad, el aplazamiento constituye una prohibición, ya que es imposible continuar una huelga después del período de 60 días.
Una nueva amenaza para los trabajadores: la introducción de intermediarios laborales
En la actualidad, el Parlamento de Turquía está debatiendo un proyecto de ley propuesto por el gobierno por el cual se va a permitir
que las agencias de empleo privadas tengan derecho de contratar trabajadores en varios y diversos sectores. De ser aprobada esta nueva ley, implicaría un gran cambio en el mercado de trabajo, reemplazando la contratación permanente por contratos a corto plazo, lo que permitiría la aplicación generalizada de contratos de trabajo precarios.
El proyecto de ley permitiría que, en determinadas circunstancias, las empresas puedan utilizar trabajadores de agencia según determinado porcentaje del total de la fuerza de trabajo. Los sindicatos turcos temen que esto dé lugar al uso excesivo de mano de obra contratada por agencias, con la justificación de “un aumento imprevisto del volumen comercial de la empresa” o “aumentos comerciales periódicos”, argumento que las empresas podrían aprovechar en cualquier momento en un sistema de producción.
Una comisión parlamentaria ha aprobado el proyecto de ley, que está programado para su consideración en la Asamblea Nacional (TBMM). Si se aprueba, millones de trabajadores tendrán contratos de agencias en vez de ser contratados en forma permanente por las empresas donde trabajan.
Lucha contra el trabajo precario
Después de una larga lucha, el sindicato afiliado a IndustriALL, Lastik-Is, que representa a los trabajadores de fabricación de neumáticos, logró convencer a los fabricantes multinacionales Bridgestone, Pirelli y Goodyear para que pasaran a contratos permanentes a miles de trabajadores subcontratados.
La externalización, con salarios más bajos y peores condiciones de trabajo en comparación con los trabajadores permanentes, se ha convertido en una gran amenaza para el trabajo de afiliación sindical, la negociación colectiva y la solidaridad entre los trabajadores permanentes y los subcontratados.
Otro afiliado de IndustriALL, DISK-Tekstil, logró un avance sin precedentes en Greif Enterprises, empresa norteamericana de envasado,
cuando el sindicato logró un convenio con la compañía por el cual más de 1.200 trabajadores subcontratados lograron obtener contratos de trabajo permanentes.
Hugo Boss: una marca de lujo, pero una basura como empleador
Hugo Boss ha puesto todos los obstáculos posibles para impedir la sindicalización en su más importante fábrica de producción, en Izmir. La administración de dicha empresa despide implacablemente a miembros clave del sindicato; el Tribunal Superior de Apelaciones de Turquía ha declarado que esa empresa es culpable de esta infracción.
Desde hace más de tres años, el Sindicato de Trabajadores de la Industria Textil, Tejidos de Punto y Vestuario de Turquía, TEKSIF, afiliado
a IndustriALL, ha venido apoyando a los trabajadores y trabajadoras de Hugo Boss para que puedan realizar su labor sindical. La gran mayoría de los trabajadores de dicha empresa, a pesar de las largas jornadas de trabajo
que están obligados a cumplir, más horas extraordinarias a discreción de la empresa y sin prestaciones sociales, gana sueldos miserables. Estos trabajadores claman por un salario digno y que sus patrones oigan sus peticiones.
Aunque Hugo Boss ha afirmado públicamente que respeta las normas internacionales del trabajo en todas sus operaciones a nivel mundial, la administración ataca los derechos laborales fundamentales de los 3.000 trabajadores y trabajadoras en Izmir.
Entre las violaciones de los derechos laborales cometidas por la empresa figura el uso de amenazas, sanciones y despidos para atacar a los simpatizantes sindicales y a sus familiares y amigos cercanos. Para demostrar la ilegalidad de 20 despidos de simpatizantes sindicales
entre 2011 y 2014, la parte laboral tuvo que recurrir a largos procesos judiciales, en tanto otros ocho casos siguen pendientes en los tribunales. El Tribunal de Apelaciones confirmó que los trabajadores habían sido despedidos injustamente por su afiliación sindical y ordenó su reintegración al trabajo, pero en vez de seguir lo señalado por el Tribunal, la administración decidió pagarles una compensación adicional, opción que es permitida por la legislación del país.
Esta práctica continúa: la administración local sigue despidiendo a simpatizantes sindicales clave.
Solidaridad internacional para trabajadores de componentes de automóviles
Petrol-İş, organización afiliada a IndustriALL, logró reconocimiento legal como el sindicato que representa a los trabajadores de Standard Profil en Turquía, e inició negociaciones colectivas después de una campaña de sindicalización de cuatro años.
Standard Profil, empresa con sede en Turquía, es un proveedor multinacional de sistemas de sellado para automóviles; provee productos para importantes fabricantes de automóviles como Audi, BMW, Citroën, Daimler, Fiat, Ford, GM, Mercedes, Nissan, y Opel.
El mencionado sindicato afilió a más del 50% de los 2.300 trabajadores de Standard Profil en Turquía, en la planta de Düzce y en una fábrica hermana en Bursa, y obtuvo certificación de reconocimiento formal.
No obstante, después de esto, la compañía cuestionó la certificación en los tribunales, en un intento de impedir que los trabajadores accedieran a sus derechos legítimos en el lugar de trabajo. La empresa despidió a sindicalistas en la fábrica más grande de Düzce durante el período de sindicalización.