19 noviembre, 2020En los últimos tres meses, Bielorrusia se ha destacado por las protestas originadas después que el ex presidente del país, Alexandre Lukashenko, se auto otorgara el 80% de los votos en unas elecciones que resultaron muy cuestionadas. Tras ese fraude electoral siguieron brutales ataques de la policía contra las manifestaciones pacíficas que reclamaban el fraude electoral.
Bielorrusia tiene fama por las sistemáticas violaciones a la libertad sindical y a los derechos fundamentales de los trabajadores/as, entre las que se cuentan la introducción de contratos obligatorios de duración determinada con el objetivo de intimidar a los trabajadores/as, la negación de las libertades básicas y la supresión de sindicatos e instituciones de la sociedad civil independientes y libres.
Durante 26 años, el régimen de Lukashenko gobernó Bielorrusia prácticamente sin oposición. A pesar de la falta de reformas económicas y políticas y de modernización del país, Rusia apoyó a su vecino, otorgándole tarifas preferenciales para el petróleo y el gas, favoreciendo de este modo el acceso al mercado ruso y estabilidad al régimen de Bielorrusia en el poder.
Los trabajadores/as y los sindicatos nunca han dejado de luchar por sus derechos, incluso en momentos en que se restringen las posibilidades de realizar protestas. La primera vez que intervino la policía antidisturbios en la Bielorrusia independiente fue en 1995, durante la huelga de los conductores del metro. Para frenar la resistencia de los trabajadores/as, Lukashenko limitó la posibilidad de recibir ayuda financiera solidaria del extranjero, y en 1999 introdujo contratos de duración determinada, normalmente de un año.
Ante la represión masiva de los derechos de los trabajadores/as, en el año 2000, los sindicatos democráticos, entre los que se incluían los afiliados de IndustriALL, presentaron una denuncia ante la Organización Internacional del Trabajo en la que describen las continuas violaciones de los derechos de los trabajadores/as que se llevaban a cabo en Bielorrusia. Desde entonces, Bielorrusia ha sido objeto de un proceso de escrutinio constante en las reuniones de la OIT.
A pesar de contar con una membresía limitada debido a la constante represión por parte de las autoridades y de la administración empresarial, los sindicatos independientes gozan de mucha popularidad entre los trabajadores/as, mostrando interés y entusiasmo en defensa de la democracia, y jugando un papel destacado en las manifestaciones.
Recientemente, tratando de parar las manifestaciones, el régimen de Lukashenko ha exigido que los trabajadores/as creen sindicatos locales obligatorios en todas las empresas privadas, amenazando con cerrar las empresas si se niegan a cumplir con esta obligación. Al mismo tiempo, el régimen dio a conocer su intención de negar a los trabajadores/as beneficios que se originen en los convenios colectivos si no se cumple con esta exigencia de crear sindicatos locales.
Sin embargo, los sindicatos independientes en Bielorrusia siguen realizando campañas de sindicalización. A pesar de las dificultades de la pandemia y la falta de recursos humanos y financieros, logran que aumente cada vez más el número sus afiliados. Se crean nuevos sindicatos locales, haciendo oír sus opiniones y reivindicaciones.
Algunos trabajadores/as se comunican directamente con los sindicatos democráticos existentes, mientras otros utilizan la plataforma en línea llamada “Sindicato el línea” (ПРОФСОЮЗ ОНЛАЙН) diseñada por el Congreso de Sindicatos Democráticos de Bielorrusia (BKDP), al cual están afiliados los tres sindicatos SPM, BITU y REP, también afiliados a IndustriALL.
Tras muchos años de represión política y económica, los nuevos miembros carecen de conocimientos básicos acerca de los sindicatos independientes libres de la influencia del gobierno y de los empleadores. Los sindicatos independientes tienen la responsabilidad de movilizar, organizar y educar a sus miembros, y necesitan contar con la solidaridad y el apoyo internacionales.
Sin embargo, esta tarea no es fácil, ya que todo el aparato de represión está dirigido contra los trabajadores/as y sus activistas; muchos de ellos han sido despedidos, encarcelados o acosados.
En agosto, el ex presidente del Sindicato Independiente de Bielorrusia (BITU) Mikalaj Zimin, fue encarcelado junto con otros activistas. Zimin fue condenado a 25 días de detención por haber asistido a protestas pacíficas en la ciudad de Soligorsk. Su colega Maxim Sereda fue condenado a doce días de cárcel, mientras que Jan Roman, periodista y activista del Sindicato Libre de Trabajadores Metalúrgicos (SPM), fue brutalmente golpeado, detenido en la comisaría y multado, simplemente por indagar sobre la suerte de sus colegas.
Los miembros del comité de huelga y dirigentes y activistas del BITU Sergei Cherkasov, Pavel Puchenya, Yuri Korzun y Anatoly Bokun, han sido arbitrariamente detenidos varias veces. Fueron víctimas nuevamente de diversas formas de castigo mientras se hallaban en la cárcel y, tras 55 días bajo custodia policial, finalmente fueron puestos en libertad gracias a la campaña internacional de solidaridad realizada en su favor.
Lizaveta Merliak, secretaria internacional del BITU, fue detenida frente a su casa por una manifestación de protesta que se había realizado en la ciudad de Grodno. Gracias a la presión nacional e internacional, fue puesta en libertad, pero fue multada por participar en concentraciones masivas ilegales.
Los casos más recientes fueron la detención de la presidenta interina del Sindicato de Trabajadores de la Industria Electrónica y de Radiocomunicaciones (REP) de Bielorrusia, Zinaida Mikhnyuk, del activista regional del REP Alexander Zakharuk y de la coordinadora de la red juvenil Daria Polyakova. Los tres fueron detenidos el 25 de octubre, durante una protesta pacífica en Brest.
A fines de octubre, sin explicación alguna y en violación de la legislación nacional, fueron despedidos 26 miembros del SPM en la planta electrotécnica de Minsk, entre ellos el presidente del sindicato local V. Chichmarev, sus suplentes M. Marynich y D. Krivonos y otros miembros elegidos del consejo sindical local.
IndustriALL Global Union, junto con industriAll European Trade Union, ha manifestado su indignación, enfado y protesta por la violencia desproporcionada, persecución y las detenciones dirigidas a las protestas pacíficas contra los resultados de las elecciones presidenciales del 9 de agosto. Juntos, han pedido a Josep Borrell, Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Comisión Europea, que solicite a los países de la Unión Europea utilizar todos los medios posibles para poner fin a la intimidación de los dirigentes sindicales independientes.
En varias ocasiones, IndustriALL ha escrito a las autoridades bielorrusas, instándolas a terminar con la intimidación, presión, encarcelamiento y violación de los derechos de los dirigentes sindicales independientes y de los trabajadores/as en huelga; también ha escrito a aquellas empresas multinacionales que tienen relaciones comerciales en Bielorrusia pidiéndoles que actúen con debida diligencia en cuanto a las violaciones de los derechos humanos y laborales.
El movimiento sindical mundial se mantiene unido en su apoyo a la democracia en Bielorrusia. Los bielorrusos han demostrado una increíble capacidad de organización y, frente a la represión, los trabajadores/as continúan luchando por la democracia. Debe continuar la solidaridad internacional, apoyando la lucha que realizan los sindicatos bielorrusos por su país.