4 diciembre, 2012En el nuevo proyecto de Constitución de Egipto se tratará a los trabajadores como delincuentes y se someterá a los sindicatos al estricto control del Gobierno, como en la dictadura de Mubarak.
Las violaciones de las normas internacionales de libertad sindical en el proyecto de nueva Constitución de Egipto se votarán en referéndum el 15 de diciembre.
La Constitución reforzará la nueva legislación sobre sindicatos, firmada ya por el presidente Morsi, que permite un solo sindicato por sector y da al Gobierno plenos poderes para controlar la actividad sindical, y faculta a los tribunales para disolver los sindicatos cuando “no cumplan la ley”.
En virtud de una ley sobre “Protección de la Revolución”, los trabajadores, como cualquier delincuente, podrán ser encarcelados si se declaran en huelga o paran el trabajo. Las disposiciones sobre prohibición de las huelgas incluyen penas de 2 años de prisión y multas. Estos artículos ya existen, y los trabajadores han pedido que se eliminen. En cambio, la Constitución propuesta endurece la ley al conceder a los fiscales el derecho a mantener detenidos a los trabajadores durante 6 meses, incluso sin ser juzgados.
También prohíbe a las personas de más de 60 años ocupar cargos en órganos ejecutivos sindicales, y faculta al ministro de Trabajo a seleccionar cuidadosamente a quienes sustituyan a las personas jubiladas en virtud de esa ley. También se han suprimido del proyecto de Constitución disposiciones que servirían para apoyar los derechos de las mujeres.
La Confederación Sindical Internacional (CSI) ha escrito al presidente Mohamed Morsi (http://www.ituc-csi.org/egypt-mubarak-mark-ii.html ) para pedirle que garantice que tanto las leyes como la Constitución de Egipto respeten plenamente los derechos humanos internacionales, y en particular a los derechos fundamentales de los trabajadores.
Sharan Burrow, secretaria general de la CSI, dijo: “El movimiento sindical internacional tenía grandes esperanzas sobre un nuevo Egipto después de la revolución, y estaba entusiasmada por que nuestros hermanos y hermanas pudieran al menos tener la posibilidad de crear un movimiento sindical vibrante y democrático. No hay duda de que la Constitución propuesta y la nueva ley sobre sindicatos suponen un serio revés para la realización de este objetivo.”