22 abril, 2024Los sindicatos condenan a las gigantes del transporte marítimo que dan sustento al régimen, incluida Maersk, que se jacta de ejercer una “diligencia debida reforzada en materia de derechos humanos”.
Según los sindicalistas de Myanmar y las federaciones sindicales internacionales IndustriALL Global Union y la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF), las gigantes del transporte marítimo mundial están anteponiendo sus intereses comerciales a los derechos humanos al seguir realizando envíos desde Myanmar,
Maersk, Mediterranean Shipping Company S.A (MSC) y CMA CGM, empresas que facturan decenas de miles de millones de dólares al año, están siendo un instrumento clave para la supervivencia de la junta militar gobernante en Myanmar.
“La junta militar de Myanmar sobrevive gracias al comercio internacional, que sostiene con abusos de los derechos de los trabajadores y los derechos humanos, así como de bombardeos contra su propio pueblo”,
expresó Maung Maung, secretario general de la Confederación de Sindicatos de Myanmar (CTUM), afiliada a la Confederación Sindical Internacional.
En su mensaje a estas navieras, Maung Maung afirmó:
“Todos los contenedores que transportan sus buques pertenecen a compinches de los militares, ya que son los únicos que pueden trabajar en Myanmar al día de hoy. Todo el combustible que cargan en Myanmar se lo compran a personas incluidas en las listas de sanciones británicas o estadounidenses.
Ustedes y sus buques no solo están apoyando a una junta militar sancionada por el Reino Unido y Estados Unidos, sino que pronto serán identificados como infractores de estas sanciones y se enfrentarán a medidas coercitivas de parte de la Oficina de Sanciones del Reino Unido o del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos”.
El comercio internacional es crucial para la supervivencia de la junta militar gobernante en Myanmar, ya que le permite recibir las divisas que necesita para comprar armas, municiones y combustible. Además, a medida que pierde el acceso a las fronteras terrestres, el comercio marítimo se está volviendo cada vez más vital.
En la reunión general anual (AGM) de Maersk, celebrada en marzo en Copenhague, la ITF entregó un comunicado a los accionistas y ejecutivos de la empresa para pedirles que no colaboren con el régimen militar. Días más tarde, el Consejo Europeo aprobó la tan esperada norma de la Unión Europea sobre diligencia debida y derechos humanos, la Directiva de Diligencia Debida en Materia de Sostenibilidad Empresarial (CSDDD).
Maersk dirige el mayor tráfico de contenedores vinculado a Myanmar, e incluso lo amplió en 2021 tras el golpe militar, mientras otras empresas consideraban irse del país, con el lanzamiento de tres nuevos buques portacontenedores. En 2016, MSC instaló una oficina en Rangún que actualmente cuenta con 15 empleados que trabajan para “atender a los clientes locales”. Del mismo modo, en 2014 se creó CMA CGM (Myanmar) Ltd con una oficina en Rangún, que opera “un servicio de enlace semanal” con carga de exportación/importación que pasa por Malasia.
Las principales exportaciones de Myanmar incluyen prendas de vestir, piedras preciosas, madera y otros productos básicos. Los sindicatos birmanos piden que se desinvierta del país para privar al régimen de los recursos que necesita para continuar con su opresión.
La investigación de la ITF muestra que, este año, Maersk ha realizado envíos procedentes de Myanmar para H&M, Adidas y LL Bean. Asimismo, revela que varios buques de MSC y CMA-CGM han entrado y salido de puertos de Myanmar en 2024, incluidos Rangún y Thilawa.
El secretario general de la Federación Independiente de Marinos de Myanmar (IFOMS), Aung Kyaw Lin, actualmente exiliado en Estados Unidos, declaró:
“Estas navieras no deberían obtener enormes ganancias a costa de la miseria de nuestro pueblo, nuestra revolución contra la junta no es una oportunidad comercial.
Necesitamos sacar a estos matones del poder y necesitamos democracia”.
Durante su AGM en marzo, Maersk afirmó que está “siguiendo muy de cerca la situación en el país”, que “el comercio mundial puede ser un poderoso facilitador del desarrollo cuando se lleva a cabo de manera sostenible y responsable” y que ha “ejercido una diligencia debida reforzada en materia de derechos humanos para evaluar los riesgos para los derechos humanos y la manera en que los sistemas de gestión de Maersk previenen o mitigan dichos riesgos”.
Atle Høie, secretario general de IndustriALL, expresó:
“La llamada ‘diligencia debida reforzada en materia de derechos humanos’ es una expresión comúnmente utilizada por las empresas que optan por ignorar las conclusiones de la OIT sobre las violaciones de la libertad sindical y el trabajo forzoso, así como de la conclusión de la Iniciativa de Comercio Ético, que manifestó que la diligencia debida no es posible en Myanmar. La junta militar ha declarado ilegales a la mayoría de los sindicatos, matado a decenas de activistas sindicales y arrestado a muchos otros.
Maersk ha llevado a cabo su propia evaluación de riesgos, que no ha hecho pública, en la que afirma que no existe ningún riesgo para sus marinos, oficinistas y trabajadores de almacén. No obstante, la responsabilidad de Maersk no se limita a esto: al mantener un vínculo comercial vital, Maersk le ofrece un salvavidas al régimen”.
La postura de Maersk contradice las iniciativas de la UE con respecto a la cadena de suministro, incluida la CSDDD, norma que se aprobará próximamente, y su reciente regulación sobre trabajo forzoso. La Organización Internacional del Trabajo constató violaciones de su convenio sobre el trabajo forzoso, al tiempo que los sindicatos han denunciado casos de trabajo forzoso en distintas fábricas, lo que sugiere que Maersk y otras navieras podrían estar importando productos fabricados mediante trabajo forzoso.
El secretario general de la ITF, Stephen Cotton, afirmó:
“Está muy claro que la junta militar que gobierna Myanmar depende del comercio exterior para sobrevivir, para seguir cometiendo los abusos que sufren a diario los sindicalistas y el pueblo de Myanmar.
Es decepcionante que estas navieras sigan comerciando con Myanmar, y sorprende que Maersk, en particular, afirme que de alguna manera puede continuar operando allí de forma responsable.
Agradeceríamos la oportunidad de ayudar a las empresas a reconsiderar el comercio con la junta militar de Myanmar, a estar en el lado correcto de la historia y a mantener su imagen como empresas responsables y socialmente conscientes”.