12 junio, 2014Un nuevo informe de la Campaña Ropa Limpia es otra evidencia de que la cadena de suministro de la industria de prendas de vestir es insostenible e injusta, en todas partes del mundo.
En el informe, titulado ‘Stitched Up’, que se publicó el 11 de junio, se da a conocer una encuesta aplicada a trabajadores y trabajadoras de la confección de Turquía y Europa Oriental que producen prendas de vestir para marcas como Hugo Boss, Adidas, Zara y H&M en 10 países diferentes.
En ese documento se ha podido comprobar que los trabajadores de la confección de las regiones mencionadas se hallan sujetos a salarios miserables, malas condiciones laborales y largas jornadas de trabajo, lo que resulta idéntico al panorama de experiencia de los trabajadores de otras partes del mundo.
Unos tres millones de personas laboran en el sector de la confección en Turquía, Georgia, Bulgaria, Rumania, Macedonia, Moldavia, Ucrania, Bosnia y Herzegovina, Croacia y Eslovaquia.
Jenny Holdcroft, Directora de Políticas de IndustriALL Global Union, que representa a los sindicatos de la confección en los países encuestados, dijo al respecto:
“No es sorpresa saber que los trabajadores y trabajadoras de Turquía y Europa Oriental se hallen sometidos a bajos salarios y malas condiciones laborales, semejantes a los de países como Bangladesh o Camboya. El modelo de compra del sector de la confección se basa en el pago de los salarios más bajos posibles y por lo tanto está fundamentalmente viciado. La etiqueta “Hecho en Europa” no es garantía de mejores derechos o salarios de los trabajadores de la confección.”
La encuesta demostró que existe una diferencia considerable entre el salario mínimo legal y el salario mínimo vital estimado en todos los países. El informe señala:
“El empleo con un salario tan terriblemente bajo crea pobreza en lugar de combatirla.”
Una costurera en Bielorrusia habla de trabajar por 0,45 euros la hora, bordando blusas para Zara según un contrato que a la vez había sido subcontratado por una agencia griega. En algunos casos, los trabajadores dijeron que debían cultivar sus propios vegetales y tener otro trabajo para poder sobrevivir. Otros se quejaron que se habían dañado la visión después de coser durante largos días sin descansar.
El informe también encontró que los trabajadores de la confección, la mayoría de los cuales son mujeres, sufren de acoso sexual, discriminación en remuneración y trato, y representación sindical limitada.
Un sindicalista de Croacia declaró que "los sindicatos no tienen la oportunidad de negociar en favor de salarios más altos, ya que tienen que luchar constantemente contra prácticas ilegales como horas extraordinarias no remuneradas a largo plazo, prestaciones sociales no pagadas o falta de pago de salarios a largo plazo."
Por otro lado, Holdcroft señaló:
"La información recogida en este informe es un reflejo de las prácticas endémicas en toda la industria mundial de la confección. Los salarios se comprimen debido a las políticas de adquisición que aplican las marcas, y, además, debido a la falta de negociación colectiva se llega a depender del salario mínimo legal, que es en muchos casos un salario miserable".
Leer el informe.