10 octubre, 2022Las federaciones sindicales internacionales, que representan a 200 millones de trabajadores en todo el mundo, exigen la liberación inmediata de todos los presos políticos en Myanmar, en particular de los más de 60 sindicalistas encarcelados injustamente por la junta militar desde el golpe de Estado de 2021. Exigimos la desestimación inmediata de todos los cargos falsos presentados contra los activistas democráticos recluidos, garantías sólidas del respeto de su salud y seguridad dentro de las prisiones, y su retorno rápido y seguro a sus seres queridos.
Su encarcelamiento es una parodia de la justicia y una burla a la democracia. Los derechos sindicales están reconocidos y garantizados a nivel mundial por la Declaración Universal de Derechos Humanos y los Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). No se puede permitir que el encarcelamiento de los trabajadores y sindicalistas por el ejercicio de estos derechos en defensa de la democracia pase desapercibido. Los derechos humanos y sindicales no son sugerencias: son derechos universales e inalienables que deben aplicarse a todos los trabajadores, sin discriminación ni riesgo de represión.
Los derechos sindicales solo pueden prosperar en un entorno democrático. Solo pueden crecer y florecer al calor de Gobiernos comprometidos con los procesos democráticos y el Estado de derecho. Por tanto, las federaciones sindicales internacionales reafirman su llamamiento a la Asamblea General de las Naciones Unidas para que reconozca los poderes del Gobierno de Unidad Nacional (NUG, por sus siglas en inglés) de Myanmar como el único y verdadero Gobierno democrático de este país. Al reconocer al NUG, se podrá proteger los derechos humanos y sindicales de los trabajadores birmanos y, de una vez por todas, poner fin a la brutal dictadura de la junta militar y a la falsa representación del país ante la comunidad internacional.
Las federaciones sindicales internacionales también condenan, en los términos más enérgicos posibles, los abusos generalizados contra los derechos humanos, la tortura y los asesinatos de los activistas democráticos en Myanmar, tanto dentro como fuera de las prisiones. Instamos encarecidamente a las Naciones Unidas y a todas las instituciones internacionales de derechos humanos pertinentes a que adopten medidas enérgicas sobre esta cuestión y lleven ante la justicia a todos los responsables de estas atrocidades.
Los sindicatos no deben descansar hasta que todos los sindicalistas, en todo el mundo, estén libres de la represión y del abuso de sus derechos fundamentales. La democracia es un derecho de todos los trabajadores. Cuando y donde quiera que haya tiranía, los sindicatos responderán con unidad y solidaridad.