Las víctimas del terremoto necesitan una fuerte demostración de solidaridad

El 6 de febrero, más de 50.000 personas en Turquía y Siria perdieron la vida como consecuencia de dos terremotos devastadores de magnitud 7,7 y 7,6 en la escala de Richter. 13,4 millones de personas, el 15,7 % de la población de Turquía, viven en las diez ciudades afectadas por el terremoto: Kahramanmaraş, Gaziantep, Şanlıurfa, Diyarbakır, Adana, Adıyaman, Osmaniye, Hatay, Kilis, Malatya y Elazığ.

Esta región genera el 9,3 % del producto interno bruto (PIB) de Turquía y comprende alrededor del 11 % de las empresas y los contribuyentes en el país, al tiempo que representa el 8,5 % de las exportaciones totales. Solo el 11,7 % de empleados en la región están comprendidos en el régimen de seguridad social.

En sus primeras estimaciones, el Banco Mundial indicó que el terremoto causó daños directos de hasta 34.200 millones de dólares, lo que equivale al 4 % del PIB de Turquía en 2021. Según diferentes estimaciones, la reconstrucción de ciudades y casas puede costar el doble o el triple de esta cifra.

La misión conjunta, que se desarrolló del 21 al 24 de febrero, visitó siete de las provincias afectadas en un recorrido de 1.500 kilómetros en coche desde Adana hasta Malatya, y los representantes observaron con gran tristeza el enorme destrozo en la mayoría de las ciudades, que se han convertido en pilas de escombros.

Se sorprendieron ante el colapso completo de la antigua ciudad de Antakya, cerca de la frontera con Siria. Los 114 segundos del primer terremoto fueron mucho más destructivos que la guerra por la ciudad al otro lado de la frontera en Siria, que ahora ha perdido todo su patrimonio histórico.

La solidaridad comunitaria, de otras partes del país y de todo el mundo, se ha puesto de manifiesto en las operaciones de rescate, la ayuda humanitaria con alimentos y ropa y refugio que han llegado a la región. Hay bancos de alimentos con comidas calientes gratuitas, y se siguen instalando tiendas de campaña y contenedores para alojar a los damnificados en las duras condiciones invernales. Sin embargo, se necesitan aún más tiendas de campaña para que puedan sobrevivir.

La misión visitó doce lugares de trabajo sindicalizados y se reunió con trabajadores y representantes sindicales locales. La región desempeña un papel importante en la industria manufacturera, en particular en los sectores de la confección textil, el acero, la ingeniería, el petróleo y el gas, y la minería. Algunos lugares de trabajo ya han comenzado a funcionar sin capacidad plena.

Los sindicatos afiliados, como Petrol-İş, Teksif, Tes-İş, Öziplik-İş, Özçelik-İş, han informado de pérdidas directas de miembros. La mayoría de los trabajadores sobrevivientes han perdido familiares directos, parientes y amigos cercanos. Miembros sindicales han relatado que sus casas han colapsado o sufrido daños graves. Los lugares de trabajo ofrecen alojamiento temporal, mientras que algunos trabajadores se han trasladado a otras ciudades. Los informes indican que 2 millones de personas han solicitado ayuda al Gobierno para salir de la región.

Los sindicatos turcos se han movilizado para ayudar a los miembros y las comunidades. Los miembros han formado sus propios equipos de rescate, o se han unido a otros, para salvar vidas. Miles de mineros de otras regiones viajaron a la zona afectada y desempeñaron un papel importante en las operaciones de rescate. Todo el país ha reconocido los esfuerzos extraordinarios de estos trabajadores.

A partir del 8 de febrero, se ha declarado el estado de emergencia por 90 días para la región afectada. Durante ese período, los empleadores no podrán despedir trabajadores ni cancelar contratos de servicios.

Luc Triangle, secretario general de industriAll European Trade Union, señaló:

“Después de todo lo que vi durante la misión, se ha convertido en el momento más trágico de mi vida.

Es responsabilidad de todos encontrar los cuerpos de los que aún están atrapados bajo los escombros. Las ciudades y las casas se pueden reconstruir, pero desafortunadamente, no podemos recuperar a aquellos que hemos perdido. Es hora de mostrar una fuerte solidaridad con nuestros afiliados por sus miembros afectados en la región”.

Kemal Özkan, secretario general adjunto de IndustriALL Global Union, expresó:

“Lo que presenciamos durante nuestra misión es inolvidable y traumatizante. La realidad es mucho peor que lo que hemos visto en cualquier pantalla.

Es hora de que nuestras familias europeas y a nivel mundial muestren solidaridad con nuestros compañeros y compañeras en las zonas afectadas. Tenemos que acompañarlos durante estos momentos tan difíciles”.

Los sindicatos que deseen enviar ayuda económica pueden contribuir al fondo de solidaridad: