30 junio, 2016El 23 de junio de 2016, la población del Reino Unido votó por escasa minoría la salida de la Unión Europea, el denominado “Brexit”. Mientras los sindicatos luchan por defender los derechos de los trabajadores, los líderes mundiales, particularmente en Europa, tienen que escuchar el mensaje de que el sistema no funciona.
La campaña para salir de la UE fue deplorable por su falta de honradez, el racismo casual y la arrogancia nacionalista, alcanzando su punto más bajo cuando fue asesinada la diputada laborista Jo Cox, internacionalista y humanitaria.
La crisis económica ha conducido a la austeridad y al empeoramiento de las condiciones para la clase trabajadora en Gran Bretaña y en otros muchos países. Los inmigrantes y la UE fueron un fácil chivo expiatorio del fracaso de la globalización corporativa de proporcionar dignidad y seguridad.
Y la misma dinámica funciona en todo el mundo, distrayendo el populismo barato y peligroso a la gente respecto a las verdaderas causas de la crisis.
Esta votación es un terremoto político y una importante ruptura del consenso de la globalización. Es una consecuencia política de la crisis financiera de 2008, y debe servir de llamada de atención a los líderes políticos mundiales y europeos. La gente se siente alienada y desamparada por un sistema que antepone los intereses de las empresas.
Obviamente, salir de la UE no resuelve los problemas que afronta el Reino Unido, y la extrema derecha será la responsable de la mayor parte de la fractura. La especulación financiera ha causado el hundimiento de la libra, y la economía real está amenazada. Además, ya se ha producido un inquietante aumento de los ataques racistas en el Reino Unido.
Si bien se desconocen con certeza las consecuencias de la votación, se ha creado un vacío político que debe ser ocupado por las voces progresistas. Hay oportunidades para colmar esa brecha y exigir una alternativa.
Los sindicatos están liderando el llamamiento al cambio, para mostrar que otra Europa, y otro mundo, son posibles. Los sindicatos en el Reino Unido y en toda Europa se han comprometido a luchar por los derechos de los trabajadores, cualquiera que sea el resultado.
“Cooperaremos con nuestros sindicatos industriales británicos para asegurar el futuro de la industria inglesa y de sus millones de trabajadores y sus familias, de manera que los trabajadores no paguen el precio del Brexit”, dijo Luc Triangle, secretario general de la IndustriALL Europe.
El secretario general de la CES, Luca Visentini, dijo:
“La Unión Europea tiene que empezar a beneficiar de nuevo a los trabajadores, crear una sociedad más justa y más igualitaria, invertir en empleos de calidad, en buenos servicios públicos y en oportunidades reales para los jóvenes.
Jyrki Raina, secretario general de la IndustriALL, dijo:
“La gente necesita la esperanza de una vida mejor; de lo contrario, correremos el riesgo de la exclusión y de la radicalización, como hemos visto en los suburbios de Paris, Bruselas y otras partes. La gente necesita sentir que la sociedad se ocupa de ella y que es justa. Por eso es tan importante reducir la desigualdad, asegurando que las personas y las empresas ricas paguen la parte que en justicia les corresponde de los impuestos, y que todos reciban un salario digno.
“Un mundo y una Europa más sociales y humanos tiene también sentido económico. Europa dispone de potencial para crear buenos empleos y bienestar para sus ciudadanos, incluidos los inmigrantes, pero debe cambiar. De otro modo, seguirá siendo una cabeza de turco para los populistas, y se desmoronará poco a poco.”