25 noviembre, 2020Exacerbada por los confinamientos y la presión económica, la violencia doméstica ha aumentado durante la pandemia. El nuevo Convenio 190 de la OIT es un instrumento clave, que hace hincapié en que “los gobiernos, las organizaciones de empleadores y de trabajadores y las instituciones del mercado laboral pueden ayudar, como parte de otras medidas, a reconocer los impactos de la violencia doméstica, y a reaccionar ante estos y hacerles frente”.
La inclusión de disposiciones con respecto a la violencia doméstica en el C190 de la OIT y la Recomendación n.° 206 (R206) refleja un cambio fundamental: pasó de considerarse un asunto privado a reconocerse que tiene consecuencias para los trabajadores, las empresas y la sociedad en general.
La violencia doméstica puede extenderse hacia el mundo del trabajo; los victimarios pueden seguir a las víctimas a sus lugares de trabajo o utilizar la computadora, los correos electrónicos o teléfonos profesionales de sus víctimas para acosarlas y controlarlas. El estrés y el trauma producido por la violencia doméstica impacta en el trabajo de la víctima.
Pero los lugares de trabajo pueden ser espacios seguros donde las víctimas puedan buscar ayuda y protección, y proteger su independencia financiera.
La OIT declara:
Los empleadores y los compañeros de trabajo pueden salvar vidas proporcionando un lugar de seguridad y solidaridad, sirviendo como nexo con los servicios comunitarios y también identificando casos de violencia.
La R206 de la OIT llama a la sensibilización sobre los efectos de la violencia doméstica; la provisión de licencia, arreglos laborales flexibles, protección contra el despido para las víctimas/sobrevivientes de la violencia doméstica; y la inclusión de la violencia doméstica en las evaluaciones de riesgo del lugar de trabajo y las políticas de seguridad y salud ocupacional.
“Los sindicatos tienen un papel importante. Sus miembros pueden ser tanto víctimas de violencia doméstica como victimarios. Los sindicatos pueden exigir que los empleadores proporcionen lugares de trabajo seguros para las víctimas, así como solidarizarse con sus miembros que sufren violencia doméstica adoptando una posición firme contra la desigualdad de género y educando a sus miembros sobre la necesidad de acción sindical contra la violencia doméstica”,
señaló Jenny Holdcroft, secretaria general adjunta de IndustriALL.
El sindicato NUM, de Sudáfrica, lanzó una campaña en 2018 condenando todas las formas de violencia contra las mujeres. Las campañas de sensibilización crean un entorno propicio que alienta a las víctimas a hablar y a los espectadores a actuar.
En Canadá, el USW lanzó el programa: Sea más que un espectador - Rompa el silencio sobre la violencia contra las mujeres, que involucra a sus miembros masculinos para que alcen la voz contra el abuso y la violencia e intercedan en caso de ser testigos.
Varios afiliados de IndustriALL han logrado disposiciones legales sobre licencias remuneradas. En Filipinas y Nueva Zelanda, la ley prevé diez días de licencia remunerada para las víctimas/sobrevivientes de violencia doméstica, en Australia son cinco días de licencia sin goce de sueldo. En Canadá, los trabajadores de los lugares de trabajo regulados por el gobierno federal pueden tener cinco días de licencia por violencia doméstica pagada y todas las provincias tienen una ley que otorga licencia (remunerada y no remunerada).
Los afiliados de IndustriALL han estado informando a sus miembros sobre el apoyo disponible en materia de violencia doméstica. Durante la crisis de la COVID-19, los sindicatos uruguayos han estado compartiendo un número de línea telefónica directa en las redes sociales.
Los sindicatos han elaborado directrices y procedimientos sobre cómo identificar a las víctimas/sobrevivientes de violencia doméstica y apoyarlas de manera eficaz. El TUC, en el Reino Unido, ha elaborado una guía para los delegados sindicales sobre cómo interactuar con las víctimas/sobrevivientes de violencia doméstica durante la COVID-19.
Algunos sindicatos han estado capacitando a sus propios puntos de contacto para apoyar a las víctimas/sobrevivientes. En Canadá, el programa de defensa de las mujeres de UNIFOR brinda capacitación a representantes del lugar de trabajo que asisten a las mujeres en torno al acoso en el lugar de trabajo, la violencia doméstica y el abuso.
Los afiliados de IndustriALL han reunido guías para negociadores sobre violencia doméstica; Violencia doméstica y abuso – una guía para los negociadores, de Unite the Union; Guía de negociación sobre cómo abordar la violencia doméstica en los convenios colectivos, de USW, que proporcionan cláusulas modelo para los convenios colectivos.
Las medidas de protección pueden incluir permitir que las víctimas de violencia doméstica adapten sus horarios de trabajo, utilicen seudónimos y tengan horarios de trabajo flexibles, lo que les permite realizar los cambios necesarios para protegerse de los abusadores que aprovechan el conocimiento de sus horarios de trabajo y su ubicación.
La licencia específica para las víctimas/sobrevivientes de violencia doméstica es clave, ya que esto permite a las víctimas/sobrevivientes afrontar cualquier procedimiento legal, así como acceder a apoyo, servicios y recursos. La protección temporal contra el despido para un empleado es fundamental para cualquier trabajador cuyas ausencias o desempeño estén relacionados con la violencia doméstica.
Si su sindicato está tomando medidas contra la violencia doméstica, por favor, ¡háganoslo saber!
La violencia doméstica es la forma más generalizada de violencia de género. Puede entenderse como todos los actos de violencia física, sexual, psicológica o económica que se producen dentro de la familia o unidad doméstica o entre cónyuges o parejas anteriores o actuales, tanto si el victimario comparte o ha compartido la misma residencia con la víctima como si no.
Cualquier persona puede ser víctima o victimario de violencia doméstica. Sin embargo, la gran mayoría de los casos denunciados son cometidos por hombres contra mujeres.
Según la OIT, la violencia doméstica es una expresión de relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres. En el contexto de la COVID-19, en el que una mayor incertidumbre afecta a las personas y a los hogares, las mujeres están experimentando más episodios de violencia a medida que los victimarios sacan sus frustraciones y tratan de reafirmar su control.
Estas percepciones y normas conducen a la aceptación y justificación de la violencia doméstica, y a la culpabilización de las víctimas que supone que las mujeres lo merecen.
No hay justificación para la violencia doméstica. No se debe culpar al comportamiento de la mujer, la responsabilidad total es del victimario.