21 noviembre, 2012De cuando en cuando surge un ejemplo que simboliza la descarada publicidad de la industria de la moda. Uno de esos ejemplos es el caso del comerciante al por menor de San Francisco UNIONMADE.
Resulta que la mayor parte de la ropa de alta costura vendida en UNIONMADE no es fabricada realmente por trabajadores sindicados, según ha revelado gawker.com. “El nombre UNIONMADE es un concepto general y descriptivo de la tienda, y significa que competimos por llevar artículos bien hechos y estéticamente eternos”, explica la compañía en un increíble ejemplo de tergiversación del significado.
Ante minoristas cínicos tan dispuestos a contar historias, ¿qué van a hacer los consumidores socialmente conscientes?
La verdad es que, con el uso generalizado de la subcontratación en la industria de la moda, es imposible ofrecer una garantía creíble de que la ropa y el calzado se fabrican en condiciones decentes. Pero eso no quiere decir que los compradores se encuentren impotentes. Todo lo contrario.
Una opción es buscar una etiqueta “confección sindicada”. Si bien esa etiqueta no dice nada en cuanto a las condiciones de trabajo, indica que se trata de prendas producidas en una factoría sindicada, donde los trabajadores están amparados por un convenio colectivo.
Como consumidores, también podemos dar con otras formas para que se escuche nuestra voz. En realidad, podemos hablar de las vergonzosas condiciones en que se fabrican nuestras prendas de vestir. Y hasta el más renuente de nosotros puede marcar una enorme diferencia. Después de todo, si no tenemos reparo en preguntar si una prenda encogerá al lavarla, por qué no vamos a preguntar si el trabajador que la ha producido tiene derecho a formar un sindicato o recibe un salario digno?
Aunque pueda parecer simplista, imaginemos si todos y cada uno de los compradores empezaran a hacer preguntas escabrosas? ¿Cuánto tardarían entonces los minoristas en empezar a dar respuestas significativas?
Por lo tanto, la próxima vez que compremos ropa o calzado, cerciorémonos de decir al vendedor o la vendedora que queremos comprar artículos limpios, ¡en toda la aceptación de la palabra!