30 junio, 2015Después de tres años de bloqueo por los empleadores del trabajo sobre la aplicación de normas de la OIT, este año se ha llegado en la Conferencia Internacional de Trabajo a una serie de importantes conclusiones sobre México, Bangladesh, Swazilandia y la protección social.
En febrero de 2015, tras un día de acción mundial convocado por la Confederación Sindical Internacional (CSI) y apoyado por la IndustriALL Global Union y otros sindicatos mundiales, el grupo de los empleadores en la Organización Internacional del Trabajo (OIT) aceptó finalmente reconocer el derecho de huelga. Mediante una declaración conjunta del grupo de los trabajadores y del grupo de los empleadores se puso fin igualmente a un bloqueo de tres años para abordar importantes casos de violaciones de los derechos de los trabajadores.
Por lo tanto, la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) de la OIT de este año en Ginebra, a la que han asistido en junio 4.500 delegados gubernamentales, de los empleadores y de los trabajadores, ha sido diferente de la de los tres años anteriores. Tras romperse el estancamiento en febrero, ha sido posible discutir asuntos serios y llegar a conclusiones esenciales.
Me satisfacen especialmente las conclusiones sobre México. El Consejo de Administración y la Comisión de Aplicación de Normas de la OIT han pedido al Gobierno mexicano que haga reformas legislativas para impedir el registro de sindicatos que no pueden demostrar el apoyo de la mayoría de los trabajadores a los que pretender representar, mediante un proceso electoral democrático.
El Gobierno mexicano se apresuró a declarar públicamente que la ley no admite este sistema de contratos de protección sostenido por sindicatos amarillos y empleadores corruptos. Sin embargo, el 90 por ciento de los convenios colectivos se hacen sin consultar a los trabajadores. Ahora, la CSI y la IndustriALL están discutiendo los próximos pasos en nuestra acción conjunta para que haya relaciones obrero-patronales democráticas en México.
En Bangladesh, con el Acuerdo sobre la seguridad contra incendios y de los edificios las fábricas son cada vez más seguras. También hemos logrado recaudar de las marcas mundiales de ropa los necesarios 30 millones $ EE.UU. para pagar las indemnizaciones a las víctimas y a las familias del homicidio industrial del Rana Plaza en abril de 2013. Ahora, la Comisión de la OIT recomienda el envío de una misión tripartita de alto nivel para examinar los problemas legales, los problemas que se plantean en las zonas francas industriales (ZFI), la discriminación antisindical y la violencia y el registro de los sindicatos. La industria de la confección, que emplea a cuatro millones de trabajadores, ha sido prácticamente una zona sin sindicatos. Ahora tenemos que conseguir organizarla.
La Comisión de la OIT reiteró sus críticas a Belarús, donde el Gobierno no ha abordado la mayoría de las recomendaciones anteriores. Los trabajadores no pueden unirse libremente a un sindicato de su elección. En su notable Índice Global de Derechos 2015, la CSI cataloga a Belarús como uno de los diez peores países del mundo para los trabajadores. En el informe se dice que Belarús se caracteriza por la discriminación antisindical, el trabajo forzoso y la represión de las protestas.
En Swazilandia, la Comisión instó al registro del afiliado a la IndustriALL Atuswa y a la liberación de un dirigente sindical encarcelado.
La Comisión sobre la Protección Social concluyó que, si bien se han hecho algunos progresos sobre los sistemas de salarios mínimos, horas de trabajo, salud y seguridad y protección de la maternidad, todavía demasiados trabajadores carecen de una protección social adecuada. Es preciso abordar esas deficiencias a lo largo de las cadenas de suministro mundiales; este será uno de los principales puntos de la Conferencia de la OIT en 2016.
Para la IndustriALL, las normas de la OIT son una piedra angular de los derechos de los trabajadores. La sindicación y la movilización de los trabajadores siguen siendo los mejores instrumentos para ponerlas en práctica.
Jyrki Raina
Secretario General