26 junio, 2013Más de un millón de brasileños han tomado las calles a fin de exigir justicia social para todos en la economía en crecimiento.
La mala calidad del transporte público fue el último problema que desató la oleada de protestas sin precedentes en la mayor economía de América Latina. La airada reacción de la población por el aumento de las tarifas del autobús, el metro y el tren hizo salir a la gente a las calles. Como consecuencia de la agresiva reacción de la policía a esas manifestaciones, la situación explotó la semana pasada, con más de un millón de manifestantes en 100 ciudades, tal sólo el 20 de junio.
Los trabajadores, especialmente los trabajadores jóvenes, de todo Brasil están cansados de ser víctimas de la mala política de movilidad urbana, y ahora exigen que el Gobierno discuta con los proveedores del transporte para hallar soluciones a los problemas. Los manifestantes exigen una educación de calidad, atención de salud de calidad, y transporte de calidad, pero también condiciones de empleo de calidad, salarios justos y menos horas de trabajo.
Brasil es un caso diferente de los levantamientos sociales que se ha producido en otras partes del mundo últimamente. Brasil tiene un gobierno democrático, una economía sana y en crecimiento que genera puestos de trabajo y el aumento de los salarios mínimos y medios. Sin embargo, no se considera que la calidad de vida de los habitantes de las grandes ciudades brasileñas mejore, y esas personas están en contra de las grandes cantidades de dinero público que se gasta en los Juegos Olímpicos y en la Copa Mundial de Fútbol próximos.
La presidenta, Dilma Rousseff, declaró que su gobierno escucha los mensajes, y propuso un plan de emergencia para resolver los principales problemas: la lucha contra la corrupción, la reforma política, la educación, la salud y el transporte público.
Monica Veloso, miembro del Comité Ejecutivo de la IndustriALL y vicepresidenta de la CNTM declaró:
Es maravilloso vivir en una democracia y ejercer el derecho de reunirse y gritar en las calles; esos derechos fueron arduamente conquistados por los brasileños. Pero nuestra revolución tiene que comenzar en casa y en la comunidad, es nuestra responsabilidad.
Valter Sanchez, del Sindicato de Ttrabajadores Metalúrgicos de ABC / CNM-CUT, dijo al USi:
Los manifestantes son jóvenes, y nosotros, como sindicatos, damos la bienvenida a todos los jóvenes que finalmente aprenden a luchar por sus derechos, a luchar por su programa. Nosotros, como sindicatos, decidimos unirnos a las protestas y estamos participando en ellas. Es un movimiento horizontal, sin líderes ni organizaciones sociales que lo organicen.
Todos los sindicatos brasileños han condenado la violencia de la policía, pues centenares de participantes resultaron heridos, especialmente en São Paulo, cuando la policía trataba de evitar la destrucción de instalaciones públicas por provocadores que se habían infiltrado entre los manifestantes. Los sindicatos brasileños fueron protagonistas centrales en la lucha para derrocar el régimen militar en 1964.